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¿Perros y humanos siempre han sido amigos? Estudio revela qué tan antigua es esta relación
Investigación de la U. de Arizona dice que esta amistad puede ser más antigua de lo que se creía.
Estas son las señales que debe tener en cuenta. Foto: iStock
Que el perro es el mejor amigo del hombre es una idea que solemos dar por sentado. En Colombia, por ejemplo, según el Departamento istrativo Nacional de Estadística (Dane), en el 60 por ciento de los hogares conviven con al menos uno de estos animales. Sin embargo, aunque es tan común para nosotros compartir nuestra vida con un compañero canino, para los científicos cuándo comenzó esta vieja amistad es una vieja pregunta.
Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Arizona está un paso más cerca de una respuesta sobre cómo interactuaban los pueblos indígenas de América con los primeros perros y lobos. La investigación, publicada hoy en la revista Science Advances y basada en restos arqueológicos de Alaska, demuestra que las personas y los antepasados de los perros actuales empezaron a entablar relaciones estrechas hace ya 12.000 años, lo que corresponde a unos 2.000 años antes de lo registrado anteriormente en el continente.
“Ahora tenemos pruebas de que los cánidos (familia que abarca animales como los lobos, chacales y coyotes) y las personas mantenían relaciones estrechas antes de lo que sabíamos en América”, afirma François Lanoë, autor principal del estudio y profesor adjunto de investigación de la Facultad de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales y del Comportamiento de la Universidad de Arizona.
Lanoë y sus colegas desenterraron una tibia, o hueso de la parte inferior de la pierna, de un canino adulto en 2018 en un sitio arqueológico de larga data en Alaska llamado Swan Point, a unas 70 millas al sureste de Fairbanks. La datación por radiocarbono mostró que el canino estaba vivo hace unos 12.000 años, cerca del final de la Edad de Hielo.
Los investigadores desenterraron esta mandíbula canina de 8.100 años de antigüedad en 2023. Foto:Cortesía de Zach Smith
Otra excavación realizada por los investigadores en junio de 2023 -de una mandíbula canina de 8.100 años de antigüedad en un yacimiento cercano llamado Hollembaek Hill, al sur de Delta Junction- también muestra indicios de una posible domesticación.
La prueba: pescado
Los análisis químicos de ambos huesos revelaron una importante contribución de las proteínas del salmón, lo que significa que el can había comido pescado con regularidad. Esto no era típico de los cánidos de la zona en aquella época, ya que cazaban animales terrestres casi exclusivamente. ¿La explicación más probable de la presencia del salmón en la dieta del animal?: la dependencia de los humanos.
“Ésta es la prueba irrefutable, porque en realidad no iban tras el salmón en estado salvaje”, afirma Ben Potter, coautor del estudio y arqueólogo de la Universidad de Alaska Fairbanks. Los investigadores confían en que el cánido de Swan Point ayude a establecer las primeras relaciones estrechas conocidas entre humanos y cánidos en América. Pero es demasiado pronto para saber si se trata del primer perro domesticado del continente.
Potter afirma que este estudio es valioso en la medida en que, además de dar pruebas de la relación entre humanos y caninos, plantea la pregunta existencial de qué es un perro ya que los ejemplares de Swan Point y Hollembaek Hill pueden ser demasiado antiguos para estar relacionados genéticamente con otras poblaciones de perros conocidas y más recientes, dijo Lanoë.
Los investigadores desenterraron una mandíbula en un yacimiento llamado Hollembaek Hills. Foto:Cortesía de Joshua Reuther
“Conductualmente, parecen ser como perros, ya que comían salmón proporcionado por la gente”, dijo Lanoë, “pero genéticamente, no están relacionados con nada que conozcamos”. De hecho, el investigador señala que podrían haber sido lobos domesticados en lugar de perros totalmente domesticados.
En compañía de la comunidad
Según Josh Reuther, arqueólogo del Museo del Norte de la Universidad de Alaska, coautor del estudio, éste representa un capítulo más de la larga colaboración con las comunidades tribales del valle Tanana de Alaska, donde los arqueólogos llevan trabajando desde la década de 1930.
Los investigadores presentan periódicamente sus planes al Consejo de la Aldea de Healy Lake, que representa al pueblo indígena mendas cha'ag de la zona, antes de emprender estudios, incluido éste. El consejo también autorizó las pruebas genéticas de los nuevos especímenes del estudio.
François Lanoë, profesor de investigación de la Facultad de Antropología de la U. de Arizona. Foto:Cortesía de Zach Smith
Evelynn Combs, miembro de Healy Lake, creció en el valle del Tanana, explorando excavaciones de niña y asimilando lo que aprendía de los arqueólogos. Conoce a Lanoë, Potter y Reuther desde que era adolescente y ahora es una arqueóloga que trabaja en la oficina de conservación cultural de la tribu. Ella asegura que, aunque es poco, es significativo y “profundo obtener el permiso adecuado y respetar a quienes viven en esa tierra”.
De acuerdo con la arqueóloga, los de Healy Lake han considerado durante mucho tiempo a sus perros como compañeros místicos y en la actualidad, casi todos los habitantes del pueblo están estrechamente unidos a un perro. De hecho, Combs pasó su infancia explorando su pueblo junto a Rosebud, una mezcla de labrador y retriever.
“Me gusta mucho la idea de que, en el registro, por muy antiguo que sea, es una experiencia cultural repetible que tengo esta relación y este nivel de amor con mi perro. Sé que a lo largo de la historia, estas relaciones siempre han estado presentes. Me encanta que podamos mirar el registro y ver que hace miles de años aún teníamos a nuestros compañeros”, señala Combs.