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Noticia
Loíza y El Yunque: donde se conserva la herencia africana y la biodiversidad de Puerto Rico
Viaje a dos de los lugares con mayor importancia espiritual para los puertorriqueños.
Taller N'Zambi en Loíza y El Yunque. Foto: Discover Puerto Rico
Ella le sonríe mientras está de pie, descalza en la arena. Sujeta su falda de color blanco mientras que él, con las palmas de las manos listas para golpear el barril, la observa con detenimiento. Está atento a sus pies, cadera, manos y la expresión que en cuestión de segundos dominará la escena. El lugar es una playa de Loíza, el pueblo con la población negra más grande de Puerto Rico. Están a punto de bailar la Bomba.
La mujer que marca el ritmo se llama Sheila Osorio. Es la maestra del Taller N'zambi, un espacio justo al lado del mar donde se conserva la expresión cultural más antigua de la isla. Los ancestros africanos exclavizados que trabajaban en las plantaciones de caña de azúcar hicieron de este género una forma de resistir y eso es lo que a día de hoy Sheila quiere transmitirle a la juventud puertorriqueña: que resistan, que bailen, que no olviden que son un pueblo con sus propias raíces.
Taller N'Zambi en Loíza, Puerto Rico. Foto:Discover Puerto Rico
Hay casi 17 ritmos de Bomba. En una sesión de 30 minutos, Sheila puede enseñar hasta cinco. Los hombres sostienen y levantan pañuelos, las mujeres faldas de todo tipo de color que mueven de forma sutil y hasta a veces agresiva. Y es que la Bomba permite que el cuerpo se exprese de la manera más improvisada y espontánea posible.
A diferencia de otros géneros musicales, el bailarín de bomba marca el ritmo de los músicos y no al revés. Se asemeja a una conversación. El músico traduce en sonido los pasos del bailarín.
Loíza está a pocos minutos de San Juan y justo después de la zona turística de Isla Verde. Es conocida por sus tradicionales máscaras de vejigante y la comunidad costera de Piñones, donde se puede probar algunas de las mejores frituras de la región.
Loíza, Puerto Rico. Foto:Discover Puerto Rico
La herencia africana impregna su identidad. No por nada los colores de la bandera del pueblo son el verde, amarillo y rojo. Los mismos de la República del Congo.
Su diseño fue creado por quien Sheila describe como su 'padrino cultural': Samuel Lind. A escasos minutos de la playa se puede encontrar en la carretera su estudio de arte, que es también su casa.
"Pintar es como cuando tu escribes o bailas", dice Samuel, quien no tiene problema en abrir la puerta de su estudio a forasteros. Cada rincón es una obra de arte que refleja el espíritu de Loíza, los rostros de su gente, los pescadores, sus doñas de los burenes, los palmares exuberantes, el mar, las escenas culturales.
"Son como visiones de un lienzo viviente que lo llaman a crear arte", se lee en una de las pancartas de la casa de madera de Lind.
Estudio de Arte de Samuel Lind. Foto:Juan Pablo Penagos / El Tiempo
Así como el estudio de Samuel está conectado con el taller de Sheila, casi toda la comunidad está conectada de alguna manera, no solo por ser descendientes de de la tribu Yoruba, sino porque ponen sus dones al servicio del otro y de la preservación de sus razgos culturales.
Yunque
Si en Loíza se conservan las herencias culturales del África, en el bosque tropical El Yunque se preserva la vida misma. Su diversidad ecológica lo convierte en un importante centro de biodiversidad, albergando 224 especies nativas de árboles y 370 tipo de aves, 27 endémicas.
"El bosque es la esperanza para el futuro", expresa Frankie, uno de los guías que conoce como pocos los rincones del único bosque tropical lluvioso en el sistema de bosques nacionales de los Estados Unidos.
Bosque tropical El Yunque. Foto:Discover Puerto Rico
Frenkie asegura que, tras los soplos infernales del huracán María, desde la tierra de mas montañas de El Yunque fue que se comenzó a reconstruir la isla a sí misma.
Por eso no solo es un tesoro natural, sino también un lugar de gran importancia cultural y espiritual para los puertorriqueños. Para muchos, el bosque es considerado un santuario de la naturaleza, un lugar que ha sido protegido durante siglos. Los taínos, los habitantes indígenas de Puerto Rico, veneraban las montañas y bosques, y el Yunque era considerado sagrado.
Bosque tropical El Yunque. Foto:Discover Puerto Rico
A lo largo de los siglos, este bosque ha mantenido una profunda conexión con las tradiciones locales, y es común que los puertorriqueños lo vean como un símbolo de la isla misma, representando su fuerza, su diversidad y su conexión con la naturaleza.
Entre las especies más emblemáticas de El Yunque se encuentran el coquí (una pequeña rana que es símbolo de la isla), el guabairo (un ave endémica en peligro de extinción) y una enorme variedad de plantas, como orquídeas y árboles de gran tamaño.
Bosque tropical El Yunque. Foto:Discover Puerto Rico
El es regulado por el Servicio Forestal de los Estados Unidos, y los visitantes pueden explorar una red de senderos que les permiten disfrutar de sus paisajes, flora y fauna. Sin embargo, debido a la fragilidad del ecosistema, las visitas deben ser respetuosas y seguir las normativas para evitar la contaminación y el daño a este valioso entorno.
Las misión de El Yunque y los habitantes de Loíza es en esencia la misma: proteger lo más sagrado para los puertorriqueños: la cultura y la naturaleza. Dos destinos que vale la pena visitar en cualquier circunstancia.