El Gobierno Nacional anunció que la meta de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030 es del 51 por ciento. Un objetivo que desde ya es aplaudido por expertos ambientalistas y que tiene ante sí el enorme reto de combatir la elevada deforestación y el cambio de uso de suelo.
De acuerdo con el Ministerio de Ambiente, se buscará acelerar el proceso de transición energética, movilidad limpia, combatir la deforestación, proteger la Amazonía y los páramos, entre otras; aunque de momento no se conocen detalles acerca de cuál será la estrategia para reducir sus emisiones a menos de la mitad.
En total serán 29 medidas de adaptación y más de 30 de mitigación del cambio climático las que se espera poner en marcha. La lista definitiva aún se encuentra por definir y en la cumbre del 12 de diciembre, en la celebración del quinto aniversario del Acuerdo de París, será explicada con mayor claridad.
Lo que se viene es un camino nada sencillo dado que esta hoja de ruta impactará todas las esferas de la sociedad, desde la definición de políticas públicas hasta el desarrollo económico e industrial del país.
El anuncio hace parte de la actualización de la Contribución Determinada a Nivel Nacional de Colombia (NDC, por sus siglas en inglés), un compromiso adquirido por varios países tras la firma del Acuerdo de París que sirve como hoja de ruta para frenar los efectos del cambio climático en materia de emisiones para los próximos diez años.
El reto de la deforestación
De acuerdo con cifras dadas por el Ministerio de Ambiente, la agricultura, el sector forestal y el cambio de uso de suelos representa el 55 por ciento de las emisiones en el país, siendo la mayor parte de ellas provenientes la deforestación (36 por ciento del total). Le sigue el sector de la energía (35 por ciento), el manejo de residuos (6 por ciento) y procesos industriales (4 por ciento).
Manuel Pulgar, líder de la Práctica Global de Clima y Energía de WWF Internacional asegura que “Colombia tiene como principal fuente de emisión el cambio de uso de suelo por la deforestación. Algunos señalan que el acuerdo de paz y el regreso de las personas a sus territorios genera más presión en el bosque. A su vez, la dedicación que los estados han puesto al control de la pandemia, ha relajado el control sobre la deforestación”.
Las cifras de deforestación preocupan. Durante 2019 unas 158.894 hectáreas fueron arrasadas, y en 2018 la cifra fue de 197.159 hectáreas. La Amazonía fue la más afectada.
Isabel Cavelier, cofundadora de Transforma, explicó los alcances de esta actividad: “el deforestar implica la emisión de un enorme volumen de GEI y además anula la capacidad que tiene el bosque de absorber y almacenar carbono”.
El exministro de Ambiente Manuel Rodríguez considera que es positivo que se quiera aumentar la ambición en materia de emisiones, tendencia creciente en varios países. No obstante, a diferencia de estos, Colombia debe enfrentar el obstáculo de que el origen de esas emisiones no es el sector energético y de transporte, sino el agropecuario: “Reducir emisiones en el campo agrícola implica un desarrollo tecnológico muy grande, que incluye transformar el agro y asesorar a los campesinos”.
De acuerdo con Jimena Puyana, analista de medio ambiente del PNUD, para llegar a la meta el país debe recurrir a lo que expertos llaman “soluciones basadas en naturaleza”.
“Hay muchas oportunidades. Las soluciones basadas en naturaleza para Colombia son opciones costoeficientes para lograr la meta. Esto incluye evitar la deforestación, la protección de los ecosistemas, manglares, páramos, humedales, la movilización hacia energías renovables, entre otras”, dijo.
Impacto económico
Un aspecto que debe ser contemplado, de acuerdo con Pulgar, es el impacto económico de no cumplir con la reducción de emisiones: “Es fundamental entender la relación de clima y economía. La única manera de mantener economías sólidas es con lógica de sostenibilidad. De lo contrario, se puede correr el riesgo de ver sus productos de exportación rechazados en mercados que van a ser más exigentes en relación al volumen de carbono o de que el país sea receptor de tecnología obsoleta”.
Un compromiso inaplazable
Todos los expertos concuerdan en que lograr el objetivo a 2030 no será una tarea sencilla, pero de acuerdo con Cavelier, es un compromiso inaplazable: “Esta es una meta que se debe cumplir. No estamos en un momento de preguntarnos si se puede o no, sino cómo lo vamos a lograr. Es necesario que reduzcamos las emisiones de GEI en esos niveles o más. Colombia está poniendo la barra muy alta, y es tarea de todos trabajar por ello, porque la alternativa es tener un país que no sea competitivo, con mayores impactos climáticos y con su economía devastada”.
Pese a ello, para el exministro Rodríguez existen varias dudas respecto al anuncio del Gobierno que deben ser resueltas cuanto antes: “No sé sobre qué base está hecha esa proyección. El Gobierno debe dar una explicación sobre en qué áreas se dará la reducción y quién la va a pagar, porque eso cuesta. Este es un punto importante que Duque debe aclarar”.
En esa línea, el presidente Iván Duque aseguró: “Nos vamos a comprometer con una agenda clara, específica y multisectorial para que al 2030 tengamos una reducción del 51 por ciento en las emisiones”.
Y es que la meta se duplicó. Hace cinco años, en los primeros pasos para la NDC, Colombia se comprometió a reducir a 2030 el 20 por ciento de sus emisiones (66,5 millones de toneladas de GEI). En el borrador de octubre la meta prevista era del 25 por ciento y ahora será del 51 por ciento, es decir, unas 169,5 millones de toneladas menos.
La meta, que será ratificada el 12 de diciembre en la cumbre, no solo fue catalogada como ambiciosa por el Gobierno, sino que fue aplaudida por ambientalistas, que creen que es una mejora sustancial al borrador de la NDC dada a conocer en el mes de octubre, en su momento catalogado como “tímido e indefinido”.
Ante el nuevo reto, Pulgar dice que “el anuncio es una gran noticia para Colombia, América Latina y el planeta. Estamos en un momento en el que los países deben incrementar la ambición, porque es la única manera de poder cumplir la meta de ser economías cero en carbono a 2050, y de no exceder la temperatura en más de 1,5 °C a final de siglo”.
REDACCIÓN MEDIOAMBIENTE
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