La ola invernal en Colombia ya deja un balance de 3.794 eventos
de emergencia en 32 departamentos. Desde que se declaró la situación
de desastre se han registrado 52 vías afectadas, según cifras del último reporte de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). Uno de los hechos más recientes fue la tragedia que ocurrió este fin de semana en vía a La Calera, donde resultaron tres víctimas fatales y al menos 46 familias damnificadas.
Cabe mencionar que, en el 2021, la temporada de lluvias dejó 2.665 eventos en 31 departamentos, mientras que en el 2020 la cifra fue menor: 1.560 acontecimientos, de acuerdo a datos de la misma entidad.
Para entender este fenómeno invernal que atraviesa el país año tras año, EL TIEMPO habló con el ingeniero y docente Germán Poveda, quien ha enfocado sus profesión en aras de los recursos hidrológicos y el cambio climático. Actualmente, trabaja en la Misión de la Precipitación Global, un programa de investigación de la Nasa que tiene por objeto medir, entender y predecir la lluvia en todo el planeta Tierra. Además, participa del programa ANDEX para estudiar la hidroclimatología de toda la cordillera de los Andes, desde Colombia hasta la Patagonia.
¿Por qué la ola invernal se replica cada año en Colombia?
Con las ciudades y barrios construidos con códigos constructivos muy precarios, o que violan los planes de ordenamiento territorial, se tiene la receta perfecta para el desastre. Por eso hemos tenido tantos deslizamientos, avalanchas e inundaciones en esta época del año. Uno de los problemas graves es la manera en cómo hemos deforestado nuestras cuencas hidrográficas, no solo en la región Andina, sino la Amazonia y la costa Pacífica. Estamos deforestando las cuencas y eso hace que las inundaciones sean más fuertes frecuentes, pero también hace que las sequías se puedan intensificar. Es decir, se hace cada vez más grave la frecuencia y la intensidad de fenómenos.
Según un comunicado de la ONU. En Colombia, entre el 2020 y 2021 se registraron más de 960.000 personas afectadas por estos desastres naturales. Este año vemos la misma situación. ¿Somos más propensos al desastre por la falta de planeación?
Uno no debería hablar de desastres naturales, los que son naturales son las amenazas, es decir, las tormentas intensas, las crecidas de los ríos. Esos son fenómenos que ocurren naturalmente, pero las amenazas son de origen natural. El riesgo está explicado como la combinación entre las amenazas, pero también unidas con el grado de vulnerabilidad y el grado de exposición de la gente. Entonces, cuando se conjugan las 3 cosas: el riesgo, la vulnerabilidad y la exposición, es cuando ocurren los riesgos y ahí sí los desastres que son de origen antropológico.
Colombia es una potencia de recursos hídricos, tenemos dos océanos, tres cordilleras, ríos y quebradas. ¿Esto en algún momento podría convertirse en un punto débil cuando llega el invierno?
Colombia tiene mucha agua y eso es un recurso fantástico. El problema es que a veces es excesiva, llueve mucho y eso cae sobre un territorio deforestado, ciudades con códigos de construcción o sin planificación territorial. Esa es la receta perfecta para los desastres. Ahora solamente con la gestión del riesgo y la planificación territorial es que deben enfrentarse todas esas amenazas (...) El país tiene que entender las consecuencias de los excesos y déficits de agua para poder hacer una gestión eficaz de la misma.
De cara al sistema de gestión del riesgo, ¿qué país, con las mismas condiciones, lo hace bien?
Diría que el sistema de prevención contra huracanes que tiene Cuba es muy eficaz porque son unos sistemas de alerta bien establecidos, sistemas de comunicación a nivel barrial muy claros, planes de evacuación muy estrictos y niveles de comunicación con los con los territorios y los vecinos de los barrios, que funciona bien. Por ejemplo, hay huracanes que pasan en el corredor que existe entre Cuba y Haití. En Haití causa miles o cientos de damnificados y muertos, en Cuba no pasa nada.
En cuanto a la infraestructura. ¿Qué percepción tiene sobre la ingeniería en Colombia?
Sí he visto, por ejemplo, que la formación en ingeniería ha mostrado deficiencias. Como profesión tiene que hacer un alto para replantear su papel frente a la sociedad, la necesidad de seguir dándole rigor a la ingeniería, como ciencia, para resolver problemas y mejorar la calidad de la vida de las personas.
con ese dinero se pueden hacer muchas cosas, pero hay que hacerlas de manera inteligente e integral
De acuerdo a la situación actual, ¿cuál es su posición frente a los $ 2,1 billones destinados para atender la emergencia?
Yo creo que siguen siendo muy limitadas las opciones, con ese dinero se pueden hacer muchas cosas, pero hay que hacerlas de manera inteligente e integral. Si ese dinero es bien invertido, se puede avanzar en la dirección correcta. Aunque para un país tan complejo como Colombia, que tiene climas, ecosistemas y territorios tan diversos, siempre será una cifra muy limitada.
¿Conoce la cifra de cuánto nos cuesta atender estas emergencias cada año? ¿Alguna vez se lo ha preguntado?
No quiero especular, pero es mucho dinero. Eso sí, estoy seguro, como lo hemos venido experimentando los últimos años, que cada año es aún mayor. En el futuro esos costos van a seguir incrementándose porque seguimos experimentando los efectos del cambio climático: van a seguir cayendo tormentas más intensas y frecuentes sobre un territorio con niveles de ocupación en las laderas. Así que es un problema que irá en aumento.
¿Qué tan ciertas son las afirmaciones de que esta es la ola invernal más fuerte de los últimos 40 años?
No me sorprende porque ha sido la conjunción negativa del fenómeno de La Niña, tres años de lluvias en la segunda temporada (del año) y las ondas tropicales del este que están haciendo que en Colombia llueva más de lo normal. Y esto es una tragedia para mucha gente, en particular para las comunidades más desamparadas, pobres y marginadas que son las que están asentadas a los lados de las quebradas o los ríos. No tienen capacidad de adaptación, ni resiliencia una vez que esos fenómenos hidrometrológicos los afectan. Es decir, las avalanchas se les llevan la casa o los derrumbes las carretera. Esas comunidades más pobres son las que tienen menos capacidad de adaptación y posibilidades de recuperarse una vez sucedida la tragedia.
¿Cómo se presenta la relación invierno-pobreza?
La pobreza y el cambio climático se retroalimentan mutuamente. El cambio climático afecta más fuertemente a las personas que tienen menos capacidad de adaptación a esos problemas, o sea, a quienes no tienen posibilidades para irse a otra parte y deben quedarse en su casa, en su rancho. No pueden enfrentar la tragedia de ninguna otra manera, sino con un ‘ojalá no llegue’. Las amenazas naturales impactan fuertemente a la gente que tiene mayor grado de vulnerabilidad.
Finalmente, ¿en 10 o 20 años, municipios del país deben ser reubicados por el desastre?
No me extrañaría que en el futuro municipios y ciudades de Colombia tengan que ser declaradas territorios vedados para la ocupación humana, precisamente para evitar más tragedias como las que hemos vivido últimamente.
KAROL PASTRANA
ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA
EL TIEMPO