Es común que al sentarse en la mesa para degustar cualquier plato,
este siempre venga acompañado de una bebida. Prácticamente, es una rutina, por ejemplo, almorzar y beber el
jugo para "ayudar a ingerir los alimentos".
Sin embargo, parece que esta costumbre, lejos de contribuir a la deglución de la comida, puede afectar la digestión.
De acuerdo con la nutricionista dietética del Programa de Educación Alimentaria Nutricional de Panamá, Yeny Anayansi Carrasco, lo más conveniente es que los líquidos que tienen intención de acompañar cualquier comida del día, se consuman 30 minutos antes o después de la misma.
Tanto el jugo como el agua "pueden diluir las encimas que llegan al estómago y provocar que la digestión sea más lenta, así que la bebida debe ser ingerida en un momento distinto para que el proceso estomacal sea más fácil", afirma Carrasco en entrevista con el 'El Siglo'.
No obstante, lo ideal sería sustituir el jugo o las bebidas azucaradas por agua, ya que esta si representa beneficios conforme a si se consume en instantes previos o posteriores al alimento.
‘"El agua transporta dentro del cuerpo todas las sustancias nutritivas que se consumen a través de los alimentos", expresó la especialista.
¿Qué es mejor, antes o después?
Aunque consumir líquidos antes de la comida, no presenta percances demostrados hasta el momento, ingerirlos después si podría tener mayores ventajas.
Según Mayo Clínic, beber agua, luego de comer, ayuda a que el cuerpo descomponga y procese los alimentos. Así, este puede absorber de mejor manera los nutrientes y las proteínas que contienen los mismos.
Además, realizar este proceso contribuye a disminuir el estreñimiento, puesto que ablanda los sedimentos intestinales, permitiendo que el colón realice un proceso más rápido y efectivo al momento de transportar las heces, de acuerdo con el centro de salud citado anteriormente.
El boom de los jugos verdes que desintoxican
NATHALIA GÓMEZ PARRA
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO
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