3.500 mujeres indígenas se echaron al hombro conservar la Amazonia

En el centro de eventos Casa de Paz, ubicado en el municipio de Subachoque, más de 100 mujeres indígenas se reunieron durante cuatro días a inicios del mes de mayo en el Encuentro Nacional de Mujeres Cuidadoras de la Amazonía.

Provenientes de zonas tan lejanas como el cabildo Inga Pacay de Puerto Limón, al norte del Putumayo; el resguardo Coreguaje de Jacome, en el centro del Caquetá; o el cabildo Tiwa, al sur del Amazonas; lideresas de todas las edades se conocieron por fin.

Durante más de dos años han trabajado en proyectos de conservación de la selva amazónica, desarrollo de actividades productivas sostenibles y la preservación del conocimiento ancestral. 

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Pero esas 100 mujeres son solo algunas de las más de 3.500 que hacen parte del proyecto Cuidadoras de la Amazonia, una iniciativa que buscó en su primera fase, a través de una visión de género, desarrollar distintos proyectos con un objetivo claro: conservar todo lo que implica la selva amazónica. Y es que la Amazonia, la segunda región más biodiversa del planeta, no es solo un montón de árboles, animales y ríos. En esta zona confluyen saberes ancestrales, oportunidades de desarrollo económico sostenible y comunidades dispuestas a proteger esa riqueza. 

Pero mucha de esa riqueza se está perdiendo. La deforestación y las implicaciones que se viven en estas alejadas zonas desencaja por completo a la selva amazónica. Según cifras de la Contraloría, cada año Colombia pierde en promedio 170 mil hectáreas de bosque, un territorio similar al tamaño de Bogotá. Por eso, el 15 de mayo de 2020, Cuidadoras de la Amazonia buscó proyectos en los departamentos de Caquetá, Guaviare, Putumayo, Guainía, Vaupés y Amazonas para impulsar la protección de la región. Recibieron 204 propuestas y escogieron 69, todas lideradas por mujeres.

Cuidadoras de la Amazonia, como idea, es un hito. Nunca antes se había planteado un proyecto en que las mujeres pudiesen ser las únicas líderes de la conservación en la región amazónica. 

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Según explica Fany Kuiru, indígena y coordinadora de Mujer, Niñez y Familia de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (Opiac), la propuesta, planteada por ellas, fue que el 10 por ciento de los recursos del Pilar Indígena del Programa REM Visión Amazonía, del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en alianza con el Programa Pequeñas Donaciones del GEF/PNUD, fuese destinado a proyectos para ellas. Ese planteamiento se presentó, defendió y aprobó ante los líderes hombres de la Mesa Regional Amazónica. En total, cada mujer podía aplicar hasta por 80 millones de pesos de apoyo. 

De acuerdo con Kuiru, el encuentro, dos años después, demostró que aquella lucha fue acertada. En Subachoque, las decenas de mujeres de distintas comunidades mostraban y compartían unas con otras cómo habían desarrollado proyectos de siembra y viverismo; cómo habían aumentado los cultivos dentro de sus chagras (espacio dispuesto por las comunidades indígenas para cultivar); o cómo recuperaron el conocimiento ancestral de sus antepasados y lo plasmaron en cartillas desarrolladas en su lengua nativa. 

Para ella que 3.500 mujeres hayan logrado impulsar proyectos liderando no solo el manejo de los recursos sino el desarrollo de los mismos demuestra la capacidad que tienen, como matriarcas de la familia, de hacer mucho con poco. “El mensaje no es para ellas, es para los hombres que manejan los recursos, los programas y los proyectos en las entidades públicas y privadas: la confianza la deben tener en nosotras, porque ya nos hemos dado cuenta que en manos de las mujeres un recurso pequeño puede ser abundancia”, señaló la líder indígena. 

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Ese mensaje, de hecho, caló en el ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, Carlos Eduardo Correa, quien estuvo presente en la inauguración del encuentro y prometió ante las indígenas que ahora ya no sería el 10, sino el 50 por ciento de los recursos del programa Visión Amazonía lo que destinarán a proyectos elaborados y dirigidos por mujeres. 

“Tratamos de que esto sea sostenible en el tiempo porque genera empleo, genera esperanza y es una de las grandes acciones en la lucha contra la deforestación y para frenar la pérdida de la biodiversidad –asegura Correa–. Ellas juegan un papel muy importante, no solamente en la familia, sino en el cuidado de la naturaleza y los recursos naturales, y lo que queremos es que, los recursos del Ministerio destinados para proyectos sociales y de emprendimiento, el 50 por ciento sea exclusivamente para las mujeres. Estamos viendo los resultados y es muy importante la participación de ellas en estos procesos”.

Sebastiana Noriega, de la etnia Ticuna, llegó al encuentro desde el municipio de Puerto Nariño, en la punta sur del Amazonas. Ella junto con otras 11 mujeres desarrollaron un proyecto que incluía la cría de animales de granja, el cultivo de plantas medicinales y la siembra de una chagra de cúrcuma. El proyecto ya ha dado resultados, asegura Sebastiana: han vendido tres camadas de pollos y tienen listo para procesamiento el cultivo de cúrcuma y están buscando compradores. 

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“Nosotros tenemos una visión a futuro de que se continúe con este proyecto. Deseamos y queremos continuidad”, destaca Noriega. Para ella, si se mejora la posibilidad de comercializar sus productos, también se incrementa la capacidad que tienen de proteger y cuidar la Amazonia y de aprovechar de forma sostenible y sustentable sus recursos. 

Una visión similar tiene Dioselina Perilla, de la comunidad de Tucunaré, en el municipio de Mitú (Vaupés). Ella, junto con otras 36 mujeres, se ha capacitado en la recuperación de los saberes tradicionales para el desarrollo de cestas y cerámicas; ahora, después de lo aprendido, lo que piden es seguir trabajando y comercializar sus productos. 

“Hemos logrado el empoderamiento de la mujer y la unión familiar, así como manejar presupuestos que nosotros, como indígenas, no estamos capacitadas, pero en el desarrollo de este programa hemos logrado conocer cómo se maneja un presupuesto, cómo hay que invertirlo, cómo justificarlo. Ha sido un proyecto que nos ha permitido crecer”, destaca Perilla. 

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Flor Victoria Yassi, lideresa del pueblo Murui Muina, quien llegó al encuentro desde Puerto Refugio, en el departamento del Putumayo, asegura que el proyecto ha logrado disminuir el impacto negativo que ha tenido sobre sus territorios la llegada de actores ilegales y de culturas distintas que han terminado desapareciendo sus tradiciones y su forma de ver, entender y relacionarse con la tierra. 

Ella, junto con otras 23 mujeres de la comunidad, recolectaron 60 semillas de especies nativas para desarrollar un banco que funcione como un seguro para salvaguardar la biodiversidad de la zona y el departamento, que entre el 2001 y el 2017 ha perdido 740.000 hectáreas de bosques, según un estudio del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina. 

“Luchamos porque se conserve nuestro planeta, nuestro territorio, nuestra madre Tierra, como le decimos nosotros. Con los proyectos hemos tenido fortaleza y liderazgo. Somos ejemplo para las comunidades cercanas de ese empoderamiento de la mujer, de ese trabajo en equipo que hacemos y de cómo, desde las distintas organizaciones, lo podemos multiplicar para proteger el territorio, la familia, el hogar y nos desarrollemos como pueblo”, finaliza Yassi.  

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Tras esta primera fase de Cuidadoras de la Amazonia, el objetivo ahora es continuar con el proyecto. El director de Visión Amazonía, José Yunis, asegura que el proyecto “ha sido una revolución en el territorio”. Según él, lo más importante de los planes impulsados por Visión Amazonía es que los ejecuta la comunidad y, en el caso de las poblaciones indígenas, su capacidad de proteger los territorios se ve potenciada por la dirección de las mujeres. 

“Los indígenas tienen los mejores territorios conservados donde hay menos deforestación, por encima de Parques Nacionales Naturales. Es una figura de protección importante, no solo para el bosque, sino para la diversidad cultural que es nuestra herencia. Gracias a los indígenas el bosque se conserva, y es gracias a su conocimiento que podemos dar más elementos de juicio para combatir la deforestación. A partir de ahí está la mujer que dentro de los territorios es la que conserva, la que transmite, es conocimiento”, destaca. 

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Para Yunis, el reto ahora es incrementar el programa y tener más fondos para mejorar los impactos aprovechando los buenos resultados, pues “aunque los fondos fueron bien manejados”, lo cierto es que los 5.394 millones de pesos invertidos alcanzaron solo para apoyar a poco más del 30 por ciento de las propuestas que recibieron. “La lección es que estos proyectos sirven, llegan a donde no llegan otros. Acá hay mujeres de zonas muy remotas y sí se puede llegar al territorio con estas convocatorias. Entonces yo creo que hay que incrementarlo y escalarlo”, finaliza el directivo. 

EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE

@CaicedoUcros | @ElTiempoVerde 

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