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Bogotá, entre el sicariato, el secuestro extorsivo y los hurtos masivos | Opinión
Análisis sobre la difícil situación por la que atraviesa la capital del país.
Este fue el sicario que asesinó a Franco Charry. Foto: Suministrada
El sicariato es un problema público que este año ya registra 54 casos. De continuar con esta tendencia, vamos a superar la cifra de los 400 casos con la cual cerró 2023. Una situación dramática. Y si a esto se le suman las recientes balaceras en vía pública y establecimientos comerciales, el panorama tiende a complicarse día tras día. Eso sin contar las 72 personas que fallecieron en medio de un atraco el año pasado, según reportes de la Fiscalía.
Doble sicariato en Engativá Foto:Tomado de la página de Facebook 'Veracidad Urbana'
A la difícil situación de inseguridad hay que añadirle el problema de la extorsión, un delito que no cede y que, en lo corrido de este año, ya registra un incremento del 47 %.
Así como se han encendido las alertas para combatir este fenómeno, es necesario también comenzar a trabajar en disminuir los casos de secuestro simple y secuestro extorsivo, problemas de los que poco se habla, pero que están registrando aumentos preocupantes. Analizando las cifras de la Fiscalía, se observa que se pasó de 153 a 236 casos de denuncias por secuestro simple, es decir, un crecimiento del 54 por ciento para el período 2022-2023.
Las autoridades investigan el atentado sicarial. Foto:Archivo El Tiempo
Situación similar se registra con la modalidad de secuestro extorsivo, en la que se duplicaron los casos para el mismo período de tiempo. Los números de casos aumentaron de 35 a 75 en dos años. Y en lo corrido de 2024, ya se han contabilizado 13 denuncias. Para dimensionar la gravedad del fenómeno, en todo el 2021 el acumulado total fueron 32 casos. De seguir así, este año puede terminar con cifras históricas.
Se anuncian más planes y estrategias para combatir la inseguridad en Bogotá, con más tecnología y presencia policial especializada, incluyendo agentes encubiertos en sectores vulnerables. Ello denota que el tema es prioritario en la agenda pública del actual mandatario.
Sin embargo, es clave trabajar en otros frentes como el control al porte ilegal de armas, particularmente por parte de los motociclistas. Los hechos recientes evidencian que el mercado negro de armas de fuego está más dinámico que nunca. ¿O de qué otra forma explicar lo que evidencian los videos de atracos a establecimientos públicos? Un ciudadano común ante un arma de fuego se siente impotente y entrega todas sus pertenencias. Y eso lo saben los delincuentes, que encontraron en este medio un instrumento para realizar atracos masivos en zonas comerciales.
"De continuar con esta tendencia, vamos a superar la cifra de los 400 casos con la cual cerró 2023. Una situación dramática".
Hay que reconocer que estamos lidiando con delincuentes profesionales, no principiantes. Varios tienen antecedentes penales y planean con antelación su actividad delictiva. Estudian patrones de movimiento de las víctimas y los horarios en los que son más vulnerables; establecen con antelación las rutas de escape y definen previamente el rol que cada uno desempeñará. En los casos de atraco, han estudiado el sitio y hasta han asumido posiciones estratégicas como quién conducirá la moto, quién lo acompañará, quién cometerá el hurto y quién le brindará respaldo en la puerta por si la situación se complica.
A los delincuentes no les importa quedar grabados por las cámaras de videovigilancia del establecimiento, saben camuflarse como domiciliarios y, en muchos casos, ingresan al lugar con cascos y tapabocas. Mientras tanto, afuera, otros delincuentes esperan en motos cuyas placas y motores ya han sido modificados con antelación. Son criminales sin remordimiento que no dudan en disparar si algo llega a salir mal.
Todo esto nos demuestra que no podemos seguir combatiendo esta ola delincuencial con la misma receta de siempre, pues estamos tratando con delincuentes que van tres pasos adelante de las autoridades. Es momento de ajustar las estrategias.