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‘El aprendizaje debe ser un proceso activo’: Stanislas Dehaene

El experto en neuroaprendizaje explica las claves para fortalecer le formación de los niños.

Es importante que todos los maestros estén capacitados en el método fonológico del aprendizaje de la lectura.

Es importante que todos los maestros estén capacitados en el método fonológico del aprendizaje de la lectura. Foto: Jaime Moreno. Archivo EL TIEMPO

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“Cada día cuenta en el aprendizaje de los niños en la primera infancia”. Con esta declaración a manera de máxima, Stanislas Dehaene, uno de los más reconocidos expertos mundiales en neurociencia y su aplicación a la educación, explica que los cinco primeros años de vida son vitales en el desarrollo de todos los procesos cognitivos.
Y sus palabras son de peso. No por nada, este investigador francés ha sido ganador del Brain Prize, considerado el ‘Nobel de neurociencia’ por su trabajo de toda una vida dedicado al estudio de los factores que favorecen un correcto aprendizaje, lo cual lo ha llevado a ser una autoridad en el tema, así como a asesorar diferentes modelos de enseñanza por todo el mundo.
Dehaene, quien se desempeña como director de la Unidad de Neurociencia Cognitiva del Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia, estuvo presente en la Cátedra Europa organizada por la Universidad del Norte, en Barranquilla. Desde allí, señaló que los primeros años de vida son los de mayor plasticidad, y que la lectura es la habilidad que más transforma y favorece los procesos de aprendizaje. Por ello, en diálogo con EL TIEMPO, destacó la importancia de que padres y profesores tengan una participación activa en el desarrollo cognitivo de los más pequeños.

¿Qué pasa en el cerebro de un niño cuando aprende a leer?

Ahora sabemos mucho sobre cómo el cerebro aprende a leer, y es una maravillosa ciencia que va desde estudios muy biológicos de cambios de cerebro hasta los salones de clase, donde podemos aplicar este conocimiento para ayudar a los niños a aprender mejor. Básicamente, encontramos las redes del cerebro que están involucradas en el aprender a leer. En particular, hice algunos experimentos en los que comparamos personas alfabetizadas versus analfabetas y mostraron que hay un área del cerebro que adquiere la capacidad de reconocer letras y de conectar las letras con los sonidos de la lengua. Aprender a leer es, básicamente, traer una nueva interfaz entre la visión y la lengua hablada. Podemos utilizar todos los conocimientos del lenguaje hablado que tenemos, pero ahora accedemos a él desde la modalidad visual.

¿Por qué es tan importante desarrollar estas habilidades en la primera infancia?

Stanislas Dehaene, experto en neuroaprendizaje.

Stanislas Dehaene, experto en neuroaprendizaje. Foto:Universidad del Norte

Examinamos a los niños antes y después de aprender a leer. Y lo primero que es muy claro es que la red cerebral para la lengua hablada está ahí desde el principio. Incluso los niños pequeños ya tienen respuestas de lengua hablada en una red de regiones del cerebro. Pero lo especial con la lectura es que solo en unas semanas o meses se desarrolla la habilidad de reconocer palabras escritas y de conectarlas con la lengua habladas. Con el método de aprendizaje adecuado, los niños pueden aprender a leer en los primeros meses de la educación. Como adultos nos olvidamos de lo extraño que es leer. Nos fijamos en pequeñas marcas en papel. Son pequeñas marcas arbitrarias, y aun así hemos aprendido a encriptarlas.

¿Cuál es el mejor método para enseñarles a leer?

Solo tenemos que enseñar a los niños el código, la clave para descifrar estos jeroglíficos. Y no deberíamos dejar que los niños lo descubran por sí mismos. A algunos métodos de enseñanza, llamados discovery learning, les gusta que cada niño descubra cómo funcionan los códigos ellos mismos, por su cuenta. Eso es estúpido. No tenemos que hacerlo. Debemos enseñarles, de manera explícita, cómo cada letra se mapea a cada sonido, y cómo el sistema funciona, de izquierda a derecha. Cada letra agrega un pequeño sonido a toda la palabra. Así es como obtenemos los mejores resultados. Pero también está lo que llamo los cuatro pilares del aprendizaje.

¿En qué consisten estos pilares?

Escribí un libro llamado Cómo aprendemos, para explicar que en realidad se trata de algoritmos de aprendizaje del cerebro, reglas de aprendizaje, que todos compartimos. Todos los humanos somos similares, todos tenemos la misma capacidad para aprender. Pero hay todo tipo de trucos que ayudan a hacer el aprendizaje más rápido. Y les llamo los cuatro pilares del aprendizaje. El primero es la atención. Si no estás atento en un nivel adecuado, no vas a aprender. De hecho, la información puede ser invisible. Se ve en el experimento del gorila invisible: puede haber un gorila enfrente de ti y ni siquiera lo ves, porque no estás atento a ello. Así que la atención lleva al aprendizaje. Ahora hay muchos problemas de atención con la infancia. Necesitamos ayudarles a estar atentos, profesores que despierten la atención de sus estudiantes. Ese es su papel.

¿Cuál es el segundo pilar?

Lo que yo llamo participación activa. Un organismo que es pasivo no aprende. Y lo que significa eso es que haya curiosidad, la voluntad de aprender, que pondrá al cerebro en un modo en el que genera hipótesis. Y esto está relacionado con el tercer pilar, que es que se necesitan respuestas para elegir de estas hipótesis las que funcionan y las que no funcionan, que haya corrección, un guía que les diga a los niños cuándo están bien y cuándo están equivocados. No son castigos, no es regañarlo por equivocarse. Con eso no es posible aprender; de hecho, elimina el aprendizaje. Crea emociones negativas, agrega estrés, un ambiente que no es propicio.

¿Y el último?

El cuarto pilar es la consolidación. No podemos esperar que el aprendizaje sea perfecto la primera vez. El cerebro necesita repetición para consolidar, para automatizar y hacer las cosas naturales. Y un elemento clave de esto es dormir. Necesitas dejar que el cerebro duerma para consolidar. Esto es algo que no es bien conocido, pero cuando uno duerme, el cerebro no está descansando, está trabajando muy duro, repite lo que pasó en los días anteriores. Se muestra muy bien en el nivel de las neuronas individuales. Las neuronas se mueven exactamente en el mismo orden que lo que pasó antes. Y esto es especialmente importante para los niños. Ellos se benefician aún más del sueño que nosotros, los adultos. Así que, de nuevo, es un mensaje clave para los educadores y los padres: dejen que sus hijos duerman.

¿Aprendemos igual siempre?

Todos estos efectos de atención, participación activa, respuesta y consolidación permanecen, pero el cerebro pierde plasticidad a medida que envejece. El cerebro de los niños es muy plástico. Por plástico, literalmente significa que se mueve. De hecho, estimamos que en los niños pequeños hay unas 3 millones de sinapsis, interacciones neuronales, cada segundo. Eso se desvanece a medida que llega la adolescencia, se nos hace más difícil aprender algo nuevo. En ese momento, por ejemplo, empezamos a tener acento cuando aprendemos un segundo idioma. Por eso, los primeros años de vida son esenciales. Cada día cuenta. Cada día de la escuela, pero también cada día en casa.
MATEO CHACÓN ORDUZ
Invitación de la Universidad del Norte

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