La última vez que el mundo atravesó un episodio de El Niño fue entre 2014 y 2016. En esta ocasión, el fenómeno duró 15 meses en los que Colombia tuvo que invertir 1,6 billones de pesos para prevenir y atender las emergencias causadas por la falta de lluvias y la sequía de ese evento climático.
Ante el anunció de la Organización Meterológica Mundial (OMM) sobre la llegada de un nuevo episodio de El Niño para el segundo semestre de este año, desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible explican las medidas que se están tomando para preparar al país.
De acuerdo con la cartera, se están activando diferentes instancias en las que, desde el sector ambiente, se pueden generar acciones de prevención antes de la ocurrencia del fenómeno de El Niño.
Por ejemplo, en el Sistema Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (SNGRD), desde la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) se están alistando protocolos y procedimientos para atender la ocurrencia del fenómeno, principalmente a través de estrategias de comunicación.
Por otra, parte, desde la Comisión Técnica Nacional Intersectorial para la Salud Ambiental (Conasa), coordinada por el Ministerio de Salud, se enfocan esfuerzos para hacer prevención frente a la calidad del aire, y desde el Consejo Nacional del Agua, esperan hacer prevención de los efectos que puede tener el evento climático sobre el recurso hídrico y apoyar al apoyo al SNGRD para abordar los efectos que tenga el fenómeno sobre el clima.
Además, desde la cartera se destaca que en la Mesa Técnica Ambiental del Sistema Nacional Ambiental (Sina) se formuló un plan de acción para el sector ambiente, que se encuentra en proceso de ajuste y validación, mientras que la ministra Susana Muhamad instaló la Red Técnica de Gestión del Riesgo del Sina frente al fenómeno de El Niño, que trabaja con las entidades territoriales y en la que se espera recoger información referente a las lecciones aprendidas sobre este tipo de eventos.
Entre los efectos que se prevén que puede tener un fenómeno de El Niño en el país también se encuentra el aumento de los incendios forestales por cuenta de las condiciones secas. Para hacer frente a esta problemática, en el país también existe la Comisión Técnica Nacional Asesora para Incendios Forestales (CTNAIF), una instancia permanente desde la que se propone y se hace seguimiento a las políticas y actividades encaminadas a la prevención, respuesta y recuperación.
Desde el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) también detallan que, dentro del desarrollo de las Mesas Técnicas Agroclimáticas que promueve el Ministerio de Agricultura en el país, esta entidad busca mantener informados mensualmente a los sectores agrícola y ganadero - que pueden verse muy afectados por la reducción de las lluvias-, tanto de la evolución de las condiciones climáticas como de las predicciones para el sector.
Adicionalmente, la Oficina de Pronósticos y Alerta del Ideam publica boletines diarios sobre las condiciones meteorológicas y el pronóstico del tiempo.
¿Hay alertas?
Los expertos señalan que el fenómeno de El Niño ya está en formación y que hacia agosto y septiembre el país empezará a notar los efectos de este evento climático ocasionado por el calentamiento en las aguas del océano Pacífico, que en países como Colombia está vinculado con una disminución de las lluvias en algunas regiones.
De acuerdo con el Ideam, las regiones que se verían más afectadas en Colombia serían la Caribe y Andina y el centro de la región Pacífica, pues se estiman precipitaciones por debajo de lo normal entre un 10 a 40 por ciento, además de un aumento en la temperatura entre 0,5 ºC y 1,5 ºC en gran parte del territorio nacional.
Ante estos efectos, la invitación de Minambiente es a que empiecen a revisar antecedentes, capacidades y oportunidades de mejora para establecer planes de contingencia. Principalmente en el agro, en el que se pueden ver variaciones en el rendimiento de algunos cultivos, disminución del caudal de los ríos, incremento en el riesgo de incendios forestales y posibles racionamientos de agua, tanto para riego, consumo animal y humano.
REDACCIÓN MEDIOAMBIENTE