Hace tan sólo seis años, Manizales era la capital fosforera del país, contaba con cuatro de las siete fábricas que operaban a nivel nacional. La llegada del grupo Fierro de España durante la época aperturista, a principios de esta década, cambió el panorama.
Este año, un antiguo empleado de Fósforos El Rey, la fábrica más grande de las que existía décadas atrás en esta ciudad, decidió hacerle competencia al poderoso grupo económico, que hoy copa virtualmente la demanda nacional.
Es Julián Montoya Jaramillo, de 45 años, quien durante más de siete años fue jefe de planta de El Rey y en 1986 decidió fundar una empresa propia. El resultado fue Fósforos El Viejo, que llegó a producir 2.500 pacas de fósforos al mes, aunque desapareció en 1994 como consecuencia de la guerra de precios.
El mercado fue inundado con un producto para bajar los precios, lo que se conoce como dumping. Esa una competencia desleal y con desventaja tecnológica , afirma Montoya, quien a principios de este año comenzó a comprar maquinaria moderna inglesa y nacional, incluidas encerilladoras, cortadoras de cerilla y otros con la intención de montar una nueva fábrica.
En agosto comenzó a funcionar la Fosforera Manizales que en este momento produce unas 1.600 pacas de fósforos mensuales. El hecho de que la competencia esté bien tecnológicamente no significa que dejemos de pelear un espacio muy grande en el mercado. En el momento aspiramos a llegar a producir unas 2.500 pacas al mes , dice Montoya.
La Fosforera ya ha entrado de lleno al mercado nacional, pues vende en todo el Eje Cafetero, Bogotá, Medellín, Cali e inclusive en Bucaramanga y Sincelejo. Tenemos dos metas principales: ayudar a la región a generar empleo y a la vez montar un negocio rentable .
Ya esta fosforera ha contratado a más de sesenta personas, en su mayoría antiguos empleados de Fósforos El Rey y El Viejo, que llevan más de veinte años trabajando en la industria.
Montoya cuenta que uno de mis empleados, mayor de 50 años, tiene más de 30 años dedicado a hacer fósforos. Como es lo único que sabe hacer, nadie lo contrataba. Ahora él tiene un empleo estable y se le colabora para que logre su jubilación en el oficio de toda su vida .
El control del mercado
En 1991 el grupo Fierro de España ingresó al mercado colombiano mediante la compra de la Compañía Fosforera Colombiana, propiedad de la Swedish Match Company.
La compañía, con sede en Mosquera, Cundinamarca, ya se había consolidado como la principal productora de fósforos del país. Y comenzó a copar el mercado fosforero del país a precios por debajo del de sus competidores.
Las empresas no pudieron sostenerse ante la competencia agresiva y fueron vendiendo sus productos al grupo Fierro. Así cayeron las fábricas Póker, El Viejo y Vulcano de Manizales, Fósforos Refuegos de Medellín y Tres Estrellas de Bogotá.
Finalmente también fue vendida la marca El Rey y el grupo Fierro se apoderó del mercado nacional produciendo todas estas marcas en sus dos fábricas, una en Mosquera y otra en Sopó, Cundinamarca, bajo el nombre de Fonandes.
Antiguos productores del sector fosforero sostienen que tras cinco años de pérdidas millonarias, en 1996 el grupo Fierro obtuvo ganancias que superaron con creces las pérdidas.
A pesar de intensas gestiones adelantadas por los fosforeros colombianos, nunca se pudo aplicar leyes de tipo antimonopólico contra el grupo Fierro en defensa de los productores nacionales.
Fierro se ha consolidado como el segundo productor de fósforos a nivel mundial y ahora cuenta con más del 90 por ciento del mercado fosforero de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Argentina.
Este grupo, que comenzó en España bajo el liderazgo de Ignacio Fierro, habría vendido toda su participación en el mercado fosforero de ese país ibérico.
El rey en liquidación
En 1930 surgió Fósforos El Rey -por décadas la más grande de Manizales y la segunda en producción a nivel nacional- en su apogeo generó empleo a 426 personas con una producción de 13.000 pacas al mes.
Hoy, de la empresa, solo se conserva su razón social pues se encuentra en proceso de liquidación.
A raíz de la exención tributaria que se le otorgó a Caldas luego del desastre de Armero de 1985, la sociedad dueña de El Rey también montó una fábrica de fósforos de madera de palo que se llamó La Reina.
A principios de los 80, la fábrica se automatizó parcialmente, reduciendo el personal a la mitad y duplicando su producción y para 1994 se automatizó de nuevo, esta vez ya en un 70 por ciento y se aumentó la capacidad productiva en un 50 por ciento.
Pese a esto, la práctica indiscriminada de dumping por parte del grupo Fierro obligó a la venta de la marca e iniciar un proceso de liquidación.
De ahí se liquidaron 220 personas en tres días.
Ahora las instalaciones de Fósforos El Rey S.A. funcionan como una bodega para la empresa Mabe que vende productos Phillips. Esto mientras se resuelve su venta y se lleva a un término todo el proceso de liquidación. Actualmente, sólo laboran 5 empleados en las instalaciones, contando a los vigilantes.