¿Cómo llegó la placa de Numa Turcatti al memorial en el Valle de las Lágrimas?

Gabriel, un familiar lejano del uruguayo fallecido, decidió rendirle un sentido homenaje.

La película está basada en el libro homónimo de Pablo Vierci, que se publicó en el 2009. Foto: Netflix

PeriodistaActualizado:
En una noche de profunda oscuridad en las montañas, donde el frío y la incertidumbre parecían aliarse para desafiar a quienes se aventuraban en su dominio, un grupo de 30 personas se reunía en el campamento El Barroso. Entre ellos estaba Gabriel, un montevideano de 45 años, cuya presencia en ese remoto lugar tenía un propósito claro: cumplir una misión.
La historia de Gabriel se remonta a su adolescencia, cuando por primera vez se topó con el relato del trágico accidente aéreo en la Cordillera de los Andes. La curiosidad inicial lo llevó a descubrir que entre los pasajeros del avión se encontraba un hombre con su mismo apellido: Numa Turcatti.
Este hallazgo desató en Gabriel una búsqueda incansable por conocer más sobre Numa y su conexión con su propia familia. Aunque al principio el tema parecía ser tabú en su entorno, la determinación lo llevó a indagar y a descubrir una historia silenciada, marcada por el dolor y el olvido.
“Antes esta era una historia un poco tabú en general, y para mi familia también lo era. Nadie hablaba del tema. Después, sacando conclusiones que no pude verificar, entendí que era un tema muy doloroso para mi abuela y por eso se había mantenido en silencio, por eso nunca se hablaba”, contó a 'El País'.
Después de años, un impulso repentino lo llevó a decidir que debía viajar al lugar donde yacía el avión siniestrado. Fue entonces cuando se unió a una expedición organizada por la agencia INTI Aventura, sin imaginar la profundidad del propósito que lo conducía hacia aquellas imponentes montañas.
Durante el 'trekking', Gabriel compartió su historia con sus compañeros, encontrando en ellos un apoyo inesperado y un vínculo que trascendía lo superficial. Juntos, se comprometieron a llevar a cabo un acto de homenaje a Numa Turcatti, quien había permanecido en el olvido en el memorial del Valle de las Lágrimas.
Con el permiso de la familia de Numa, Gabriel encargó la creación de una placa de acero inoxidable, inscrita con las palabras que mejor representaban el espíritu de su primo: "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos". 
El día de la colocación de la placa en el memorial fue un momento de profunda emoción y conexión entre todos los presentes. En medio de lágrimas y abrazos, el grupo encontró en aquel gesto una forma de honrar la memoria de Numa.

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El País, y contó con la revisión de un periodista y un editor.

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