A nivel mundial, 509 de todas las represas hidroeléctricas conocidas que están en construcción o propuestas dentro de las próximas dos décadas, se ubican dentro de áreas protegidas, reveló un reciente estudio publicado en Conservation Letters.
Este hallazgo levantan alertas rojas, ya que las represas pueden tener un impacto negativo en los modos de vida de las comunidades locales, como la pesca y la agricultura en las llanuras inundables, en los movimientos de las especies, en los flujos de sedimentos a los deltas aguas abajo y a las llanuras inundables, y en otras funciones críticas de los ríos.
“Los ríos son la esencia de los ecosistemas. Cualquier política que tenga como objetivo
conservar la naturaleza debe priorizar el flujo libre de los ríos", dijo Michele Thieme,
autora principal del estudio y científica líder de agua dulce de WWF -y agregó- "Las áreas protegidas son una estrategia fundamental para conservar la biodiversidad y los
servicios para las personas, pero su diseño y gestión para proteger los ecosistemas de
agua dulce deben mejorar".
Los autores también mencionan en el informe que encontraron, además, 1.249 represas ya construidas están en áreas protegidas, es decir, que casi el 20% de las represas grandes están dentro de 984 áreas protegidas en 80 países. Y agregan que, casi tres cuartos (907) de éstas fueron construidas antes del establecimiento del área protegida (vea el mapa).
"Los usos principales de las represas dentro de las áreas protegidas fueron la hidroelectricidad (278 represas; 22%); riego (269 represas; 22%); suministro de agua (183 represas; 15%); control de inundaciones (91 represas; 7%); recreación (31 represas; 2%); navegación (siete presas; 1%); y pesquerías (dos presas, <0.2%). Otras 21 represas (2%) fueron asignadas a varios "otros" usos y aproximadamente un tercio no tenía un uso designado asignado (367 represas; 29%)", se lee en el informe.
La gran cantidad de presas que se planifican dentro de las áreas protegidas es alarmante
También hay casos de gobiernos que redefinen los límites de las áreas protegidas y las
actividades permitidas dentro de ellas, para legalizar la construcción de una presa
dentro de un área protegida existente. Cuando las regulaciones se suavizan de
esta manera, las áreas protegidas pierden su capacidad de conservar los
ecosistemas.
"La gran cantidad de presas que se planifican dentro de las áreas protegidas es
alarmante", dice Thieme. “Las políticas gubernamentales y de la industria deben evitar el desarrollo de represas dentro de estas áreas. Las represas que ya existen dentro de la áreas protegidas deben priorizarse para su posible eliminación y los sistemas fluviales circundantes deben restaurarse".
Este estudio se produce en un momento en que los impactos adversos de las represas y embalses son más claros que nunca. Un artículo de 2019 publicado en Nature revela que más de dos tercios de los ríos largos están obstaculizados por represas e
infraestructura.
Las represas fragmentan los ríos y afectan los diversos beneficios que los ríos saludables brindan a las personas y la naturaleza en todo el mundo. Según un
informe reciente, las represas son uno de los principales factores del colapso
del 76% en las poblaciones de peces migratorios de agua dulce desde 1970.
A esto se suma que la biodiversidad de agua dulce está disminuyendo dramáticamente. Las poblaciones de vertebrados de agua dulce (mamíferos, aves de humedales, reptiles, anfibios y peces) han experimentado una disminución del 83% entre 1970 y 2014.
Dentro de las principales causas de esta reducción están las represas y otras
infraestructuras hídricas que afectan los hábitats naturales de las especies de agua dulce como delfines de río, nutrias, peces migratorios y decenas de miles de otras especies.
Con información de WWF.