Para recuperar la energía empleada durante el día, que el cuerpo descanse y el cerebro pueda procesar las actividades y los estímulos que recibe durante una jornada habitual, los perros necesitan dormir entre 10 y 14 horas y los gatos, entre 12 y 16 horas al día.
Estos rangos de tiempo varían de acuerdo con la raza, la actividad física, la temperatura ambiental, las condiciones de salud y la edad (los cachorros de ambas especies necesitan dormir mucho más). Además, los patrones de sueño de ambas también son diferentes: los perros, cuya actividad es más diurna, pueden tomar pequeñas siestas durante el día, pero gran parte de sus horas de sueño las emplean en la noche.
Diferente situación ocurre en los gatos, que, por tener comportamientos de cazador, son más activos en las noches y madrugadas, y recuperan las horas de sueño y la energía durante el día.
Teniendo en cuenta lo anterior, es clave conocer, entender, respetar e inculcar buenos hábitos de sueño en los animales de compañía, así como hacer una observación recurrente, en estos tiempos de confinamiento, con el fin de determinar si existe una regularidad o si, por el contrario, su perro o gato sufre de insomnio como resultado de un problema interno o externo que afecta descanso habitual.
Los síntomas para vigilar
Las señales que nos indican que su amigo peludo no está durmiendo bien son diferentes y variables. Pueden ir desde problemas comportamentales como la pérdida del interés en las actividades diarias por cansancio, cambios en el estado de ánimo (irritabilidad, decaimiento, etc.), inquietud, nerviosismo, hiperactividad y aumento de las vocalizaciones nocturnas (aullidos o maullidos) hasta manifestaciones físicas de enfermedad (alergias, problemas renales, etc.), pues el sistema inmune se desequilibra por alteraciones hormonales y nerviosas.
Causas de insomnio
El primer paso es determinar que, efectivamente, su amigo peludo está sufriendo de insomnio. El segundo, identificar cuál o cuáles son los factores que están llevando a sus mascotas a no descansar. Las causas más frecuentes son:
–Estímulos externos: Muchas veces no se le presta mucha atención al lugar en donde su animal de compañía duerme y este es uno de los factores más importantes. Sonidos, luces u olores fuertes impedirán que perros y gatos descansen como lo necesitan.
–Problemas de salud: si existe alguna enfermedad, el dolor y la incomodidad le impedirán conciliar el sueño en su totalidad.
–Edad: con la llegada de los años, los animales de compañía sufren cambios en los ciclos de sueño: son menos activos durante el día, duermen más, la digestión de los alimentos se hace más lenta, y se levantan más en las noches. Además, en los perros existe una enfermedad similar a la demencia senil humana, conocida como síndrome de disfunción cognitiva, que afecta a los adultos mayores generando alteraciones de los hábitos.
–Ansiedad: cambios drásticos en cualquier elemento del entorno pueden desencadenar episodios de estrés, impidiendo que concilien el sueño fácilmente.
–Alimentación: dietas pobres en nutrientes, exceso de comida o consumo de comida casera en las noches (que dificulta la digestión) hacen que el organismo tenga que hacer un esfuerzo extra para metabolizar los alimentos y que haya problemas de sueño.
–Temperatura: el calor aumenta el metabolismo y disminuye la actividad física; como resultado de ello, perros y gatos dormirán mucho más en días calurosos y serán más activos en las noches, cuando la temperatura descienda. Lugares muy fríos e, incluso, la humedad pueden generar problemas de insomnio.
–Actividad física y aburrimiento: cuando un animal no se ejercita o no recibe los estímulos necesarios, habrá un exceso de energía que genera inquietud o intranquilidad, nerviosismo e hiperactividad.
Los perros necesitan dormir entre 10 y 14 horas y los gatos, entre 12 y 16 horas al día
¿Cómo tratarlo?
Existen diferentes alternativas de tratamiento (desde comportamentales hasta terapias alternativas o farmacológicas). Recuerde nunca medicar por su cuenta a su mascota. El tratamiento debe ser sugerido y supervisado por un médico veterinario experto en comportamiento animal que podrá identificarla causa del insomnio.
REDACCIÓN VIDA