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Así intentan salvar dos especies de ranas en peligro de extinción
La destrucción de su hábitat, enfermedades y el tráfico ilegal son sus amenazas directas.
Los anfibios son unos de los grupos de vertebrados más amenazados en Colombia. De las aproximadamente 830 especies que han sido reportadas hasta el momento en el país, al menos 230 de ellas (27,7 %) se encuentran en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Frente a esto se creó la ‘Estrategia de Conservación de Anfibios’, que financia el Zoológico de Zurich y que lideran el Zoológico de Cali y Parques Nacionales Naturales, con la participación de WCS Colombia, una iniciativa que acoge actividades de monitoreo, educación ambiental y conservación en los Parques Nacionales Farallones de Cali, Munchique, Tatamá, Selva de Florencia, Chingaza y en el Santuario de Fauna y Flora Guanentá Alto Río Fonce.
Y como parte de las actividades de esta Estrategia, el Zoológico de Cali y Amphibian Ark lideraron un taller sobre necesidades de conservación de anfibios. Fueron seleccionadas dos especies para hacer investigaciones y contribuir a ponerle un freno a su extinción: se trata de Oophaga lehmanni y Atelopus laetissimus.
Oophaga lehmanni rana Foto:Gustavo González/WCS
Por la vida de una rana endémica
Con Oophaga lehmani, que está En Peligro Crítico de extinción, se busca consolidar un piloto de conservación ex situ (en cautiverio), que lideran Zoológico de Cali, Universidad del Valle y CVC, que consiste en que algunos ejemplares que están a cargo del Zoológico se puedan reproducir en sus instalaciones para luego llevarlos a su hábitat y comenzar una repoblación (suplementación), con tal de recuperar algunas poblaciones que han sido extirpadas por el tráfico.
Esto se complementaría con un estudio que permita tener certeza sobre la genética de los ejemplares que se reproducirán y que se podrían liberar, para evitar, entre otros problemas, cruzamientos entre parientes (endogamia).
La metodología en este caso se definió así porque Oophaga lehmanni, una rana que solo habita en Colombia (endémica para el país), está siendo afectada no solo por la destrucción de su hábitat, sino porque además es intensamente traficada por sus colores vivos, que la hacen muy atractiva para coleccionistas europeos o dueños de acuarios privados.
Por ejemplo, en 2019, durante la incautación de un cargamento ilegal de ranas efectuada en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, en abril, de los 424 ejemplares que querían ser sacados del país ilegalmente, la mitad eran de O. lehmanni.
Parte de esas ranas incautadas servirán ahora para que el Zoológico de Cali realice su reproducción.
Oophaga lehmani está restringida a la cuenca del río Anchicayá, en Valle del Cauca, donde también está el Parque Nacional Farallones de Cali.
Es venenosa y muy territorial, ya que generalmente pelea por defender su territorio. Se destaca mayormente porque exhibe una combinación en todo su cuerpo de tonos rojos, amarillos o naranjas con franjas negras, que completa con sus dedos decorados con puntos blancos.
Hay una característica extraordinaria de esta rana y es que la hembra suele alimentar a sus crías con huevos infértiles que ella misma produce.
“Como el desarrollo de los renacuajos depende de una dieta basada en esos huevos, su reproducción en cautiverio es muy compleja. Esto hace que quienes la trafican ilegalmente o la coleccionan decidan buscarla siempre en campo, por lo tanto el tráfico en este caso nunca se detiene”, explica Gustavo González, investigador de anfibios de WCS Colombia.
Además de la reproducción ex situ, para esta especie se quieren hacer acuerdos de conservación con comunidades que viven en la cuenca del río Anchicayá o en la zona de amortiguación del Parque Nacional Farallones, para que ellas se comprometan a cuidar el hábitat de la rana. Esto incluye una estrategia de educación ambiental.
“Oophaga lehmanni se ha convertido en una especie bandera en los trabajos de educación ambiental que realiza el Parque Nacional Farallones de Cali y por eso puede potenciar la conservación de otras especies amenazadas”, dice González.
Otros esfuerzos de conservación miran a las Atelopus
Otras ranas, del género Atelopus, se han visto afectadas por la declinación de sus poblaciones, causada por enfermedades como el hongo Batrachochytrium dendrobatidis, también conocido como Bd o el hongo quítrido.
Una de ellas es Atelopus laetissimus, con la que se realiza un proyecto liderado por el Parque Explora, de Medellín, que tiene algunos alcances diferentes a los esfuerzos que se hacen con Oophaga lehmanni.
Como la cantidad de individuos silvestres de A. laetissimus está en mejor situación (vive en la Sierra Nevada de Santa Marta) y existen poblaciones estables, se realizan investigaciones in situ (en su hábitat) lideradas por Fundación Atelopus y Global Wildlife Conservation. Esto se justifica, entre otras cosas, porque todavía es imposible determinar cuáles han sido los efectos de estas enfermedades para las especies de este género.
El Parque Explora también trabaja activamente, y paralelamente, en la conservación ex situ (en cautiverio) de esta especie. Se están investigando, por ejemplo, su reproducción o las condiciones ambientales que requiere.
Obtener todos estos datos será clave para reaccionar adecuadamente si en algún momento hay un declive definitivo en sus poblaciones o se quiere intentar una reproducción que posteriormente podría ser la base de una reintroducción en vida silvestre.
La experiencia con A. laetissimus, además, servirá como modelo en caso de que otras especies de Atelopus requieran programas de conservación ex situ. Por lo tanto, cuando se puedan rescatar otras especies del mismo género como Atelopus subornatus o Atelopus lozanoi, entre otros, ya existirán protocolos estandarizados para su supervivencia y reproducción.