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Ojo con la prima: investigador de fleteos revela cómo detectan a sus víctimas en Bogotá
Tras 18 años siguiendo a estos delincuentes, sabe detalles inéditos de su proceder.
El fleteo es uno de los delitos más temidos por los bogotanos, no solo por la violencia que ejercen las bandas, sino porque afecta todos los ámbitos del ciudadano. Foto: Luis Lizarazo / EL TIEMPO
El fleteo no es solo el delito que le quita de las manos una alta suma de dinero a una persona que acaba de hacer una transacción bancaria, es aquel que le pone punto final a un objetivo: un viaje, estudiar, pagar una deuda, emprender un negocio, en fin.
De eso ha sido testigo uno de los investigadores de la Sijín de la Policía Metropolitana de Bogotá que lleva más años persiguiendo a las bandas que cometen este delito. Va a completar 18 y su experticia es tal que ha detectado cada detalle del modus operandi de estos delincuentes; y estos, a su vez, ya lo reconocen y hasta le temen.
De su mente no se aparta un fleteo en Venecia que dejó cuadripléjica a una joven. “Fue hace unos diez años. Dos mujeres iban con sus novios, una de ellas por defender a su hermana resultó herida. Fue trágico. Los capturamos”.
Lo primero que hay que saber es que, para la institución, el fleteo ocurre solo cuando una persona sale de una entidad financiera y, rumbo a su casa, empresa u otro destino, es atacada, o cuando hay un atraco a un carro de valores. Hay otros delitos que son similares, pero que se tipifican como hurto a personas. “En una ciudad donde hay tantas transacciones bancarias al día no son muchos los casos, pero eso no significa que no sea grave”.
'Los Frío' sumaron robos por más de 350 millones de pesos. Foto:Policía Metropolitana de Bogotá
Los fleteros en Bogotá suelen ser reincidentes, hombres y mujeres con antecedentes criminales y, aunque no en todos los casos, se ha detectado que viven en el sur de Bogotá en barrios como Isla del Sol, El Carmen o el Quiroga. “No son personas que ahorren sus ganancias ilegales para organizarse. Lo que obtienen se lo gastan en trago, droga, mujeres y fiestas sin control. Luego vuelven y quedan sin nada”. Cuando los investigadores los capturan, muchos no tienen más que dos pantalones y dos chaquetas.
No temen matar o lesionar. No escogen a sus víctimas por sus características físicas o psicológicas, por la edad o por el género. Su único objetivo es centrarse en una suma de dinero y no descansan hasta tenerlo en sus manos y para eso hacen todo un trabajo previo de observación.
Capturaron cuatro integrantes de esta banda dedicada al fleteo. Foto:Fiscalía General de la Nación
Estas estructuras criminales siempre cuentan con un líder experimentado y de más edad. Este organiza y consigue las armas de fuego y las motos y vehículos que van a participar en el fleteo. “Este es el único de la banda que, por lo general, trata de invertir lo que se roba en armas, propiedades o en automotores. Alquilar esto sale muy caro”. Este hombre es también el que organiza la banda y el modus operandi.
Ya cuando se conforma el ‘equipo’ salen a delinquir desde y en el sur de Bogotá. Prefieren hacer rondas en los centros comerciales de toda la ciudad, pues la ciudadanía hace transacciones de altas sumas de dinero allí al sentirse en un lugar más confiable.
¿Cómo eligen a su víctima?
Mientras en líder de la banda espera en el vehículo, los otros, cada uno con una misión, se ubican en su posición. El primero en actuar es el ‘marcador’, que puede ser hombre, mujer o una pareja. Este es quien entra al banco y, por lo general, no realiza ninguna transacción o pide un turno con una cédula falsa. “Simplemente, llega y se sienta o sientan a esperar. Observan detenidamente qué cliente se demora más de lo usual porque puede ser el elegido y, muy importante, afinan el oído para escuchar a la máquina contadora de billetes, así logran determinar si es una transacción millonaria. “Están completamente entrenados. Observan si son billetes verdes y así cuantifican la cantidad del dinero”, dijo el investigador.
Y mientras realiza esa labor, el marcador notifica de sus movimientos a la banda a través de un chat o una llamada en conferencia. Les informa, además, cómo está vestida la víctima, si es hombre o mujer, por dónde se desplaza dentro y fuera del centro comercial y si se montó a un carro este qué placas tiene. Los marcadores suelen verse bien vestidos, con ropa fina. Nadie sospecharía de ellos. También detallan en qué bolsillos distribuyen el dinero sus víctimas y suelen ocultarse con gorras, tapabocas o bufandas para no dejar rastro en los registros del banco.
La persecución
El líder de la banda es quien conduce el vehículo y al que se le dice el ‘transportador’. Va armado junto con su copiloto, a quien se le llama ‘elcogedor’. Según el investigador no le importa si la víctima va a acompañada por su pareja, adultos mayores, niños, personas enfermas o mascotas, su fijación es el dinero. Tampoco si hay un policía o un CAI cercano.
Espera que su blanco tenga que parar, ya sea por los usuales trancones o por cualquier otra causa durante su trayecto en sectores comerciales o residenciales. Ahí se baja el ‘cogedor' que es quien, armado, amedrenta a la víctima con mucha violencia, groserías, amenazas, acelera la moto y, en muchos casos, dispara. Comienza con las piernas y si hay resistencia le apunta a un órgano vital. “Mientras tanto, quien conduce le va informando al de la moto, a quien llaman el ‘arrastrador’, por cuál lado llegar para que, quien ejecute el robo, se monte a la motocicleta”.
La idea es sacarlo del escenario de los hechos. Cinco o seis cuadras adelante, el ‘arrastrador’ suelta al cogedor y este vuelve a subirse al carro para entregarle el dinero al transportador. “Este último siempre está pendiente de cuánto se robaron, pues entre ellos se traicionan. Los cogedores se llevan a veces computadores o joyas y guardan silencio”. El investigador hace una pausa y recuerda a un joven en el barrio Villa Alsacia a quien le quitaron la vida luego de retirar una suma de dinero y salió rumbo a la casa de su mamá. “Llegó en su carrito y lo mataron vilmente”.
La repartición
Cuando el robo sale bien para la banda, pronto todos los del grupo criminal llegan al punto de encuentro y ahí en donde hacen la distribución del efectivo. Después de eso, los criminales solo piensan en derrochar lo robado en zonas de tolerancia, bares o discotecas o salen de la ciudad a municipios como Girardot o Melgar. “En dos días ya se les ha acabado el efectivo. Nunca ahorran, llevan una vida desordenada. Sobre todo, el arrastrador y el cogedor son personas jóvenes, ágiles, preparadas para hacer todo rápido y huir”.
“Cuando se les mira antecedentes tienen demandas por cosas como inasistencia alimentaria”. Cuando un fletero activa todas las aletas suelen quedarse quietos por un tiempo y desaparecer los carros y motos que utilizaron en el delito, cambian de ciudad e incluso se van a otros países como Venezuela, Ecuador e incluso Argentina. Muchas veces sus carros están a nombre de terceras personas, casi siempre sus parejas o amantes. “Por eso nosotros siempre realizamos recorridos para establecer el trayecto del vehículo”.Aunque sí han habido casos en donde los empleados de los bancos participan de estos robos, el número es muy mínimo. “Cuando los bancos detectan fleteos en entidades lo rotan para detectar casos”.
¿Cómo ayudar a capturarlos?
Es posible ser un ciudadano solidario. Aunque como víctima lo más seguro es entrar en un estado de shock, a las autoridades les sirve mucho cuando estas se acuerdan de características físicas, tonos de voz, tatuajes, lunares o prendas de vestir.
También sirve cuando quienes tienen domos o registros de cámaras de video no buscan excusas para no mostrarles el material a las autoridades, mientras más rápido se actúe, mejor. “Son mejores los videos estáticos con buena resolución porque los domos giran justo cuando algo pasa. A veces están apuntando a la pared. Piensen que le puede pasar a un familiar”.
Es muy grave poner una denuncia de fleteo falsa, pues se desgasta todo el sistema en investigaciones que no terminan en nada. “Increíble, pero hay ciudadanos que mienten”.
El investigador ha notado que los fleteros de antaño rara vez mataban a sus víctimas, pero ahora son jóvenes inexpertos que no lo piensan. “No tienen miedo, llegan disparando”. Todas sus armas las consiguen en el mercado negro.
Los procesos de investigación no son nada fáciles cuando las pruebas se diluyen, se necesitan al menos cinco y contundentes, y cuando son judicializados casi nunca aceptan los cargos en un primer momento. Luego, buscan acuerdos con la Fiscalía para rebajar sus penas. Y lo más absurdo es que cuando salen de prisión vuelven a delinquir, aprenden de sus errores y sale más expertos en el crimen.
¿Cómo evitar ser víctima?
Las autoridades recomiendan evitar manejar dinero en efectivo y, si es imprescindible, el consejo es pedir acompañamiento policial. “Muchos desconfían de las autoridades, pero en ese momento se escogen policías al azar y pues si fueran delincuentes un robo de estos es muy bien planeado”. Entre menos gente sepa de la transacción mucho mejor. “No entable conversaciones con extraños”.
A las empresas se les recomienda evitar la monotonía. “Suelen mandar todos los 15 de cada mes a sus mensajeros a hacer consignaciones. Esto es fácilmente detectado por los delincuentes”.
Los meses del año más apetecidos para estas bandas son los de las primas. Saben que pueden conseguir víctimas con facilidad. “Eso es porque aumentan las transacciones”. Las denuncias se pueden instaurar en estaciones de policía o Unidades de Reacción Inmediata (URI).
Este investigador ha puesto su vida en riesgo muchas veces, pero sabe que su experticia ha evitado que más de estos casos sucedan o se queden impunes. “Pienso en mi familia, mis hijos, no es justo que este delito siga robando sueños y acabando con la vida”.