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El hidrógeno: una gran esperanza que avanza a paso lento
Aunque hay proyectos en curso, todavía no es una alternativa a la altura de otras energías limpias.
La región de Magallanes y la Antártica chilena podrían llegar a producir el 13 por ciento del hidrógeno verde del mundo. Foto: iStock
El visionario Julio Verne consideró el hidrógeno como el combustible del futuro al afirmar en su novela La isla misteriosa de 1874: “Creo que un día el agua será un carburante y que el hidrógeno y el oxígeno que la componen, utilizados solos o conjuntamente, proporcionarán una fuente inagotable de energía y de luz con una intensidad que el carbón no tiene”.
El día profetizado por Verne parece llegar 150 años después, y hoy gobiernos y empresas de todo el mundo han creado una industria multimillonaria para producir comercialmente el hidrógeno como el combustible del futuro y reemplazar a los fósiles como el petróleo, el gas y el carbón, y ganarle la carrera al cambio climático.
Pero, aunque “el hidrógeno se perfila como el combustible del futuro pues es el elemento más abundante en el universo, que está compuesto en un 75 por ciento por el gas”, persisten muchos interrogantes, ite a EL TIEMPO el científico colomboalemán Jürgen Guerrero Kommritz, de la Universidad de Hamburgo.
Al ser una región con luz solar y vientos la mayor parte del año, y en algunas zonas abundante en agua, América Latina podría convertirse en una potencia de energía limpia, competitiva en energía solar, eólica e hidráulica e, incluso, de hidrógeno. En la foto, una planta solar en el desierto de Atacama, en Chile. Foto:FOTO: GETTY
Dice que sigue el tema del hidrógeno desde hace más de 30 años, pero que los problemas no cambian. Gigantes económicos como Blackrock, una multinacional de inversión estadounidense con sede en Nueva York, “que es dueña de casi todo el planeta, no invierte en esto y los políticos están vendidos y manejados por los consorcios de energías fósiles”.
Además, que aún no está claro “cómo se produce el hidrógeno en la corteza terrestre” y que existen dudas sobre la producción comercial del hidrógeno como combustible debido a los elevados precios, la poca voluntad política para impulsarla y el reducido ánimo demostrado al respecto por la mayoría de las grandes petroleras, entre otras cosas.
Por eso afirma que aunque los descubrimientos de hidrógeno suenan muy bien, “son yacimientos fósiles que se acabarán rápido y, de momento, no hay una forma para cuantificarlos como sucede con el gas, el petróleo y el carbón. Todo eso está en investigación”.
El mayor problema respecto a la producción comercial de hidrógeno, en su opinión, “es que no existe la infraestructura de producción y distribución. Además, todos los consorcios energéticos basados en petróleo, gas y carbón no quieren perder su mercado y hacen todo lo posible para impedir que este tipo de nueva energía se establezca”.
“En los años 1980, el Centro de Estudios Aeroespaciales alemán (DLR) creó un programa para construir una planta de energía solar gigante en el desierto del Sahara y producir hidrógeno que luego sería bombeado por tuberías hacia Europa, para ser utilizado por la industria, pero la iniciativa se modificó y resultó en el proyecto Desertec, que ya no busca exportar hidrógeno sino electricidad desde el desierto del Sahara”, explica.
Economía de hidrógeno
Guerrero sostiene que para que se cree una economía de hidrógeno “solo servirían los hidrógenos renovables que son los verdes, obtenidos de la electrólisis o de la termofusión solar a partir de agua. Sería lo más fácil y barato”.
“El uso del hidrógeno sería en motores que lo quemen directamente para obtener energía mecánica, calor y agua, o utilizando celdas de energía en las que, por reacción química, se obtenga electricidad y agua. La gran ventaja es que se sacaría agua pura del proceso, y por eso sería un bien muy codiciado”, precisa.
Por eso, lo que realmente tiene futuro, en su opinión, “es la producción de hidrógeno mediante energía eólica”. Menciona que Dinamarca “planea construir una isla de hidrógeno en el mar del Norte que produciría hidrógeno a partir del agua y que bombearía, después, a tierra firme por un gasoducto”.
“El uso del hidrógeno solucionaría el problema de la fluctuación de producción de energía por medio del viento, ya que se pueden producir grandes cantidades del gas en los meses de gran intensidad del viento y almacenarlo para ser usado en las épocas de baja. Con esto se regularía también la oferta de energía y se evitaría el uso de baterías, que tendrían que ser reemplazadas periódicamente”, añade.
Otro mecanismo para producir hidrógeno sería usar la diferencia termal del océano en grandes plantas flotantes tipo Otec (Ocean Thermal Energy Conversion, en inglés), que usan la diferencia de temperatura del agua de mar, en la superficie y en profundidades, para generar la energía eléctrica que se usaría para producir hidrógeno.
“En la isla colombiana de San Andrés existe una propuesta para usar una de esas plantas, pero no hay visión política para construirla”, revela Guerrero.
Producir hidrógeno comercial precisa “dividir el agua en hidrógeno y oxígeno, una tarea que requiere energía. Si para esto se utilizan combustibles fósiles, el proceso genera emisiones de gases de efecto invernadero y el resultado se llama hidrógeno gris. Aprovechar la electricidad renovable de las turbinas eólicas y los es solares para producir el llamado hidrógeno verde es más limpio”, afirma The New York Times en una nota sobre el tema.
La penetración del hidrógeno verde, el hidrógeno azul y el incremento de los índices de eficiencia energética serán claves en la transición energética en Colombia. Foto:iStock
Existen varios tipos de hidrógeno, “los blancos o neutros son los fósiles; los verdes, los que provienen de energías renovables a partir de agua principalmente, o de biomasa por acción bacteriana. Los hidrógenos grises claros son los que se producen en hidroeléctricas, y los grises oscuros y negros, los que provienen de la industria del carbón, petróleo o gas”, explica Guerrero.
También se desarrollan varios tipos de procesos para obtener el gas, como el geoquímico, el geotérmico y el bacteriano.
En la actualidad, la mayor parte del hidrógeno proviene “de las refinerías de petróleo y se obtiene de procesos petroquímicos. La idea es usar el proveniente de otras fuentes energéticas como de la electrólisis del agua, utilizando energías renovables como el viento, el sol y la geotermia”, que se obtiene “del aprovechamiento del calor existente en el interior de la tierra”, precisa Guerrero.
Para otros investigadores, al tema del hidrógeno como combustible solo se le empezó a prestar atención a partir de 1987 cuando, por accidente, se incendió un pozo de agua que contenía el gas en la localidad de Bourakébougou, un pequeño pueblo de Mali, al que el hidrógeno abastece de energía desde hace más de una década.
Reservas y acciones
Diversos informes sostienen que se han detectado reservas naturales de hidrógeno en Estados Unidos, Australia, África, Rusia y en Europa y que es fácil encontrarlo en las perforaciones de gas o de petróleo.
“El increíble potencial geotérmico de Colombia (toda la cordillera Central) y los 90 volcanes conocidos podrían utilizarse para producir energía geotérmica. El mar Caribe y el mar Pacífico se podrían emplear para plantas de Otec y, con su gran recurso hídrico, crearse una economía de hidrógeno y abastecer de agua potable a todos los que tengan una celda de energía y solucionar, al mismo tiempo, un problema de salud pública, pero falta visión política, y por eso es una utopía”, asegura Guerrero.
La empresa energética independiente Gold Hydrogen, tras encontrar documentos históricos en dos pozos de petróleo que fueron perforados en 1930 y muestran la existencia de grandes cantidades de hidrógeno puro, trabaja actualmente en busca del gas natural cerca de Adelaida (Australia).
“Bill Gates es uno de los inversionistas estadounidenses que han financiado Koloma, una empresa de Colorado que busca hidrógeno en una enorme grieta geológica del Medio Oeste. En Europa, pequeñas empresas energéticas de España, Suiza, los países nórdicos y otros países están explorando la corteza terrestre”, según el diario The New York Times.
Helios Aragón, una empresa emergente española, está desarrollando un proyecto para producir hidrógeno natural en la cadena montañosa de los Pirineos, que separa la península ibérica del resto de Europa.
Los países productores de petróleo también están trabajando en el hidrógeno. Arabia Saudita, por ejemplo, planea convertirse en uno de los mayores productores y exportadores del gas del mundo, para reemplazar los ingresos del petróleo, y desarrolla el megaproyecto Neom, en la provincia de Tabuk, en el noroeste, que incluye, entre otras cosas, una ecociudad lineal inteligente llamada The Line.
Pero, expertos consultados por la revista Nature sostienen que, por mucho que traten de vender a The Line como la ciudad del futuro, lo que realmente será es un infierno, un desastre.
Sostienen que su colosal tamaño y su estructura lineal harán que la movilidad y la habitabilidad sean una pesadilla. “Hay motivos por los que la humanidad tiene 50.000 ciudades de alguna manera circulares”, precisó Rafael Prieto-Curiel, investigador posdoctoral en el Instituto Matemático de la Universidad de Oxford e investigador visitante en Eafit.
Como las mencionadas, existen otras y variadas propuestas a gran escala para producir hidrógeno. Islandia se propone, por ejemplo, desarrollar una economía basada en el gas hasta el 2030 y ya está utilizando vehículos movidos por hidrógeno.
“Con la gran cantidad de energía geotérmica que posee y las nuevas técnicas de aprovechamiento de esta energía es muy factible que logre exportar hidrógeno a principios de la próxima década”, pronostica Guerrero.
Estados Unidos y Europa han destinado miles de millones de dólares para subsidiar el desarrollo del hidrógeno verde a partir de energías renovables.
Julien Moulin, presidente de Française de l’Énergie, una empresa de energías limpias, dijo al diario The New York Times: “La gente no había buscado hidrógeno natural durante años y años porque todo el mundo estaba concentrado en la extracción de petróleo y gas”, pero ahora “estamos en el inicio de una nueva dinámica”.
Frente a los obstáculos que frenan la producción del gas verde, recordamos la famosa frase que afirma que la tierra ofrece al hombre lo suficiente para suplir sus necesidades pero no para saciar su avaricia.