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‘Hace dos meses que mataron a Valentina Trespalacios, y me siento vacía’
Este es el calvario que padece la familia de la joven DJ. Fiscalía pidió 50 años de cárcel a Poulos.
Ilustración de Valentina Trespalacios. Foto: Juan Felipe Murillo Uñate - Ilustrador
“El asesinato de mi hija, Valentina Trespalacios, ha sido muy duro. Ya se cumplen dos meses y para mí es superdoloroso todo esto. Al comienzo no estaba consciente de lo que estaba pasando, pero cuando te das cuenta de que todo fue real, es más duro”, dijo su madre, Laura Hidalgo.
Ella se siente rara, ida, vacía. Así también están muchos de su familia. “Todo este proceso ha sido muy doloroso. Yo tengo que trabajar todo el día, cuidar a mis dos niños pequeños y me he sentido, emocional y físicamente, muy agotada, por eso a veces no tengo energía para hablar con las personas”.
Ella, quien vio nacer a su hija el 16 de diciembre de 2001, no puede comprender por qué el hombre que compartió con su familia tantos días, John Nelson Poulos, quien pensaron iba a ser una pareja estable de Valentina, llegó a golpearla, abusarla, asesinarla y botarla en un contenedor de basura el 22 de enero de 2023. Tampoco fue fácil ver cómo especulaban sobre la vida de la joven, ese bombardeo de información, casi siempre hiriente.
Era como si aspectos de la vida personal de la joven, de solo 21 años —si su pareja le daba o no dinero, si hubo infidelidades, si la forma en la que se conocieron—, justificaran un asesinato tan atroz. Lejos quedaban los pasajes de su vida en los que tuvo que luchar en una dura ciudad como Bogotá para salir adelante, siendo parte de una familia liderada por una madre cabeza de familia, con cuatro hijos y con carencias económicas.
Estudiaron en colegios públicos, pero Valentina se graduó en un lugar de validación, cursó estudios para convertirse en DJ luego de que un mánager le dijo que tenía potencial, se abrió campo en un terreno dominado por años por los hombres, fue galardonada por convertirse en la mejor mujer DJ, se presentó en escenarios nacionales e internacionales y, con lo que ganaba, apoyó económicamente a su madre y hermanos, y hasta escribió una lista de propósitos para el 2023, entre los que estaban viajar, entrar a una universidad y comprarle una casa a su mamá, sin saber que un norteamericano le iba a poner un punto final cuando apenas estaba arrancando.
Si ustedes ayudan a mi mamá, Dios los va a bendecir
Los hijos de Laura Hidalgo crecieron viéndola trabajar en oficios varios y con la idea de, en algún momento, devolverle todo lo que ella hace para sacarlos a flote, que dejara de trabajar, de sufrir, para pagar el arriendo con un mínimo. Un vil asesinato la devolvió también a ella a ese punto de partida donde debe trabajar todos los días de su vida para encontrar un sustento. La noticia ya pasó, pero el dolor para ellos sigue intacto.
Valentina era un modelo para sus hermanos. Se tomaba muy en serio su profesión, no veía las discotecas o los eventos solo como una fiesta más, sino como su lugar de trabajo y así, con esa seriedad, lo asumía. “Si ustedes ayudan a mi mamá, Dios los va a bendecir”, les solía decir cada vez que ella, quien mejoró su situación económica, la ayudaba con lo que podía.
Con sus hermanos menores era cariñosa y cada vez que podía los llevaba al cine, a comer, eran como sus hijos. Para su familia siempre fue una guerrera, una joven con ambiciones, preocupada por los que amaba.
El hermano mayor de Valentina sufre todos los días su ausencia. Tiene carencias, ratos de tristeza, de no tener ganas ni de levantarse. Siente que a nadie le importa realmente su dolor más allá de la espectacularidad de la noticia. “Ella era mi hermanita menor. Éramos los dos por parte de madre y padre. Mi mamá tiene dos hijos más. Crecimos juntos y siempre íbamos de la mano, éramos muy unidos, la familia veía eso y se les hacía muy bonito. Grandes, cada uno tomó su camino y nos alejamos un poco, pero nos ayudábamos”. En diciembre, antes de morir, le dijo que lo amaba y que luchara por su mamá. Siente que fue una despedida.
El asesinato
Valentina trabajaba con pasión. Era contratada en discotecas y eventos en diferentes ciudades del país. Chile, México y Brasil fueron algunos de los países que visitó. También era muy activa en redes sociales como Instagram. Allí, mostraba los eventos en los que participaba y atraía más seguidores. Era una mujer muy atractiva.
Fue a través de una aplicación de citas que conoció a John Poulos, quien se mostraba, por lo menos en apariencia, muy interesado en tener una relación seria con la DJ, incluso, se habló de compromiso. Pero día tras día esa personalidad encantadora del norteamericano se fue convirtiendo en obsesión y así salieron a flote las primeras manifestaciones de celos, llamadas y mensajes constantes, inseguridades y hasta la contratación de un investigador privado para que le siguiera los pasos.
El pasado 19 de enero, Poulos regresó a Colombia, supuestamente para cumplirle a Valentina la promesa de vivir juntos e invertir en unos negocios, pero tres días después la colombiana fue asesinada en el apartamento al que se había mudado con el extranjero.
John Poulos, el señalado asesino de la DJ Valentina Trespalacios. Foto:Andrés Sandoval / Fiscalía
Aunque la familia confiaba en el norteamericano por su comportamiento amable y educado, lo cierto que no sabían nada de él. Es originario de Texas y estuvo casado, relación que le dejó tres hijos. Uno de los pequeños superó un cáncer. Su propia esposa lo acusó en medios locales de su país por haber abandonado a su familia y de comportamientos celosos.
Valentina trabajó en el que fue el último evento de su vida en la discoteca Nexus, en el sur de Bogotá. Poulos estuvo allí y hasta conoció a varios amigos de la joven. Incluso, el extranjero se subió a la tarima y se veía animado. De ese lugar la pareja salió para otro sitio nocturno. Hasta aquí todo parecía una situación normal. Sin embargo, las autoridades tienen una primera prueba de que las cosas andaban mal. El conductor de un taxi que tomaron para que los llevara a casa asegura que la DJ le mostró un mensaje pidiendo auxilio.
Este es el Edificio Kappadocia al norte de Bogotá en donde se hospedaron Valentina Trespalacios y John Poulos. Foto:City TV
Lo que ocurrió en el apartamento del edificio Kapadoccia, a donde los llevó, en el norte de Bogotá, solo se reconstruye por el examen forense que le practicó Medicina Legal al cuerpo sin vida de Valentina. Fue golpeada y asesinada. Su piel reveló todos esos ultrajes. La causa de su muerte fue asfixia mecánica por estrangulamiento.
Luego del acto salvaje, Poulos buscó cómo sacar el cuerpo del apartamento. Para ello se valió de una maleta de color azul, la misma que trajo a Colombia. Dispuso el cuerpo con dificultad. Luego salió del apartamento a las 9:50 de la noche del domingo. Vuelve utilizando el ascensor, empujando un carrito de supermercado.
Diez minutos después, las cámaras muestran al extranjero saliendo del apartamento. En una escena dantesca se notó cómo dejó la cabeza de la joven por fuera, tapada con una cobija.
En otra de las grabaciones en poder de la Fiscalía, de una cámara en el parqueadero del edificio, se ve a Poulos aproximarse con el carrito a un vehículo que había rentado y que ya tenía abierta la puerta del baúl.
Me cuesta creer que dejara a mi hija en la basura, como si fuera un objeto. En ese lugar feo, oscuro. Qué dolor
Hace una pausa para darse un respiro y beber un poco de agua. Luego, de un jalón, mete la maleta en el baúl y con una pasmosa tranquilidad se sube y se marcha.
El vehículo gris se dirigió a la localidad de Fontibón, lejos de la escena del crimen. El cuerpo apareció en un contenedor de basura. “Me cuesta creer que dejara a mi hija en la basura, como si fuera un objeto. En ese lugar feo, oscuro. Qué dolor”, dijo Laura Hidalgo.
Fue un reciclador quien, hurgando entre la basura, se topó con el cuerpo y lo reportó. Y mientras eso pasaba, Poulos huía hacia Panamá, como si todo lo hubiera planeado de forma milimétrica, para luego llegar a Estambul (Turquía).
La rápida acción de las autoridades colombianas logró detener sus intenciones y devolverlo al país. Poulos llegó con arañazos en su rostro que indicarían que la joven trató de defenderse en un inútil esfuerzo por salvar su vida.
La Fiscalía radicó esta semana el escrito de acusación en contra de John Nelson Poulos. La acusación que le harán será por feminicidio agravado en concurso con el ocultamiento de elemento material probatorio. Esto le daría una pena de 600 meses, es decir, 50 años de prisión, gracias a que hay pruebas suficientes sobre las conductas penales en que habría incurrido el norteamericano.
¿Dónde denunciar en Usaquén?
Casa de Justicia: está ubicada en la autopista Norte n.º 159A-82 y atiende de lunes a viernes, de 7 a. m. a 4:30 p. m.
Casa de Igualdad de Oportunidades: está en la carrera 7F n.º 155-71. Lunes a viernes, de 8 a. m. a 5:30 p. m. Teléfono: 316 9092, ext. 2101.
Comisaría de Familia: está en la calle 159 n.º 7F-28. Lunes a viernes, de 7 a. m. a 4 p. m. Teléfono: 380 8331, ext. 67500.
Fundación Santa Fe: está en la carrera 7B n.º 125-32. Abierto las 24 horas. Teléfono: 603 0303.
Caps San Cristóbal Norte: está en la calle 164 n.º 7F-10. Abierto las 24 horas. Teléfono 671 1392.
Hospital Chapinero: está en la calle 94C n.º 57-40. Abierto las 24 horas. Teléfonos: 236 8675 y 256 5331.