Estos son algunos datos curiosos sobre la visión de los caballos

Los caballos son seres sensacionales, su gran melena y galope crea distinción entre las especies. Son leales y muy confiables, por lo que tener uno cerca es un privilegio.

En fincas o praderas es muy común ver a este ejemplar al que le gusta el forraje, es decir, el heno, la alfalfa, el pasto y la paja.

Parte de su alimentación es herbívora, y si se les proporciona una buena alimentación y dieta adecuada, pueden vivir hasta los 30 años, aproximadamente.

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Estos son algunos datos curiosos que puede tener en cuenta si es amante de estos leales animales, de acuerdo con el portal especializado en oftalmología veterinaria 'IVO'.

Los caballos tienen uno de los campos visuales más envidiables, prácticamente pueden ver todo lo que sucede a su alrededor, incluyendo sus costados traseros.

De acuerdo con el portal, la visión de esta especie tiene un rango de 340° "proporcionándoles una visión casi completa de su alrededor con muy pocos puntos ciegos. Entre los que se encuentran la zona delantera de la nariz y el costado detrás de las orejas". Esto les permite tener una visión binocular, monocular y marginal.

Al igual que los perros, los equinos solamente pueden ver en dos colores, amarillo y azul. La visión dicromática es muy diferente a la del ojo humano, ya que "las personas tienen mayor cantidad de conos (células que captan luz y desarrollan los colores que reciben)".

No obstante, dentro de esta variación de color, los animales pueden identificar los objetos, también a partir del brillo o la intensidad que tengan los mismos.

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" En la retina del caballo existen dos tipos de conos; unos sensibles a un espectro luminoso de longitud de onda corta, 428 nm, de forma que distinguen el color azul, y otros sensibles a una longitud de onda media y larga, 539 nm distinguiendo el verde y el rojo aunque no los puede diferenciar, lo que se conoce como aneritropsia", señala el informe de exploración oftalmológica del caballo del Hospital veterinario Sierra de Madrid.

Como los humanos, los animales también pueden sufrir de estos padecimientos visuales, incluso con mucha más tendencia.

La miopía y la hipermetropía son dos afecciones oculares que presentan defectos de "refracción o problemas de corrección óptica". La primera provoca una visión borrosa en los objetos lejanos y la segunda hace lo contrario, pues impide ver con claridad los elementos cercanos. 

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"Estos problemas de refracción se pueden diagnosticar mediante una revisión ocular que contemple una prueba de retinoscopia. Para ello se utiliza el retinoscopio, un dispositivo que emite un haz de luz que se refleja en la retina y permite al veterinario oftalmólogo calcular las dioptrías del error refractivo de forma objetiva", explica IVO en su portal.

NATHALIA GÓMEZ PARRA

REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL

EL TIEMPO