Una investigación adelantada en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Amazonia evidenció que esta especie no está siendo capturada con su talla mínima de madurez a los mercados de Leticia y de Tabatinga, en la frontera con Brasil, una realidad que a futuro puede traer repercusiones drásticas para la especie.
Con sus escamas características del orden characiformes (como las pirañas), dientes bicúspides con tres filas en su maxilar, y conocido como la “trucha del río Amazonas” por su capacidad luchadora y voraz, el sábalo (Brycon amazonicus) es uno de los peces que lidera la dieta de los leticianos y comunidades de la cuenca del Orinoco y la Amazonia, y a su vez es de gran importancia en las pesquerías de Brasil, Perú, Venezuela y Bolivia.
Los sábalos pertenecen a un grupo de especies conocidos como frugívoros, es decir que consumen grandes cantidades de frutos y semillas, que en este caso les provee el bosque inundado. Este tipo de interacción es muy importante debido a que son recíprocas ecológicamente: reciben una ganancia energética y a su vez actúan como dispersores de semillas ayudando a la regeneración natural del bosque.
Por ser un pez de arroyos y de ríos pequeños tiene un muy buen sabor, lo que ha generado toda una gastronomía asociada con esta especie, en la que predominan preparaciones como asado y guisado, y otras tradicionales como el moqueado (pescado ahumado), consumido históricamente por las comunidades indígenas.
El biólogo Jhon Jairo Patarroyo Báez, magíster en Estudios Amazónicos de la UNAL Sede Amazonia, señala que aunque en la actualidad el sábalo no está en un alto grado de amenaza, sí cree que la especie es sobreexplotada en algunas partes de su área de su distribución, como lo demuestra en su investigación.
Durante un año, el investigador Patarroyo analizó cada día a los individuos de sábalo que llegaban al puerto de Leticia; en el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas Sinchi los midió y pesó, y también examinó sus vísceras en búsqueda de información que le permitiera profundizar en sus hábitos alimenticios y de reproducción. En el estudio colectó 3.093 ejemplares completos para determinar sexo, grado de madurez sexual y peso de las gónadas de las hembras en los diferentes estadios.
Sharon D’yana Mejía Campo
Unimedios Bogotá