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‘En pandemia tuve que aplicar, como nunca, la improvisación estratégica’
Jean Claude Bessudo, presidente del Grupo Aviatur, cuenta cómo sobrevivió a la crisis.
Jean Claude Bessudo, presidente del grupo Aviatur. Foto: Cortesía Aviatur
A Jean Claude Bessudo el periodo sabático que no había podido tomarse en más de 50 años de trabajo duro le llegó el año pasado, por cuenta de la pandemia. La orden de confinamiento general establecida por el Gobierno para frenar el avance del covid-19 lo alcanzó a él, y a cuatro huéspedes más, en el hotel Las Islas, que el Grupo Aviatur tiene en Barú, a 45 minutos de Cartagena.
“Uno de ellos –cuenta Bessudo– era un tío del príncipe de Mónaco. Había venido a almorzar, pero decidió quedarse a pasar la noche… Y lo cogió la pandemia, como a mí. Al final se tuvo que quedar varios meses, feliz, hasta que el príncipe mandó un avión privado a recogerlo”.
El año pasado estuvimos cerrados, literalmente, unos siete meses. Fue una pesadilla. Eso nos causó una pérdida calculada, a la fecha, cercana a los 40.000 millones de pesos.
El presidente de Aviatur, uno de los empresarios más reconocidos del país y un gurú de la industria turística, se ríe recordando ese “semestre sabático” forzado por las circunstancias, y durante el que tuvo que echar mano de los consejos y postulados de su “improvisación estratégica”, para lograr que esta emblemática compañía no naufragara en medio de la parálisis global de los viajes y el turismo.
Hoy, orgulloso de que Aviatur lograra no solo sobrevivir, sino también regresar al punto de equilibrio en agosto, reflexiona sobre los cambios que esta coyuntura impensada trajo a la industria: “Aspiramos a dejar esta pandemia atrás, como un mal recuerdo, para el 2023”, dice.
El año pasado estuvimos cerrados, literalmente, unos siete meses. Fue una pesadilla. Eso nos causó una pérdida calculada, a la fecha, cercana a los 40.000 millones de pesos.
¿Cómo les ha ido este año?
Con la actividad comercial reactivada en un 50 por ciento, el turismo y algunas modificaciones que tuvimos que hacer, llegamos de nuevo a nuestro punto de equilibrio en agosto, con ventas del 50 por ciento con respecto a las que teníamos en el 2019. Aspiramos a regresar a nuestras cifras de antes para enero del 2022 y dejar la pandemia atrás, como un mal recuerdo, en el 2023. Un mal recuerdo que, después de todo, nos dejó algunas ventajas y lecciones…
Los nómadas digitales no solo reservan en línea sus viajes, incluso van cambiando sobre la marcha sus visitas a ciudades, museos o actividades. Foto:Istock
Diversificar tanto nos permitió, cuando se cerró el turismo, tener actividades normales de logística y de carga, por ejemplo, que siguió movilizándose.
¿Cómo cuáles?
Aprendimos a ser más eficientes; a evitar, por ejemplo, la mala práctica de tener el asistente, del asistente, del asistente… Nos ayudó mucho tener una informática excelente y buenas páginas web y herramientas de comercio electrónico. Nuestras ventas online se dispararon.
Ha mencionado actividades que le permitieron a Aviatur vadear la pandemia…
Tenemos bastante finca raíz, que nos sirvió de respaldo ante las entidades bancarias para obtener lo que necesitábamos para funcionar en la pandemia, que sigue siendo impredecible. Pero en este punto sentimos que tenemos respaldo de flujo de caja para enfrentar los peores escenarios y aguantar hasta dos años. ¡Ojalá que eso no ocurra, claro! Además, acudimos en algunas oportunidades al Fondo Nacional de Garantías y también a la creación de empresas para salir de la crisis.
¿Y de qué tipo de empresas se trata?
Como tuvimos que suspender, en algún momento, los contratos de 1.500 colaboradores, creamos Avia EST Servicios Temporales, para poder ubicarlos; tenía que ser, por normas del Ministerio de Trabajo, una firma aparte. Avia además ofrece servicios de outsourcing de personal tanto en la industria turística como a clientes nuestros. Las otras empresas que creamos son Avia Tecnología y Servicios, mediante la que ponemos nuestro departamento de tecnología al servicio de la industria turística, con temas como facturación electrónica y optimización de procesos, y Avia Soluciones Hoteleras, que ofrece soluciones informáticas para reservas, manejo istrativo de hoteles y creación y puesta en marcha de proyectos hoteleros. De hecho, hace poco hizo el lanzamiento de Dotel, una plataforma para el suministro de insumos hoteleros online.
Sí, nos faltan 530 trabajadores y nuestra aspiración es poder resolver este tema en el curso de los próximos 12 meses.
¿En algún momento se imaginó vivir una parálisis del sector turístico?
No, de hecho, siempre me he burlado mucho de la planificación estratégica. Escribí, por cierto, un libro hace unos años que se llama Improvisación estratégica. Entre otros consejos empresariales que doy, e incluso comparto en charlas en las universidades, es que uno no puede tratar de hacer gerencia por escenarios, y más si uno está en Colombia y con una tasa de cambio que sube y baja constantemente. El secreto es adaptarse en tiempo real. En pandemia tuve que aplicar, como nunca, la improvisación estratégica. Quién se iba a imaginar, ni en las peores pesadillas, que el mundo iba a pasar por una situación así. Por fortuna, contábamos con la tecnología para conectar con todo el mundo. Mejor dicho, improvisamos y echamos mano de la inteligencia colombiana.
¿Qué fortalezas y debilidades del sector desnudó la pandemia?
Entre las fortalezas, la inteligencia colombiana, la resignación, la colaboración, gente que aceptó trabajar con salarios reducidos y el emprendimiento. Y entre las debilidades, el hecho de que muchas agencias, sobre todo las pequeñas, estuvieran un poco atrasadas en herramientas digitales.
Que afortunadamente Aviatur, sin querer y por lo que llaman los militares las ‘necesidades del servicio’, había diversificado a lo largo de los años en al menos diez empresas del sector logístico, oficinas de aduanas en todos los puertos, seguros, asistencia de mercadeo… Diversificar tanto nos permitió, cuando se cerró el turismo, tener actividades normales de logística y de carga, por ejemplo, que siguió movilizándose.
Hotel Las Islas, Barú Foto:Hotel Las Islas
La gente se dio cuenta de que la plata bajo el colchón no sirve para nada, que la vida está llena de imprevistos y que hay que gozarla, y qué mejor que hacerlo con un viaje.
¿Qué cambios introdujo toda esta coyuntura al sector y cuáles se van a quedar?
Las empresas descubrieron que podían gastar mucho menos en viajes, hotelería y desplazamientos; hacer reuniones por Zoom y volverse más eficientes… aunque nada reemplaza el o personal. A veces, gracias a eso, adquiero el don de la ubicuidad, algo que no había logrado en 53 años de vida profesional. El tráfico corporativo bajó y van a subir los viajes de incentivos, y también los individuales, de placer. La gente se dio cuenta de que la plata bajo el colchón no sirve para nada, que la vida está llena de imprevistos y que hay que gozarla, y qué mejor que hacerlo con un viaje.
¿Qué cambios impulsó el covid-19 a la manera de hacer turismo?
Nos dejó claro que el turismo verde es el futuro, y Colombia es el país ideal en ese sentido, por su biodiversidad. Precisamente estamos trabajando de la mano con ProColombia en ese tema y, de hecho, es así como en Expo Dubái vamos a dar a conocer el país al mundo.
¿Qué transformaciones trajo la pandemia a la forma de operar de las agencias de viajes?
En primer lugar, el mundo del turismo es el mundo de la amistad; estamos por encima de las consideraciones políticas, y eso se reforzó con esta pandemia. Lo segundo es que hay una fuerte tendencia hacia los viajes para nichos más especializados; por ejemplo, y hablando de turismo verde, la gente ya no te habla de viajar a ver mariposas, sino de viajar a ver la mariposa morfoazul que hay entre Pandi e Icononzo. Aunque nunca pensé que lo tendríamos, contamos con un departamento de avistamiento de aves, porque hay grupos que quieren venir a ver un ave especial en un sitio particular. Y para eso necesitamos especialistas. Una tercera cosa es el sello de turismo sostenible, que hoy exigen los clientes.
La nueva estrategia de promoción turística del país apunta a visibilizar las riquezas regionales. ¿Están preparados los territorios para recibir el turismo que eso atraiga?
La peor plaga para el turismo son las señoras divinamente bien de Popayán… esas que consideran que para ir a Tierradentro o San José de Isnos se necesitan autopistas 5G. Lo que aprecia el turista extranjero es precisamente nuestro carreteable de tierra, le gusta nuestra autenticidad. En el 2019, nuestra infraestructura turística estuvo utilizada en un 50 por ciento. El colombiano viaja entre el 20 de diciembre y el 20 de enero, en Semana Santa y un poquito los puentes. Y se acabó. El turismo del exterior nos va a permitir nivelar eso. Entonces, antes de pensar en nuevas infraestructuras, podemos utilizar bien la que tenemos, mejorar la ocupación. Y cuando tengamos lleno, volvemos a hablar. Lo importante es un turismo que no contamine ni económica ni cultural ni estéticamente, un turismo que se integre. Lo que vemos en Playa Blanca, en la isla Barú, es todo un desastre. Tenemos que respetar la capacidad de carga de los sitios turísticos.
¿Le gusta la forma como se promociona la marca país?
Creo que debemos ser cuidadosos con las marcas país y que tenemos que tratar de mantener los eslóganes cuando son buenos. Para la muestra está: ‘Colombia, el riesgo es que te quieras quedar’. Lo inventamos hace años y funcionó muy bien. Me limitaré a decir eso.
Más allá del eslogan, ¿le gusta la promoción del país hacia afuera?
Mucho. Colombia ha sido muy seria, muy constante en su promoción, incluso en los peores momentos, como la arremetida con bombas de Pablo Escobar y la toma del Palacio de Justicia; los agentes de viajes tampoco hemos dejado de asistir a eventos de la industria, como Fitur o la ITB de Alemania… hemos sido juiciosos y constantes. Debo agregar que el material de promoción de ProColombia es de muy buena calidad. ¡En eso, aplausos!
En términos de recuperación económica del sector, ¿qué podemos esperar?
Empezamos el año en 30 por ciento y ya vamos en el 50 por ciento. Con respecto a lo que viene, yo no hago futurología; analizo cada día lo que pasó ayer. Únicamente.