Guía para quienes quieren visitar Londres por primera vez

“Cuando un hombre se cansa de Londres, se cansa de la vida”, decía Samuel Johnson, mejor conocido como Dr. Johnson, uno de los escritores en lengua inglesa más citados después de Shakespeare.

Que a pesar de la mala fama de su clima sea la ciudad más visitada de Europa en 2015 –con 18,82 millones de turistas internacionales– dice mucho de la capital inglesa: la multicultural, la siempre antigua y moderna, la cuna de Charles Dickens y Charles Darwin, David Bowie, David Bechkam y la reina Isabel.

Con todo y el brexit y las penurias que Dr. Johnson pasó en Londres, la quiso hasta en un poema como tantos otros célebres no londinenses: de Oscar Wilde a Madonna. El corazón de un poderoso eximperio que todavía late como epicentro cultural, político, financiero y turístico de Europa y el mundo.

Entre la City, Westminster y sus alrededores, testigos en piedra como la Abadía de Westminster, el Palacio de Buckingham, el Big Ben y las casas del Parlamento han sobrevivido a la Revolución industrial, las bombas de los nazis, la llegada de Falcao al Chelsea, coronaciones, matrimonios y exequias de reinas y reyes.

Y entre sus soberbios remanentes de arquitecturas gótica y victoriana se levantan los nuevos gigantes de cristal popularmente conocidos –por sus formas– como el rallador de queso (Leadenhall Building), el walkie talkie (20 Fenchurch), el pepino (St. Mary Axe), el armadillo (City Hall o edificio de la alcaldía) y la astilla (The Shard) a lado y lado del río Támesis, con el centenario Puente de la Torre (Tower Bridge) en medio.

Para no abrumarse prematuramente, conviene estar preparado para su magnitud: grande. La City, la ciudad misma desde su origen –valga lo redundante– se ha desbordado a lo que hoy es el Gran Londres, expandida a más de 1.500 kilómetros cuadrados y habitada por más de ocho millones y medio de seres. Pero es en la City y alrededores donde se siguen concentrando la mayoría de las atracciones. Esto es lo que debe saber si visita a Londres por primera vez.

Caminar por el Puente de la Torre puede ser un buen comienzo de un paseo especial. Habrá oído que se abre en dos; sí, pero no se preocupe, abre esporádicamente varias veces al mes. Si tiene suerte, tendrá tiempo de hacerse a un lado y tomar la foto del año.

Del margen sur del puente puede encontrar el London Eye, el mirador de la ciudad por excelencia y también punto de encuentro de locales y turistas para celebrar la llegada del Año Nuevo.

Y por el mismo camino se llega al Tate Modern, al teatro Globe de Shakespeare, el Big Ben y la Abadía de Westminster.

Y devolviéndose en círculo se llega a la Catedral de Saint Paul o San Pablo. En Londres se ofrecen planes para visitar el interior de casi todo, y el Big Ben y las casas del Parlamento no son la excepción, aunque solo pararse delante de estas monumentales obras es ya una experiencia que bien vale horas de contemplación.

En la entrada de la casa de la reina, el relevo de los soldados de la realeza –con sus característicos gorros negros, altos, peludos– es acompañado por una solemne banda marcial que de vez en cuando suelta una de Queen (la banda) o de Michael Jackson, para sorpresa de los cientos de visitantes que llegan.

Se trata de una ceremonia centenaria que sin duda se renueva. La residencia oficial de la monarquía desde 1837 también cuenta con una valiosa colección de arte y museo. El cambio de guardia se podrá ver los días impares de noviembre y diciembre a las 11:30 a. m. Aunque conviene llegar con anticipación por la cantidad de turistas de todo el mundo que se agolpan a la entrada.

Por todas las Leidys y Yurleidys de nuestras tierras, algunos recordarán allí el matrimonio de la princesa Diana; otros, a una iglesia en pie en medio de la ciudad humeante y semidestruida tras el ataque del Blitz en la II Guerra Mundial.

Una emblemática imagen que le ha dado la vuelta al mundo. Tiene más de 1.400 años de historia, aunque tras el gran incendio de Londres, que la devoró en 1666, fue vuelta a construir entre 1675 y 1710.

Sus 110 metros de altura coronados por su imponente cúpula central y los restos de Churchill se mantienen allí salvaguardados para orgullo de muchos ingleses y regocijo del turista. Es la segunda catedral más grande del mundo, después de la basílica de San Pedro en Roma.

Como la oferta de museos y galerías, la de teatros también es amplia, pero en el año de conmemoración de los 400 años de muerte de Shakespeare, ir a teatro es el plan, El Globe debería ser prioridad. Es la casa de Shakespeare, su compañía los Lord Chamberlain’s Men y sus obras más destacadas. El teatro mantendrá en cartelera obras como Otelo hasta abril de 2017.

Hay muchos museos y galerías en Londres, recomendados tanto para amantes del arte como para curiosos turistas. Unos vanguardistas como el Tate Modern, otros de larga tradición como el Tate Britain (500 años) y la National Gallery (desde 1820). Pero por la amplitud, historia y diversidad, quizás el British Museum debería encabezar la lista de los imperdibles. Cuenta con muestras de lo más representativo del mundo natural, religión, rituales, civilización y arte de América Central, África, Asia y Europa, contenidas en un total de siete millones de piezas, como la Rosetta Stone y los controvertidos Elgin Marbles, que por estos días reclaman los griegos de vuelta.

Queda cerca de la estación St John’s Wood, aunque muchos ingleses no lo saben. Todos los beatlemanos lo descubren tarde o temprano. Allí está la cebra donde se tomó la famosísima foto de The Beatles, Abbey Road, álbum, calle y estudio donde se grabó. Allí puede hacer su respectiva musaraña y sacarse la foto. Diagonal al cruce están los estudios; no dejan entrar a todo el mundo como muchos quisieran, pero enseguida está la tienda de suvenires abierta al público.

Como ir al pub es tan inglés como ver fútbol y tomar té, no será difícil encontrar uno cerca de donde esté, siempre de agradable estética, techo alto, lámparas y barra de madera. Por una experiencia diferente, puede buscar uno realmente antiguo como Cheshire Cheese ¿Pensó que lo habían cerrado? no, lo volvieron a abrir (desde 1667). Puede comer el popular pescado y papas fritas y hacer algo tan novedoso como tomar cerveza (allí). También hay interesantes zonas de pubs como la elegante Soho con sus teatros y restaurantes del rededor o la hippie y multicultural Camden con su mercado de pulgas, ropa alternativa y puestos de comida latina, europea y asiática.

En Columbia Roads, cerca de la estación Berthnal Green, hay un mercado abierto los fines de semana, donde antaño gritaban los precios como tiene que ser en un mercado local callejero, hoy un poco más hipster, pero igualmente congestionada se abre en un varipinto paisaje de músicos espontáneos, gatos, perros, niños, cafés, anticuarios y flores, por supuesto, que colorean el día.

Los colombianos necesitan visa para viajar al Reino Unido. Se puede tramitar en la embajada británica en Bogotá. www.gov.uk/government/world/organisations/british-embassy-colombia.es-419 Air ofrece un vuelo diario desde Colombia hacia 16 destinos del Reino Unido, conectando desde París. Y KLM opera tres vuelos semanales desde Colombia a 20 destinos hacia el Reino Unido, conectando desde Ámsterdam. www.air.com.coy www.klm.com/co

Los días y horarios para ver el cambio de guardia están en: //changing-guard.com

Los días en que se abre el Puente de la Torre, en: http://www.towerbridge.org.uk/lift-times/

La entrada al British Museum es gratis. Se paga por ciertas exposiciones.

La tarjeta para el ‘tube’ (metro) se consigue en cualquier estación. El valor del tiquete varía según el punto donde tome el tren y el horario. Más cerca de la City es más caro. Y es más barato después de las 9:30 a. m. y después de las 7 p. m. Entre 6 y 12 libras puede gastar a diario en transporte.

En el último año, la libra esterlina ha estado alrededor de los 4.000 pesos colombianos, aunque después del ‘brexit’ ha estado bajando hasta llegar a los $ 3.758.

LUCERO RODRÍGUEZ G

Especial para EL TIEMPO