Emma Morano, originaria del Piamonte italiano, logró alcanzar la impresionante edad de 117 años. Cuando le preguntaron cuál era su secreto para vivir tantos años, ella, fiel a su humor, respondió que se basó en dos cosas: alejarse de los hombres y seguir una estricta dieta que aprendió luego de la Primera Guerra Mundial.
Esta longeva mujer, nacida el 29 de noviembre de 1899, fue testigo de momentos cruciales de la historia, desde conflictos bélicos hasta avances tecnológicos, sobreviviendo a más de 90 gabinetes gubernamentales de Italia. Hasta su fallecimiento el 15 de abril de 2017, se destacó por ser la última sobreviviente conocida del siglo XIX.
Los secretos de la longevidad de Emma Morano
A pesar de su longevidad, la vida de Emma estuvo marcada por desafíos significativos, incluyendo la pérdida de su hijo y las tribulaciones de un matrimonio forzado y abusivo.
En el momento de su casamiento no tuvo voz para decidir ante la propuesta. “Era alguien de aquí, del lago. No quería casarme con él, pero él me obligó. Vivíamos en el mismo patio y un día envió a su madre a llamarme”, señaló en diálogo con 'La Stampa' en el 2011. “Fui allí y me dijo: ‘Si te conviene, puedes casarte conmigo, si no, te mato’. Tenía 26 años. Me casé”, continuó.
Pero la relación finalizó en 1938, un año después de que su único hijo falleciera a seis meses de haber nacido. Desde ese momento no volvió a casarse porque “no quería ser dominada por nadie”. Estas experiencias moldearon su perspectiva, llevándola a adoptar una vida de soltería.
Morano atribuyó su longevidad no solo a su independencia emocional sino también a un régimen alimenticio particular, iniciado tras ser diagnosticada con anemia después de la Primera Guerra Mundial.
El componente central de su dieta eran los huevos, consumiendo tres diariamente, dos de ellos crudos, durante la mayor parte de su vida, aunque en sus últimos años redujo la cantidad a dos. Además, complementaba su alimentación con grappa, una bebida alcohólica italiana que preparaba personalmente, añadiendo hierbas y frutas para enriquecer su sabor.
“Como tres huevos al día y para hacer la digestión bebo la grappa que preparo yo misma: la meto en un frasco con siete hojas de salvia, un racimo de ruda y unas uvas. Luego la bebo con una cuchara”, explicó hace años en una entrevista.
Carlo Bava, su médico durante casi tres décadas, le señaló a la agencia de noticias AFP que rara vez comía verduras o frutas.
Emma no solo acreditaba su longevidad a su estilo de vida y dieta sino también a la herencia genética, ya que su madre vivió hasta los 91 años y varias de sus hermanas superaron el siglo de vida.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de la periodista y un editor.