El año 2021 tenía como promesa recuperarnos del peor año de nuestras vidas. El COVID-19 había dejado para Bogotá una crisis socioeconómica sin precedentes junto con miles de fallecidos a causa de esta pandemia. Es momento de hacer un balance post-pandemia que ha mostrado diferentes caras de la ciudad.
Desde lo positivo, Bogotá fue uno de los motores de la reactivación económica en el país. Según el DANE, el crecimiento del PIB para el segundo trimestre del 2021 fue del 17,3%, cercano al 17,6% del total nacional. Esto fue posible principalmente a causa del proceso de reapertura de establecimientos en todos los sectores y regreso a la presencialidad, en el cual tuvo que ver otro elemento positivo durante este año como fue el proceso de vacunación; a corte de 19 de diciembre cerca del 80% de la población cuenta con un esquema de vacunación completo.
Además, según el Observatorio de la Gestión Educativa de Empresarios por la Educación, el regreso a las aulas registra un 91,1% de estudiantes que han vuelto a las aulas, una de las materias pendientes para niños, niñas y jóvenes durante la pandemia. Adicionalmente, la continuación de agendas importantes para la ciudad en el largo plazo en términos ambientales y de género como lo establecido en el Plan de Acción Climática 2020-2050 y el progreso del Sistema Distrital del Cuidado.
Lo malo, si bien la ciudad ha mostrado señales de mejora en la economía este no ha sido el escenario en el mercado laboral, uno de los principales termómetros de recuperación en términos sociales debido a su relación directa con los ingresos de los hogares y las personas más vulnerables. De acuerdo a las últimas cifras del DANE, para el periodo móvil agosto-octubre, la tasa de desempleo de Bogotá (13,2%) supera la cifra nacional (12,1%), esto acompañado de una alta tasa de informalidad que se ubicó en un 41,4%. Preocupa que siguen siendo las mujeres y los jóvenes las personas más afectadas en este escenario; por ejemplo, la tasa de desempleo de las mujeres fue del 15% y de los jóvenes del 20%, este último 6,8 p.p. por encima del promedio de la ciudad.
Otro aspecto negativo fue el deterioro de la seguridad en la ciudad. La cantidad de homicidios a cierre de noviembre de este año (1.034) está cerca del escenario de todo el año prepandemia en 2019 (1.086) y ya superó el año 2020 (929), confirmando la hipótesis sobre la disminución en indicadores de seguridad en 2020 estuvo impactada por las medidas de confinamiento. Según la encuesta #miVozmiCiudad del programa Bogotá Cómo Vamos, solo el 4% de las personas encuestadas se sienten seguras en la ciudad.
Lo feo, el nuevo fallido proceso de tener una discusión de Plan de Ordenamiento Territorial a la altura que merece la ciudad. Afanes de parte de la istración distrital por radicar un POT, controversiales conceptos técnicos como el emitido por el Consejo Territorial de Planeación Distrital (CTPD) y el dilatado y polémico proceso de debate en el Concejo de Bogotá, dejan un nuevo sabor amargo sobre la imposibilidad de tener más y mejores debates técnicos y ciudadanos en detrimento de menos intereses políticos en un acuerdo de ciudad que nos concierne a todas las personas
También, deja un mal rostro y preocupación de cara al proceso de elecciones legislativas y presidenciales del próximo año, la violencia y daños que ha dejado la protesta social como lo ocurrido en el Paro Nacional de mediados de año. Como lo muestra el reciente balance presentado por la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el cual afirma que hay razones fundadas para sostener que se habrían cometido graves violaciones a los derechos humanos, tales como privaciones arbitrarias de la vida y violaciones a la integridad y seguridad personal, derivadas del uso innecesario o desproporcionado de la fuerza; detenciones arbitrarias; violencia sexual y de género; y actos de discriminación y racismo. Por otro lado, este balance también documentó graves acciones de violencia contra la Fuerza Pública, incluso con consecuencias fatales y destrucción de bienes públicos y privados.
De esta forma, el 2021 va cerrando con una expectativa importante sobre si seguiremos un proceso de recuperación ante una inminente amenaza de la nueva variante Omicron. También, sobre las consecuencias que dejará el escenario electoral del próximo año donde Bogotá siempre será uno de los polos de discusión y tensión entre el gobierno y la ciudadanía. Finalmente, si este año de reactivación habrá mitigado los impactos sociales de la pandemia la cual aumento la pobreza a niveles históricos. Esperemos que venga lo mejor para la ciudad y nosotros como ciudadanía podamos aportar en ese proceso
FELIPE BOGOTÁ