Las rosas, nenúfares, juncos y lirios que maravillan la vista en las pinturas del maestro impresionista Claude Monet son reales, igual de bellos que los que se ven plasmados en las pinturas originales, en lienzos o fotos reproducidas millones de veces.
Ver esos jardines, que tanto inspiraron al pintor francés en su lugar original, es un regalo para los sentidos, por lo que esta es una visita imperdible si está cerca de la villa de Giverny, en Francia.
La casa y los jardines de Claude Monet están en esa villa, vecina de Vernon y parte de Normandía, a dos horas del puerto de Le Havre, que visitamos en el viaje inaugural del Norwegian Prima, de Norwegian Cruise Line. Además, está a hora y media de París y desde allí puede ir en autobús o tren.
Nacido en París, Monet se mudó en su niñez a Normandía, junto con sus padres. Tras morir su primera esposa conoció a Alice Hoschedé, se unió a ella y decidieron alquilar la casona en 1843. Necesitaban una casa grande para vivir con los dos hijos de él y los seis de ella.
El pintor, en ese entonces de 43 años, y con buena posición económica, quedó enamorado de la casa y decidió comprarla, para agrandarla y arreglarla –ordenó ampliarla hasta llegar a 43 metros de largo por solo 5 metros de ancho–, además de construirle los famosos jardines, para los que tuvo que pedir permiso. Estos se convirtieron en su inspiración para sus pinturas más famosas.
En ese lugar, donde vivió otros 43 años hasta el momento de su muerte, en 1926, se involucró en todos los detalles, desde los colores que quería en la fachada de la casa, verde intenso (para que pareciera integrada con la naturaleza) y rosado, hasta la construcción del jardín, que todavía permanecen bien cuidados, bajo la Fundación Claude Monet. Si lo visita, pasará allí al menos unas dos horas.
El lugar está dividido en dos partes, los jardines y la casa. Los jardines son dos, incluyendo uno de agua, inspirado en los jardines japoneses, que Monet decía que eran para deleitar sus ojos y para tener modelos para pintar.
Ese jardín, al que se accede por un paso subterráneo, tiene un gran estanque, un puente japonés y otros pequeños cubiertos por glicinas, unas plantas trepadoras de color violeta que él mismo sembró.
Allí abundan los bambúes y los sauces llorones, así como los nenúfares (plantas acuáticas de varios colores), que florecen todo el verano. El reflejo de las flores y de los árboles en el agua fue un elemento infaltable en muchos de sus cuadros.
La superficie del jardín suma 15 hectáreas, que incluyen la colección botánica, la vegetación local y un pequeño vivero para especies raras.
El otro, Le Clos Normand o Jardín de las Flores, está delante de la casa.
El artista prefería trabajar al aire libre, pero acondicionó este taller, ubicado en la granja que colindaba con la casa. Foto:Getty Images
Para su vida familiar
Desde la compra de la propiedad, Monet lo transformó en un jardín rico en perspectiva, simetría y un colorido especial debido a la siembra de miles de flores, que incluyen rosas rosadas impresionantes y otras tan simples como margaritas y árboles frutales. Además de que vivía allí, Monet también tenía su estudio de pintura, aunque le gustaba pintar más al aire libre.
Precisamente, la granja que colinda con la casa se transforma en su primer taller a través de la instalación de una escalera que comunica con la casa principal. Monet, utiliza el lugar para almacenar sus telas y efectuar retoques.
La vivienda, que se llamaba originalmente Casa de la Prensa, por una prensa de manzanas en una pequeña plaza vecina, que dio nombre al sector, era muy pequeña, y al remodelarla el pintor incluyó tres entradas, amplios ventanales, dos pisos y un amplio balcón, poniendo enfrente una pérgola con rosas trepadoras.
Tanto estas como todas las flores lucen espectaculares en primavera, aunque en verano pueden verse muchas, dependiendo del clima imperante.
Del otro lado de la casa, un invernadero es eliminado y le da paso a una cocina lo suficientemente espaciosa para preparar las comidas de una familia de diez personas.
En ese piso fueron acondicionados los cuartos para las cuatro hijas de Alice Hoschedé-Monet. Los dos hijos de Alice y los dos de Claude se alojan en el ático.
Los visitantes pueden ver el estudio, donde recibía a todos sus invitados, con reproducciones y no obras originales (están en museos de todo el mundo), pero sí hay rios y muebles auténticos, al igual que en toda la casa, lo que la convierte en una experiencia única.
El taller fue convertido tiempo después en salón del fumador. El pintor también recibía allí a comerciantes, críticos y coleccionistas.
Las reproducciones que cuelgan de las paredes recuerdan el aspecto que tenía el taller en vida de Monet.
El artista gustaba de conservar una tela de cada una de las etapas de su carrera. Los originales están ahora en el museo Marmottan-Monet de París.
Un busto de Monet de Paul Paulin recuerda que el pintor impresionista conoció la gloria en vida, a pesar de que tuvo que esperar 50 años para ser, al fin, reconocido como maestro.
También en ese piso están las habitaciones, incluyendo la de Monet (tenía para él todo el lado izquierdo de la casa). Con ventanales que daban al jardín, verá la cama, un gavetero del siglo XVIII y telas de sus amigos impresionistas como Renoir y Boudin.
Igualmente verá la de Alice, que estaba separada, así como de las hijas.
Además, la Sala Azul, en la entrada, usada por Alice y los hijos, un amplio comedor, pintado de amarillo, y una gran cocina, también original. Monet supervisó personalmente toda la decoración de la casa, dando rienda suelta a su amor por el color.
La pieza es sorprendente debido a los tonos azules en sus paredes y en la mayoría de los muebles. Hacen juego con las estampas japonesas coleccionadas con pasión por Monet durante toda su vida. Llegó a tener más de doscientas. Amaba rodearse e inspirarse en ellas. Monet se encargaba de toda la decoración y de la selección de la pintura de paredes.
El piso está forrado de baldosas de cemento, muy a la moda en aquella época.
La casa y los jardines fueron muy dañados, como gran parte de la región, durante la Segunda Guerra Mundial, pero fueron reconstruidos posteriormente, y se restauraron los muebles originales.
La propiedad, reabierta al público en 1980, abre todos los años de marzo a noviembre. Al lado está el Museo del Impresionismo de Giverny.
Monet y su familia están enterrados en un pequeño cementerio a la entrada del pueblo.
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