San Joaquín y Santa Ana, los padres de la Santísima Virgen María y abuelos de Jesús, han sido venerados a lo largo de los siglos por su profundo amor y devoción a Dios. Su papel crucial en la vida de la Virgen María fue esencial para prepararla para la importante misión de dar a luz al Salvador del mundo.
Como patronos de los abuelos, se les ha reconocido por su papel ejemplar en la crianza de María y su dedicación a inculcarle una fe sólida desde una edad temprana. Su discreta contribución a la historia sagrada no ha pasado desapercibida, y hoy en día son invocados no solo por los abuelos, sino también en diversas situaciones complicadas donde se busca su intercesión ante Dios.
*Este contenido fue hecho con información de la Arquidiócesis de Bogotá y contó con la asistencia de una inteligencia artificial y la revisión de la periodista y un editor.
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