En realidad, lo único que pudo hacer el niño, de 11 años, fue correr en
medio de las llamas de la avioneta Cessna 206 con matrícula HK 2969, que se
estrelló ayer a las 8:05 a.m. en un polideportivo del colegio de la
Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín y que dejó cinco pasajeros y
dos estudiantes, que estaban en tierra, muertos.
Un par de metros los salvaron de morir a él y a otros 29 alumnos de sexto
grado que asistían a clase de educación física. Esa fue la distancia que los
separó del lugar donde cayó la aeronave, que durante unos minutos sobrevoló
el centro educativo, al parecer en busca de un sitio para aterrizar.
A los dos niños muertos el aparato les cayó encima cuando observaban la
práctica deportiva. Según testigos, el piloto trató de evitar el choque
contra los dos bloques del plantel, ubicado en el barrio Laureles, en los
que a esa hora recibían clase unos 3.800 alumnos.
En el colegio, de carácter privado, estudian niños de todos los estratos y
hay desde preescolar hasta último grado de bachillerato, en doble jornada.
La avioneta se movía de un lado para otro y de una se nos vino en picada,
agregó el niño, que sufrió una quemadura en su brazo izquierdo.
En medio del llanto, narró cómo en un instante la cancha se convirtió en una
especie de trampa mortal en donde ellos estaban arrinconados, pues las
llamas de la aeronave tapaban la única salida del campo, que es enmallado.
El fuego no nos dejaba pasar. El profesor nos gritaba que corriéramos, pero
no podíamos. Por fin salimos por un lado y corrimos como locos, añadió.
Impresionado, el profesor Carlos Mario Saldarriaga contó que el avión volaba
muy bajo y que él sólo atinó a gritarles a los muchachos que corrieran.
En medio del caos, cuatro escolares resultaron heridos. Dos de ellos, de 10
y 11 años, permanecen aún en el hospital San Vicente de Paúl con quemaduras
de segundo grado. Están fuera de peligro, según el jefe de pediatría, Juan
Guerrero.
El gerente del aeropuerto Olaya Herrera, Francisco Saldarriaga, dijo que el
piloto no reportó ninguna emergencia.
La Aerocivil informó que ayer envió una comisión que recogerá fragmentos de
la aeronave accidentada para analizarlos y determinar las causas del
siniestro.
DOS NIÑOS DE 12 AÑOS, ENTRE LAS VÍCTIMAS DEL SINIESTRO
- Juan Carlos Barajas, 37 años. Ingeniero civil de Eafit, nacido en Barrancabermeja.
- Juan Carlos Valderrama, 19 años, de Huila. Soldado profesional de la Brigada 11
- Isaías Moreno, 39 años. Nació en Ibagué. Casado, 2 hijos. 20 años en el Ejército.
- José Sierra, 50 años. Piloto de la firma Nativa. Bogotano. Perteneció a la Fuerza Aérea. - David Álvarez, 12 años. Estaba en sexto. Era hijo único y soñaba con ser piloto.
- Juan Arango. Cursaba sexto. Vivió en Cartagena. Era su primer año en el colegio.
- Hugo Andrade, 30 años. Soltero. Representante de ventas en la empresa JGB.
30 MUERTOS EN EL ÁREA METROPOLITANA
- Diciembre del 2001: Una avioneta de Heliandes se estrelló contra el cerro El Silencio, en el corregimiento San Antonio de Prado. Hubo 16 muertos.
- Febrero del 2003: Una avioneta proveniente de Bahía Solano (Chocó), golpeó un colectivo en la avenida Guayabal. Una persona murió.
- Julio 7 : Un bimotor cayó sobre una casa en el barrio Prado, en el centro de Medellín. Cuatro personas murieron.
- Julio 18: Un helicóptero cayó en la cancha de la Universidad Eafit. Dos personas sufrieron heridas.
- Noviembre 5 del 2004: Una avioneta chocó contra un cerro en el barrio La Cruz. Seis personas murieron.
- 16 de noviembre: Una avioneta se estrelló en la vereda Blanca Honda, de Santa Elena. Hubo tres muertos.
PUDO SER UNA TRAGEDIA PEOR
El accidente de ayer en Medellín pudo producir una tragedia de mayores
proporciones.
Antes de estrellarse a escasos dos metros de donde jugaban 30 niños, la
aeronave sobrevoló durante dos minutos los bloques del colegio de la
Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), en donde estaban unos 3.800
alumnos. También pasó por los edificios de la universidad, donde estudian
casi 6.000 jóvenes.
Además, pasó por sitios cercanos como el centro comercial Unicentro y la
avenida Bolivariana, que a esa hora se encontraba atestada de vehículos. Y
sobrevoló algunos edificios y casas de los barrios Laureles y San Joaquín,
en el centro occidente de Medellín.
La aeronave iba con destino a Ituango (en el norte antioqueño), con cuatro
pasajeros: el sargento viceprimero Isaías Moreno Rojas, el soldado Juan
Carlos Valderrama Mota y los civiles Hugo Armando Andrade y Juan Carlos
Barajas Maldonado. El capitán José Sierra Ospina estaba al mando. Todos
murieron.
Al parecer, el piloto logró maniobrar para evitar caer en un sitio poblado.
Según el director de la Aeronáutica Civil, Fernando Sanclemente, la avioneta
tenía vigentes y ajustadas a la normatividad aeronáutica todos los permisos
y certificados de aeronavegabilidad. Sierra también tenía su licencia al
día.
Este accidente se suma a otros siete percances aéreos ocurridos en área
metropolitana del valle de Aburrá desde el 2001, en los que han perdido la
vida al menos 30 personas.
Sólo 1 de los profesores que han sido acusados por delitos sexuales en Cúcuta,
desde el 2001, ha sido condenado. Fue Luis Enrique Contreras, del colegio
Manuel Briceño. Lo hallaron culpable de carnal violento contra una
niña de 14 años. También abusó de otras 7 jovencitas. Les pagaba para que no
lo denunciaran.