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Así es el sistema de bicicletas compartidas que llega a Bogotá
EL TIEMPO conoció varios detalles de la oferta y de cómo será el funcionamiento de esta estrategia.
Sistema de bicicletas compartidas de Río de Janeiro. Foto: EL TIEMPO
Bogotá, por fin, tendrá un sistema de bicicletas compartidas (SBC). La Secretaría Distrital de Movilidad adjudicó el jueves pasado el contrato que permitirá la puesta en marcha de este modelo en la ciudad al consorcio brasileño M1 Transportes Sustentaveis Ltda., parte del grupo TemBici, compañía que opera proyectos similares en seis ciudades latinoamericanas.
Esta empresa tiene experiencia operando el sistema de Río de Janeiro desde 2013. Allí tiene a su cargo 3.100 bicis y 304 estaciones. También presta el servicio en Salvador –desde 2018– y Porto Alegre –desde 2016–. Recientemente, también se presentó a un proceso de licitación para la renovación total y la expansión del sistema público de la Ciudad de México (EcoBici), pero, por no cumplir con la documentación legal requerida, fue rechazada.
La audiencia pública de adjudicación en Bogotá se adelantó el pasado jueves 2 de noviembre, y en ella estuvieron presentes los representantes legales de la firma extranjera. Este proyecto fue estructurado en conjunto con la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ) y la organización C40 Cities Finance Facility, e incluyó como prioridad la creación de un sistema que no discrimine s por condición física.
En el centro ampliado
Además, en la consultoría se evidenció que la zona óptima para generar el modelo es el centro ampliado de la ciudad. Esto incluye 152 estaciones en 14 UPZ: Usaquén, Santa Bárbara, Los Andes, El Refugio, Pardo Rubio, Sagrado Corazón, La Macarena, Las Nieves, La Candelaria, Chicó Lago, Los Alcázares, Chapinero, Galerías y Teusaquillo.
Esta decisión parece poner fin a varios años de espera y hermetismo. No han sido pocos los intentos por instalar un sistema de alquiler de ciclas para recorridos urbanos.
En los últimos siete años, las alcaldías de Gustavo Petro y Enrique Peñalosa estuvieron cerca de lograrlo, pero finalmente no se concretó nada. En el caso que compete al hoy senador, el contrato se alcanzó a adjudicar en 2015, no obstante, dos años después se liquidó. El costo de dicho proyecto era de 3.400 millones de pesos para tener 2.851 bicicletas en 56 cicloestaciones en ocho zonas de la capital.
Posteriormente, en el gobierno de Peñalosa hubo un nuevo intento. En 2017 se habló de una APP con la que se esperaba poner en marcha el proyecto; sin embargo, a finales de 2018, un nuevo palo se atravesó en la rueda: BCycle Latam SPA, la alianza público-privada que llevaba cerca de dos años de avance, finalmente fue rechazada en la etapa de validación.
“Por el momento, no podemos comentar hasta que el contrato sea firmado. Volveremos a compartir la noticia a la brevedad posible”, le respondió a EL TIEMPO la empresa ganadora.
Aunque la Secretaría de Movilidad tampoco ha revelado los pormenores sobre la ejecución del proyecto –lo hará mañana en rueda de prensa con la alcaldesa–, este medio conoció varios detalles del sistema en los documentos de la oferta que presentó en la licitación la empresa brasileña. Entre ellos se encuentra el valor del contrato, cuyo monto asciende a 10.467 millones de pesos por siete años y medio de operación, más cinco meses de alistamiento.
El proyecto incluye un total de 3.300 bicicletas, de las cuales 1.500 serán de pedaleo asistido; 1.500, mecánicas; 150, manocletas; 150, bicis de cajón, y, adicionalmente, 150 sillas traseras para transportar niños. Además, también contempla la instalación de 300 soportes de reparación y la contratación de 30 gestores en vía.
En este punto es importante señalar que dentro de la licitación publicada por la Secretaría de Movilidad se exigía como requisito mínimo la instalación de 2.030 bicicletas.
La oferta resalta que estas serán proporcionadas por PBSC, el mayor fabricante de soluciones de micromovilidad del mundo. Esta compañía ya suministra bicis en ciudades como Barcelona, Londres o Chicago.
A Bogotá llegarán dos tipos: eléctricas y mecánicas. Las primeras cuentan con tecnología de asistencia al pedaleo, una batería de iones de litio y un motor central de 250 vatios. Las segundas son mucho más livianas y dependen directamente del . Asimismo, las manocletas serán producidas por TemBici; las sillas para niños y las bicis de cajón, por las empresas brasileñas Kalf y Dream Bike, respectivamente, y los soportes, por la portuguesa Biciway.
PBSC también sería la encargada de construir los kioscos con las estaciones de carga. De acuerdo con las especificaciones técnicas presentadas por el oferente en la propuesta final, estas serán a prueba de vandalismo y contarán con un sistema que mantendrá seguros los vehículos en caso de corte de energía.
Sobre el modelo de pago, Movilidad exige que el cobro a los s sea mixto y se incluya “una red de registro y recaudo compuesta al menos por puntos de venta y recarga presencial, los cuales deben cubrir al menos el 100 por ciento de la zona autorizada”. También debe aceptar medios de pago electrónicos y pago en efectivo.
Respecto del funcionamiento tampoco se conoce la minucia, no obstante, en los documentos presentados por el proponente figuran varios aspectos que se pueden destacar. Uno de los más llamativos, y que seguramente resolverá algunas de las dudas que genera el anuncio, es el sistema de GPS que vendrá instalado con cada bicicleta. Se trata de un rastreador compacto a prueba de agua proporcionado por la empresa alemana VDO que permitirá en todo momento monitorear los vehículos.
Muvo, un emprendimiento bogotano, ofrece el servicio a través de una aplicación. Foto:Carlos Ortega. EL TIEMPO
(...) una red de registro y recaudo compuesta al menos por puntos de venta y recarga presencial, los cuales deben cubrir al menos el 100 por ciento de la zona autorizada.
Otros requisitos presentes desde los prepliegos y con los que tendrá que cumplir la empresa ganadora de la licitación son: capacidad de poder aumentar o reducir el número de anclajes sin requerir la modificación total de la estación, es publicitarios que no generen una afectación negativa en términos lumínicos a los actores viales y a los predios residenciales circundantes, un tótem o estación, e información sobre el SBC en español, inglés y braille.
Estas estaciones serán instaladas en las denominadas ‘áreas de aprovechamiento’, las cuales, en términos simples, son los segmentos viales disponibles sobre la malla vial vehicular o sobre los andenes y que son aptos técnicamente para “realizar el aprovechamiento económico del espacio público”.
Las secciones serán entregadas por la Secretaría de Movilidad en un mapa o representación cartográfica a M1, y será esta empresa la encargada de verificar que los segmentos viales disponibles cuenten con todas las condiciones y las dimensiones adecuadas para la instalación de las estaciones.
Sobre el funcionamiento de las estaciones, estas deben permitir a los s comprobar fácilmente la devolución correcta de una bicicleta y también contar con la capacidad para que se pueda reportar una estación llena o una averiada. Es clave resaltar que este no será un esquema público y que Bogotá no pondrá un peso para su instalación o ejecución.
“Su implementación no requiere inversión de parte de la ciudad, pues correrá por cuenta del privado a quien se le adjudique la licitación pública (de acuerdo con la Ley 80). En contraprestación, el adjudicatario deberá pagarle en especie a la ciudad el valor equivalente por el uso del espacio público, a través de la compra, instalación y mantenimiento de cicloparqueaderos en las zonas donde haya necesidad de este tipo de mobiliario”, explicó Movilidad en septiembre de este año.
“La ventaja de este modelo es que se responsabiliza al privado de asegurarse de la rentabilidad en términos de dinero. El privado debe organizarse de manera que pueda tener ganancias, lo que puede mejorar la eficiencia del sistema”, le dijo a EL TIEMPO el investigador de movilidad Thomas van Laake.
¿Cómo funcionan otros sistemas?
La ventaja de este modelo es que se responsabiliza al privado de asegurarse de la rentabilidad en términos de dinero.
En Colombia, el sistema más conocido es EnCicla, modelo que funciona en Medellín desde 2011 y que hoy cuenta con 1.900 bicicletas, ubicadas en 82 estaciones. Este proyecto promedia hasta 6.500 viajes por día y es totalmente gratuito gracias a la financiación del gobierno municipal.
Además, como ya informó este periódico a principios de este año, la Fundación Despacio registró pilotos de alquiler manual en Popayán, Sincelejo, Chía, Montería, Pereira, entre otros. En el radar también tiene proyectos que están en estructuración, como el de Cali y Bucaramanga.
Con 14.500 bicicletas y 950 estaciones de recarga, CitiBike de Nueva York es una de las plataformas más robustas de América y del mundo. Según los datos publicados en el reporte de octubre de 2021 por NYC Bike Share –operador del sistema–, durante ese mes se realizaron, en promedio, 96.420 viajes por día y cada vehículo se usó 4,37 veces por jornada. El éxito del programa también se puede medir en términos monetarios.
En este mismo documento, el operador señala que los ingresos totales del mes fueron de 7’513.934 dólares, de los cuales cerca de 6 millones se obtuvieron solo por el pago de las membresías de los s regulares y a través del recaudo de clientes eventuales que se inscribieron, en su mayoría turistas.
En Santiago y Buenos Aires tienen dos modelos idénticos operados por TemBici, sociedad de la que hace parte M1 Transportes Sustentaveis –empresa que empezará a operar en Bogotá–. En la capital chilena funcionan 350 estaciones y 3.500 bicicletas.
Un total de 71.724 s tiene registrados el sistema de bicicletas públicas EnCicla en el valle de Aburrá. Foto:Esneyder Gutiérrez
Para utilizar los vehículos, las estaciones se componen de un puerto inteligente, el cual libera las bicis con llave, tarjeta, código numérico o QR. El pago también se puede hacer a través de la aplicación BikeItaú. Este mismo modelo se aplica en Río, San Pablo, Salvador, Pernambuco y Porto Alegre.
Ecobici en Ciudad de México es otro caso emblemático. En la actualidad, este sistema público cuenta con 6.500 bicis y 480 puntos de recarga con diferentes prestaciones. Destaca por sus cicloestaciones 3G, 4G y Multimedia, las cuales permiten a los s acceder al mapa de disponibilidad y realizar reportes de incidencias.
En la capital mexicana se ofrecen tarifas que van desde los 45 minutos con un costo de 14,47 pesos mexicanos –2.677 pesos colombianos– hasta la suscripción anual, que vale 496 pesos –91.793 en nuestra moneda–. El pago se hace con una tarjeta recargable que se adquiere en los centros de atención de Ecobici.
Según los datos del gobierno de la ciudad, desde su puesta en funcionamiento en 2010, se han realizado más de 73 millones de viajes y ahora mismo, registran en promedio más de 17.000 por día.
De acuerdo con el análisis presentado en el informe ‘De pilotos a sistemas modernos: bicicletas compartidas en Colombia’ en el marco del programa C40 Cities Finance Facility (CFF), el éxito de un SBC puede generar un aumento significativo en el uso de este medio de transporte. “En especial, puede suplir una alternativa de transporte para viajes cortos, de última milla y ocasionales, así como atraer nuevos s, incluyendo grupos que antes no usaban la bicicleta”, se explica en el documento.
Otra ventaja que podría traer este sistema está relacionada con el interés de grupos poblaciones que por diferentes motivos no usan este medio de transporte. “En particular, los SBC ayudan a ‘normalizar’ el uso de la bicicleta, aumentando entre otros la participación de mujeres ciclistas”, dice el análisis.
Respecto a las ventajas para la movilidad, van Laake opina que esto puede mejorar la accesibilidad en modos sostenibles “si se integra bien con el transporte público” y se logra “ampliar las opciones de transporte para reducir la demanda de transporte individual motorizado”.