La historia de Manuela Carmona Moreno tomó un alegre giro a lo que fue una compleja infancia en Colombia. La joven de 23 años se convirtió no solo en la primera colombiana, sino en la primera mujer latina en hacer parte del cuerpo policial de un condado canadiense.
Carmona es ahora integrante de las fuerzas del orden en la provincia de Ontario, en un condado de más de 150.000 habitantes.
La "niña sorpresa" como la llaman sus abuelos, está enfocada ahora en dedicarse al trabajo en beneficio de las comunidades, los migrantes y de los más necesitados.
“Hablar de ella me emociona. Sé lo que ha luchado para llegar a donde está mi hermosa muchacha. Le decimos niña sorpresa porque llegó a nuestra vida de un momento a otro, como una linda sorpresa”, indicó Norma Pulido, abuela de Manuela.
Y es que su camino al éxito no estaba construido, sino que fue labrado por ella misma durante años desde que en 2008 se fue junto a su familia de su hogar natal con destino a Canadá.
Su viaje al extranjero no fue para buscar mejores oportunidades, fue una decisión que tomó su papá, Juan Esteban Carmona, para proteger la vida de su hija de nueve años y de su pareja.
“Mi papá vendió un carro que era de él a un señor, pactando que le daba una parte y luego le cancelaba en cuotas mensuales. Al final esta persona no le pagó y lo comenzó a amenazar, diciéndole, incluso, el nombre de mi mamá y el mío. Debido a esto, mi papá decidió irse del país”, relató Manuela.
“Decidimos irnos de Medellín y venirnos para Canadá por razones de seguridad. Mis papás me querían dar un mejor futuro lleno de oportunidades laborales y de educación”, puntualizó la joven.
Ahora Manuela hace parte de la Policía de Chatham-Kent, un condado de la provincia de Ontario a 280 kilómetros de Toronto, la capital del país norteamericano.
“Me quiero enfocar en todos los inmigrantes. Quiero ser la voz para ellos”, concluyó la joven que llevará puesto el uniforme de las fuerzas policiales canadienses, pero en su corazón siempre portará el calor paisa y colombiano que la caracteriza.
Santiago Andrés Venera Salazar
REDACCIÓN INTERNACIONAL
EL TIEMPO