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¿Por qué los países en Europa son cada vez más restrictivos con la migración?
La declaración de emergencia migratoria en Italia es uno de los muchos casos del auge restrictivo.
Desde 2014 más de 20.000 personas han muerto intentando cruzar el Mediterráneo hacia Europa. Foto: Dimitris Tosidis. EFE - Archivo EL TIEMPO
Sherlly es una mujer peruana que vive desde hace seis meses en Italia. Sin embargo, lejos de estar en el país europeo por estudios o por una buena oportunidad laboral, la de Sherlly es la historia replicada de millones en el mundo: migrar para sobrevivir.
Su travesía comenzó en agosto de 2022, cuando decidió salir de Perú con su hijo de 7 años, David*, para escapar de los maltratatos físicos y psicológicos de los que estaba siendo víctima.
Decidida a encontrar un lugar seguro para los dos, Sherlly vio en Italia, gracias a la información que le dio un amigo cercano, la posibilidad de empezar de ceros en otro país.
Con su pasaporte en mano, pudo ingresar sin problemas al territorio europeo justificando un viaje de turismo. Sin embargo, las promesas de hallar un trabajo –aunque fuera ilegal- para poder sostenerse en principio con la esperanza de conseguir una vida mejor a través de figuras como el asilo o el refugio para regularizar su situación en este país, se fueron viendo cada vez más lejanas, todo por cuenta de las restrictivas políticas contra migrantes activas en la mayoría de los países europeos.
Tienes que dormir toda la noche en la calle solo para recibir una cita, ¿por qué lo hacen tan difícil?
Sherlly ahora pasa sus días trabajando por extensas jornadas laborales en un restaurante para costear su día a día. “A veces no sé en qué día estoy”, confiesa.
Pero su historia, lejos de ser una excepción, es más bien una imagen que parece reflejarse en las vidas de miles de personas. Desde su llegada, a Italia han arribado más de 108.000 migrantes, según cifras del ministerio de Interior de ese país.
Las llegadas a Italia superaron las 31.000 desde el inicio de 2023, casi cuatro veces más que las cerca de 8.000 de 2022, con 3.002 migrantes en los últimos tres días, y un récord de 1.389 el pasado viernes 7 de abril. Eso sumado a que el año pasado fallecieron en promedio tres personas cada día intentando llegar a las costas del país europeo.
De ahí que el gobierno de Giorgia Meloni decretó esta semana el estado de emergencia migratorio durante seis meses dándoles la potestad a las autoridades de derogar algunas normas del ordenamiento vigente.
En la imagen, se muestran chalecos salvavidas que fueron dejados atrás por los migrantes que llegaron a la isla de Lesbos, en Grecia, en mayo de 2018. Miles de personas que buscan seguridad después de huir de países como Siria, Afganistán, Irak, Sudán y Congo continúan arriesgando sus vidas para llegar a Europa. Quienes intentan llegar a través de Turquía y el mar Egeo han quedado atrapados durante un período de tiempo indefinido en islas de Grecia como parte del acuerdo UE-Turquía y su enfoque de disuasión y contención. En la actualidad, existen alrededor de 10.000 personas retenidas en los cinco Centros de Recepción e Identificación en las islas griegas del Egeo: Lesbos, Quíos, Samos, Kos y Leros. Médicos Sin Fronteras (MSF) reitera su pedido a la Comisión Europea, Grecia y los Estados europeos para que implementen políticas que se centren en proteger y ayudar a las personas refugiadas y solicitantes de asilo en lugar de disuadir, detener y deportar a quienes buscan seguridad en Europa. Foto:Robin Hammond/Witness Change
Cerco a los migrantes, una realidad en Europa
La situación de Italia no es exclusiva. En los últimos años, las políticas migratorias de varios países en el Viejo Continente se han endurecido, incluso al punto de cruzar líneas que organizaciones y expertos advierten van en contra de los derechos humanos de quienes buscan refugio en Europa por motivos como la guerra, la persecución política, la pobreza extrema o que corra riesgo su vida en su país de origen.
Estamos viendo cosas que jamás pensamos que veríamos.
Los ejemplos no son pocos. El diario español El Mundo denunció en noviembre de 2022 que cuatro ONG que intentaban llevar a salvo a un millar de migrantes se enfrentaron a los oídos sordos de las autoridades italianas solo para que, luego de 13 días respondieran al llamado con la condición de que solo recibirían a mujeres, enfermos y niños.
No obstante, el pasado 24 de marzo cuando llegaron 1.500 migrantes en menos de un día, la respuesta fue la misma.
Y es que varias naciones están llevando a cabo polémicas políticas similares. En Reino Unido se presentó un proyecto que facilita la detención de migrantes en situación irregular hasta su expulsión hacia Ruanda (país duramente criticado por sus violaciones de derechos humanos); en Grecia se han registrado casos de violencia física contra migrantes para embarcarlos de regreso a Turquía; en Polonia se implementó un Estado de excepción ante el cruce de refugiados desde Bielorrusia, y en varios países de la ruta de los Balcanes hay decenas de casos de persecuciones a refugiados.
Gemma Pinyol, doctora en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid y directora de políticas migratorias en Instrategies, apunta que, con relación al tema migratorio, “estamos viendo cosas que jamás pensamos que veríamos”.
En lo único que todos los Estados de la Unión Europea están de acuerdo es en perseguir la migración irregular.
Sin embargo, la experta apunta a que si bien en tiempos recientes, por cuenta de la pandemia del covid-19 y las guerras activas en el mundo, “todo avanza a mucha velocidad”, la construcción del relato sobre la migración irregular y los refugiados vistos como una amenaza para la seguridad “lleva ya 20 años instalado”.
Pinyol explica que luego de 2015, cuando tuvo lugar la llamada crisis de refugiados en Europa, se marcó un parteaguas en política migratoria. Desde entonces, muchos países han pasado por alto las cuotas de acogida y los reasentamientos que determinó Bruselas y, además, se han negado a implementar un nuevo Pacto de Migración y Asilo, que sería clave para la legislatura europea en esta materia.
“Hemos visto cómo se desmantela el sistema de asilo internacional y cómo aumenta la militarización de las fronteras, y en lo único que todos los Estados de la Unión Europea están de acuerdo es en perseguir la migración irregular, pero no se avanza en acogida de refugiados”, señala Pinyol.
La crisis entre Turquía y Siria y la medida de Turquía de no impedir a los migrantes el ingreso a Europa, desató una oleada de personas que intentan cruzar la frontera para llegar a Grecia. Foto:EFE
¿Qué pueden hacer los migrantes ilegales para regularizar su situación?
La solicitud de asilo es un derecho que para solicitarlo te tienes que poner en situaciones inhumanas.
Los días de Sherlly se dividen en jornadas desgastantes de trabajo y breves momentos de descanso. Muy pocas veces sale de su casa. Prefiere no hacerlo para quedarse con su hijo cuando puede y, claro, para evitar que la vean las autoridades.
Según cuenta, en un principio ella no pensaba regularizar su situación migratoria en Italia, pero hace poco más de un mes conoció sobre Lupo Rosso, una organización de ayuda mutua en Milán, que la convenció.
“Ella tiene una situación de trabajo de explotación y de irregularidad de la cual no puede salir si no está regularizada”, cuenta Ester Dazzo, cofundadora de Lupo Rosso, en entrevista con este diario.
El sistema migratorio en varios países de Europa -como Italia- funciona bajo el Reglamento de Dublín. Esta norma establece que el migrante que llegue de forma irregular a un país deberá regularizar su situación y, en caso de ser encontrado fuera del país de arribo, será devuelto al destino donde aterrizó, único lugar donde podrá legalizar su situación a expensas de poder ser deportado.
“Esto hace que los lugares fronterizos –como Italia- tengan una mayor afluencia de migrantes y haya países que tengan que recibir, mientras otros los devuelven”, explica Ester.
Pero los migrantes que desean solicitar asilo, aun cuando en muchos de los casos cuenten con justificaciones de peso, no tienen una tarea fácil por delante.
La mayor parte de los migrantes que intentan pasar por el Mediterráneo hacia Europa son africanos. Foto:Reuters
La realidad más allá de la norma
(Sherlly) tiene una situación de trabajo de explotación y de irregularidad de la cual no puede salir si no está regularizada.
Para solicitar la residencia en Italia primero se debe presentar el caso ante la jefatura de policía y entregar pasaporte, documentos y otros certificados de identificación disponibles, así como una dirección de residencia a la cual llegará la información sobre el proceso a seguir.
En ese momento, los oficiales asignarán una cita para entregar formularios y realizar entrevista con la Comisión Territorial –autoridad encargada de las solicitudes de asilo–.
Por último, se entregará un permiso temporal de seis meses mientras se estudia el caso y, al término de este, se notificará si se acepta o no el asilo del solicitante; de lo contrario, se renovará el permiso temporal.
Ahora bien, la realidad es muy diferente al proceso a seguir. “Tienes que dormir toda la noche en la calle solo para recibir una cita, ¿por qué lo hacen tan difícil?”, cuenta Sherlly, quien ha tenido que pasar horas junto a su hijo a las afueras del centro donde es atendida, solo para conseguir una cita que se programó para dos meses después.
Illegal migrants should all be removed. The focus should be on:
“(Los migrantes) están pidiendo un derecho; la solicitud de asilo es un derecho que para solicitarlo te tienes que poner en situaciones inhumanas”, agrega la mujer peruana.
Vivir sin los documentos en regla, cuenta Sherlly, es verse obligado a pagar todo con dinero que no se puede conseguir de manera formal. “Acá (en Italia) no contratan a migrantes porque es muy riesgoso, le pueden dar una multa de 5.000 euros al dueño y hasta cinco años de prisión. Y yo tengo que pagar el colegio de mi hijo con la tarifa más alta porque no tengo documentos”.
Conseguir un techo donde vivir tampoco es fácil. “Viven en un cuartito muy chiquitito amontonados porque, al no tener documentos, no pueden alquilar, y para poder alquilar deben pagarle un sueldo de un mes a la inmobiliaria, al dueño tres meses de garantía y el mes adelantado". Ahí nada más debes tener 3.000 o 4.000 euros. A veces (los migrantes) vienen solo con su pasaje, ¿cómo podrían alquilar una vivienda y menos sin documentos?”, agrega Sherlly al recordar las historias que se oyen en las extensas filas de espera.
“Más aguanto por mi hijo que por mí”, confiesa Sherlly, quien se considera en todo caso una afortunada.
Más de 100.000 migrantes y refugiados llegaron desde enero a Europa cruzando el mar Mediterráneo, y 2.247 perdieron la vida o desaparecieron al intentar la travesía. Unos 85.000 llegaron a las costas italianas. Para lo que la Unión Europea adelanta un plan de acción para ayudar a Italia con la crisis migratoria. Foto:AFP
Un panorama poco alentador para Europa
Los pedidos de asilo en la Unión Europea alcanzaron durante 2022 un nivel que no se veía desde la crisis de 2015 y 2016.
En total, el año pasado se registraron unos 960.000 pedidos de asilo, con un aumento del 50 por ciento con relación al año anterior. También fue la cifra más alta registrada por la Agencia de Asilo de la UE (AEUE) desde 2016, cuando se presentaron más de 1,2 millones de solicitudes.
Si se facilitan visados o si se permite pedir asilo en embajadas habría muchos menos migrantes irregulares.
La agencia de asilo ha explicado que las solicitudes alcanzaron los niveles más altos “registrados” para una amplia gama de nacionalidades en 2022, incluidos ciudadanos de India, Burundi, Marruecos, Túnez, Egipto, República Democrática del Congo, Perú, Moldavia, Yemen, Bielorrusia y Cuba.
Esas cifras, sin embargo, excluyen a la gran mayoría de los cuatro millones de refugiados ucranianos que huyeron de la guerra de Rusia y cuyas solicitudes fueron tratadas por separado a través de la Directiva de Protección Temporal.
Como ocurre desde la llamada crisis de los refugiados, varios países -en especial aquellos situados en las fronteras del bloque económico- piden a los demás que acepten un número mayor de personas en busca de refugio.
Pero en general, el panorama es poco alentador en el continente. Los países restrictivos, como Hungría, Polonia y la República Checa, han tomado medidas para limitar la entrada de migrantes en sus territorios y que pueden incluir cerrar sus fronteras, establecer barreras físicas para evitar el paso de migrantes y limitar los derechos de los refugiados ya establecidos en el país.
El fin de semana se sobrepasaron los 3.000 después que se conocieron las muertes de ocho personas en la ruta entre el norte de África y España y el fallecimiento de un niño de 10 años procedente de Afganistán en la isla griega de Lesbos. Foto:AFP / Aris Messinis
Las razones detrás de estas políticas restrictivas
Según expertos, las razones detrás de estas medidas restrictivas son complejas y pueden incluir una combinación de factores políticos, económicos y culturales propios de cada país.
Algunos líderes políticos, además, han utilizado la retórica antiinmigrante para movilizar a sus bases electorales. Otros argumentan que los migrantes representan una amenaza para la seguridad nacional y que los recursos nacionales deberían ser utilizados para apoyar a los ciudadanos locales.
El problema, según explica Blanca Garcés, doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de Ámsterdam e investigadora del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB), es que a través de esas medidas “se trata de legitimar políticamente sentimientos populares de protección nacional” y se “allana el camino a políticas cada vez más restrictivas”.
En eso coincide sco Pasetti, investigador del área de Migraciones de CIDOB, quien resalta, además, que la implementación de estas medidas “va más allá del color político del Gobierno”, en relación con la creencia de que solo los líderes políticos de derecha aplican legislaciones antiinmigración. “Este tipo de políticas se han aplicado por la derecha y la centroizquierda”.
Meloni afirmó que su gobierno será cercano a la Unión Europea y a la Otán. Foto:AFP
Y si bien no todos los países europeos cuentan con políticas restrictivas en la materia, pues algunos países, como Alemania y Suecia, han mantenido una política más abierta hacia la migración y han tomado medidas para ayudar a los refugiados a integrarse en sus sociedades, los flujos migratorios van en ascenso en todo el continente con cifras alarmantes.
Por ejemplo, Frontex, la agencia de fronteras de la Unión Europea, detectó unos 330.000 cruces irregulares de fronteras el año pasado, lo que supone un aumento del 64 por ciento respecto a 2021 y la cifra más alta desde 2016.
Los mayores incrementos se registraron en las rutas de los Balcanes Occidentales y el Mediterráneo oriental, con un aumento del 136 por ciento y el 108 por ciento, respectivamente.
La ruta de los Balcanes occidentales representó por sí sola el 45 por ciento de todas las entradas irregulares en 2022. La peligrosa ruta del Mediterráneo central representó casi un tercio de todas las llegadas (+ 51 por ciento interanual).
Según estimaciones de las autoridades, se cree que unas 2.500 personas han muerto intentando llegar a la Unión Europea.
Con este panorama, los expertos aclaran que la gran mayoría de migrantes en situación irregular no llegan a Europa en esa condición, y que quien lo hace de este modo es porque no hay vías legales y seguras para hacerlo de otra forma.
“Se trata la irregularidad como algo inherente a los migrantes, pero no es cierto. Depende de las leyes del país receptor. Si se facilitan visados o si se permite pedir asilo en embajadas habría muchos menos migrantes irregulares”, aclara Pasetti.
Cada año, por ejemplo, se ordena la salida del bloque a unos 500.000 extranjeros porque han entrado o están en el bloque de forma irregular, según cifras de la Comisión Europea. Sin embargo, solo alrededor del 30 por ciento de ellos regresan a su país de origen o al país desde el que viajaron a la UE.
La migración debería ser interpretada no como un fenómeno de crisis extraordinario.
Para Dazzo, el problema está en la forma misma de ver las migraciones. “Un enfoque criminalizante no funciona”, señala. “La migración debería ser interpretada no como un fenómeno de crisis extraordinario. La migración es el régimen actual de la movilidad humana, y la movilidad humana siempre ha existido”, agrega.
En ese sentido, la cofundadora de la organización Lupo Rosso propone una perspectiva “más centrada en los derechos humanos y menos en la seguridad nacional. Una seguridad humana específica y particular para la atención de cada caso”.
Las voces consultadas para este reportaje coinciden en que el resultado del endurecimiento de las políticas no se traduce necesariamente en la reducción de llegadas de migrantes, pues los motivos que llevan a esas personas a movilizarse de sus países de origen seguirán existiendo de todos modos. Y, en cambio, sí representan un riesgo para sus vidas, pues reduce sus opciones de trasladarse a un lugar seguro donde puedan crear un proyecto de vida.
Entretanto, Sherlly espera que la cita que solicitó hace un mes, y que le fue asignada para el 5 de mayo, no solo sea una realidad sino que le otorgue un permiso temporal de trabajo, mientras la Comisión Territorial da una sentencia sobre su caso.
Pues, a pesar de que aún no domina muy bien el italiano, Sherlly sí entiende algo con claridad: al igual que los millones de solicitantes en su condición, probablemente, su caso se extienda por eternos años que la obliguen a mantenerse en la ilegalidad para sobrevivir.
*Algunos nombres fueron alterados para proteger la identidad y seguridad de las personas