Ha pasado ya más de una semana desde cuando comenzó la cumbre sobre cambio climático, convocada por las Naciones Unidas. La reunión que transcurre en Glasgow se ha caracterizado por anuncios importantes, aunque todavía es temprano para hacer un balance definitivo.
Aun así, vale la pena destacar la voluntad predominante entre las 197 naciones presentes de pasar de los anuncios a los resultados. Además de propósitos más estrictos en cuanto a límites a la contaminación, señalo el avance en la financiación para la mitigación, la voluntad del sector privado de buscar un desarrollo más limpio y la maduración de un marco regulatorio para el mercado de carbono.
Puedo afirmar con seguridad que Colombia ha jugado un rol muy destacado en la conferencia, no solo en la ardua labor de edificar consensos y hacer aportes constructivos en las deliberaciones. También nuestro país ha confirmado el liderazgo regional que parte de ser uno de los lugares más biodiversos del mundo, pero que se apoya en compromisos a la vez ambiciosos y concretos.
De tal manera, y tal como lo reiteró el señor Presidente de la República en Escocia, confirmamos nuestra voluntad de sembrar 180 millones de árboles antes de que concluya el año que viene. Esta meta es fundamental para alcanzar el objetivo de reducir en un 51% las emisiones de gases de efecto invernadero, recortar en un 40% el carbono negro y llegar a cero hectáreas deforestadas en 2030. Todo lo anterior nos encamina hacia lograr ser un país carbono neutral para 2050.
Como jefe de la delegación colombiana en la cumbre, he tenido la oportunidad de explicar en múltiples ocasiones que contamos con un plan detallado, cuyos resultados empiezan a verse. El propio presidente Iván Duque anunció que al formar parte de la iniciativa 30x30, que busca proteger el 30% de las áreas marinas y terrestres, Colombia alcanzará este hito en sus mares ocho años antes de lo previsto, es decir, para el 2022, en lugar del final de esta década, que era la fecha límite inicial.
Sea esta la oportunidad para señalar que, gracias al liderazgo del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, ya existe una hoja de ruta para proteger cerca de 16 millones de hectáreas, adicionales a los más de 12 millones de hectáreas que actualmente hacen parte de las Áreas Marinas Protegidas del país.
Esto debido a la coordinación que ha existido en anteriores declaratorias con diversas entidades en donde ha sido y seguirá siendo fundamental el papel de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (que otorga el previo concepto) y, por supuesto, Parques Nacionales Naturales de Colombia, las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR), otras entidades del Sistema Nacional Ambiental (SINA).
El esfuerzo que realizamos da lugar a reconocimientos. Debido a que el país en 2020 alcanzó algunos hitos ambientales, Alemania, Noruega y Reino Unido anunciaron una donación de 33.5 millones de dólares para que reforcemos nuestra política de Estado contra la deforestación.
También ha sobresalido el proceso de transición energética en el cual estamos inmersos, el cual incluye un cambio sustancial en la matriz de generación de electricidad: de 0,4% de la capacidad del sector al 15% en 2022, en fuentes renovables no convencionales. El éxito de la más reciente subasta muestra que hay una gran transformación en marcha, que cumplirá el doble propósito de beneficiar al medio ambiente y a los s.
Otros temas han estado presentes. Me refiero a la escuela nacional de formación ambiental Savia, al proyecto Edén que se ejecutará en el departamento del Meta, a los acuerdos sobre cero deforestación en el cultivo del cacao o al modelo de economía circular, que busca transformar 200.000 toneladas de envases y empaques de cartón, plástico, aluminio y vidrio, para que se sume a las cadenas de valor.
Todo lo anterior forma parte integral de nuestra estrategia climática de largo plazo, proyectada para 2050. No dudo en afirmar que tenemos trazado un futuro de sostenibilidad que beneficiará a esta y las futuras generaciones de colombianos.
Como dijo en Glasgow nada menos que Francisco Vera, quien a sus 12 de edad años es conocido como el niño ambientalista, “las decisiones que se tomen no solo nos van a afectar en el mañana, sino también hoy”. Por eso seguiremos trabajando hasta la última hora de esta reunión para que esas decisiones sean las correctas.
CARLOS EDUARDO CORREA
Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible
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