Perseverance ya activó instrumentos para indagar si hubo vida en Marte

Los aplausos reventaron en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la Nasa en Pasadena (California, EE. UU.) a la hora prevista: las 21:55 h (hora peninsular española). No era para menos. Diez años de trabajo, siete meses de viaje interplanetario y “siete minutos de terror” para lograr que el vehículo más grande y sofisticado aterrizara en Marte.

La escena vivida ayer a las 3:45 p. m., hora colombiana, es solo el comienzo de lo que se espera sea la labor del róver Perseverance en el planeta rojo.

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Percy (para sus creadores y amigos) no acababa de descender y a los pocos minutos ya había enviado la primera foto en blanco y negro que mostraba la superficie de ese planeta a plena luz día.

Se ve el cráter Jezero, en dónde amartizó tal y como estaba planeado, superando los siete minutos de terror, llamados así por los ingenieros de la Nasa y que es justo el tiempo que tarda la nave en desacelerar de forma automática desde los 19.500 km/h a los que entra en la atmósfera de Marte hasta los 3 km/h, con los que se posa en su superficie.

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“El cráter Jezero es el terreno marciano más complicado que jamás se haya elegido para un aterrizaje”, dijo Thomas Zurbuchen, responsable de la sección de misiones científicas de la agencia espacial estadounidense.

Santiago Vargas, Ph. D. en Astrofísica y profesor del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Colombia, asegura que “para Perseverance ahora comienza su verdadero trabajo, al igual que para su compañero de aventura, el helicóptero Ingenuity, que si logra volar en la atmósfera de Marte, se llevará el honor de ser el primer vehículo con hélices que lo hace en un lugar fuera de la Tierra”.

El astrofísico asegura que “el róver tendrá la ambiciosa misión de encontrar restos fósiles de posible vida, o al menos moléculas precursoras de la vida, en las rocas y suelo. Una de sus responsabilidades es seleccionar muestras para recoger y guardar como un tesoro en tubos que dejará en un lugar determinado, para que una futura misión vaya a recogerlas, y finalmente puedan ser traídas de regreso a la Tierra y ser analizadas con mucho más detalle”.

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Y es que lo que viene a partir de hoy es lo definitivo. El róver se dedicará a buscar evidencias de vida microbiana antigua en Marte, particularmente en rocas conocidas por su capacidad de preservar restos biológicos durante largos periodos de tiempo, pero también va a explorar un entorno novedoso y tomar muestras.

El róver es del tamaño de un automóvil y pesa 1.025 kilogramos. Mide unos 3 metros de largo, 2,7 metros de ancho y 2,2 metros de alto. Su estructura y la de sus equipos asociados (etapa de navegación, etapa de descenso y escudo térmico) se basan en el diseño de su predecesor, el róver Curiosity, que continúa explorando la superficie de Marte.

“Siete instrumentos que hacen parte del róver Perseverance, un verdadero laboratorio robótico ahora en otro mundo, trabajarán arduamente para recoger información complementaria sobre las condiciones en el cráter Jezero. El cráter en cuestión es un emplazamiento de 50 kilómetros de diámetro escogido por sus condiciones, que evidencian la posible presencia de agua líquida en el pasado remoto de nuestro vecino planetario, hace unos 3.000 millones de años”, dice Vargas.

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Cámaras, micrófonos, brazos, un láser y espectrómetros servirán para cumplir los objetivos de la misión realizando experimentos sin precedentes y probando nuevas tecnologías.

Además, tiene un taladro perforador (coring drill), un retrorreflector láser de fabricación italiana (parecido a los que dejaron los astronautas en la Luna y que ayudará a posicionar el vehículo desde el espacio en el futuro), un depósito para muestras (coaching system) donde se almacenará y sellará en tubos la arena o rocas recogidas en la superficie marciana para traerlas a la Tierra en una próxima misión de la Nasa, así como el pequeño helicóptero Ingenuity.

En lo más inmediato, los responsables de la misión necesitarán unos días para chequear los sistemas y comprobar que todos los instrumentos funcionan correctamente. Luego, Perseverance comenzará a operar para cumplir con sus objetivos.

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Según la Planetary Society, una organización internacional dedicada a promover la exploración y divulgación del espacio, el costo de la Mars 2020 Perseveranceseestimaenunos2.700millones de dólares, incluyendo unos 2.200 para desarrollar la nave, 243 para el lanzamiento y 300 para las operaciones científicas que se llevarán a cabo durante los al menos dos años (un año marciano) de operación del róver.

Santiago Vargas asegura que el logro de la misión Mars 2020, que superó ayer con éxito la fase de descenso a la superficie de Marte, “cierra un mes de febrero histórico para la exploración del planeta rojo, junto con el ingreso a órbita marciana de las misiones Hope, de los Emiratos Árabes Unidos –la primera de un país árabe–, y Tianwen-1, de China, que llegaron la semana pasada”.

Las tres misiones habían partido independientemente a mediados del año pasado desde la Tierra y recorrieron cerca de 500 millones de kilómetros, antes de su encuentro con los desafíos que ahora enfrentan. Misiones anteriores ya han confirmado que Marte no fue el planeta rojo y helado que conocemos hoy, sino un mundo mucho más templado, con abundante agua y donde había ríos, lagos y océanos.

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“Por ahora, bien vale la pena celebrar lo que han conseguido los cientos de investigadores involucrados en esta misión de la Nasa con el exitoso amartizaje del róver Perseverance. Recordemos que hace tan solo un lustro el róver Schiaparelli, desarrollado por la Agencia Espacial Europea, se estrellaba contra la superficie de Marte a una velocidad mucho mayor que la prevista, lo cual demuestra que aún después de casi 60 años de exploración robótica de Marte, posarse sobre el suelo marciano sigue representando una proeza”, puntualiza Vargas.

Dos mujeres han sido las responsables de poner la cuota colombiana en esta misión: Adriana Reyes Newell, científica de investigación en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, y la ingeniera Diana Trujillo, directora de vuelo en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la agencia espacial estadounidense.

Desde el Laboratorio de Los Álamos, Reyes participó en el desarrollo de la SuperCam, “que extraerá información con un láser bastante poderoso para estudiar la composición química de las rocas o tierra o polvo, y los espectrómetros, que darán información más exacta”, le explicó la física a EL TIEMPO. Y Trujillo participó en la retransmisión en español que hizo la agencia Nasa con la idea de llegar a un mayor público hispano. “Todo se logra en equipo, porque juntos perseveramos”, dijo.

REDACCIÓN CIENCIA

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