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Los que más y los que menos ahorran agua en Bogotá: este es el contraste en la ciudad con el racionamiento
Estudio del Acueducto reveló que Kennedy y Puente Aranda aumentaron el consumo, incluso, superando mediciones de antes del racionamiento. Conjuntos residenciales del occidente, los que más incumplen la medida.
Este plan implicará la suspensión del servicio de agua en nueve sectores diferentes, sometiéndolos a un periodo de corte de 24 horas. Foto: Archivo /iStock
Desde hace ocho meses, en Bogotá hay dos tipos de personas: quienes pueden llegar bañados a trabajar todos los días y quienes no; quienes pueden usar el baño cuantas veces quieran y quienes no lo pueden hacer; quienes pueden cocinar, regar plantas o lavar ropa sin restricciones y quienes no lo logran con normalidad debido al racionamiento.
Este viernes se verá afectada la localidad de Suba, entre otras. Foto:iStock / Alcaldía de Bogotá
Aunque se supone que todos deberían tener las mismas condiciones para el uso del agua en medio de esta contingencia, lo que ha evidenciado el racionamiento en la capital es que ciertos ciudadanos buscan cualquier excusa para saltarse la norma o la recomendación, cuyo cumplimiento es vital en este momento de crisis.
En la ciudad, por un lado, están quienes siguen el racionamiento de manera estricta, cooperan con el cuidado del agua y se abstienen de malgastarla tanto en los días de cierre como en los de uso permitido. Por otro lado, están quienes se niegan a restringirse, argumentando, como sucede en algunos conjuntos residenciales, que cerrar las llaves podría “generar daños costosos en el sistema hidráulico” o comprometiéndose a “usar el agua de manera consciente”, aunque en la práctica no lo cumplen.
"El no cierre de los tanques de reserva de los edificios durante el racionamiento y el alto consumo posterior están generando disminuciones en la presión del agua, dificultando y retrasando el restablecimiento del servicio, especialmente en horas de máximo consumo”.
Esta conducta no solo ha impactado de manera directa los registros de consumo de agua en tiempos de crisis, sino que ha provocado un uso sin precedentes de los tanques de reserva. Aunque estos suplen la necesidad de agua durante los días de corte, al día siguiente agravan el problema, ya que, además de recargarlos, se debe seguir suministrando el agua regular al resto de la propiedad.
La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) no ha ignorado esta problemática. En septiembre, la entidad emitió un comunicado advirtiendo que varios conjuntos residenciales del occidente de Bogotá, ubicados dentro del turno 1 de racionamiento (que incluye localidades como Antonio Nariño, Barrios Unidos, Chapinero, Los Mártires, Puente Aranda, Rafael Uribe, Santa Fe, Teusaquillo, Tunjuelito y Usaquén), no estaban cerrando los tanques de reserva durante los días de corte. Además, al día siguiente presentaban un consumo excesivo, lo que disparaba las mediciones.
Embalses Foto:Archivo particular
Según la EAAB, “el no cierre de los tanques de reserva de los edificios durante el racionamiento y el alto consumo posterior están generando disminuciones en la presión del agua, dificultando y retrasando el restablecimiento del servicio, especialmente en horas de máximo consumo”.
Esta situación es preocupante, no solo por el estado crítico de los embalses, sino porque las acciones de algunos conjuntos residenciales del occidente de Bogotá afectan directamente el abastecimiento de agua en municipios como Funza, Mosquera y Madrid. En estas zonas, la prestación del servicio es más compleja, y el suministro llega con mayor dificultad.
El contraste entre distintas áreas de Bogotá ilustra esta desigualdad. Mientras que en el Occidente los residentes de conjuntos residenciales aseguran no verse afectados por el racionamiento porque hacen uso de sus tanques de reserva, en sectores como Ciudad Bolívar, los ciudadanos han bloqueado calles enteras para protestar por la falta de agua o porque el servicio tarda hasta tres días en restablecerse después del corte por racionamiento.
Desde hace ocho meses, en Bogotá hay dos tipos de personas: quienes pueden llegar bañados a trabajar todos los días y quienes no; quienes pueden usar el baño cuantas veces quieran y quienes no lo pueden hacer; quienes pueden cocinar, regar plantas o lavar ropa sin restricciones y quienes no lo logran con normalidad debido al racionamiento.
Los ‘privilegiados’
EL TIEMPO ó a las oficinas de istración de 10 conjuntos residenciales en la zona 1 de racionamiento para indagar sobre las prácticas de restricción de agua. El común denominador encontrado fue que, por consenso entre los consejos de istración y los residentes, “se determinó no cerrar los tanques de agua”. Cuando se les preguntó por el sustento de esta decisión, la respuesta se centró en la autonomía que tienen sobre la istración de sus propiedades.
“¿Acaso la Alcaldía o el Acueducto nos van a pagar los daños de las tuberías? La medida es arbitraria porque son ellos quienes deben asegurar que la ciudad funcione, no nosotros los ciudadanos”.
El representante de una de las propiedades horizontales afirmó: “Los vecinos están en la capacidad de autorregular su consumo y no creo que un solo conjunto pudiera afectar el suministro de la ciudad”. Por otro lado, residentes de un conjunto con torres de 24 pisos en Puente Aranda señalaron que la medida les parecía “exagerada”, argumentando que las lluvias recientes ya habían mejorado los niveles de los embalses.
En contraste, vecinos de una propiedad horizontal ubicada sobre la avenida 68 con Esperanza describieron una situación de conflicto. “El tema del agua ha provocado una batalla entre apartamentos: unos piden que se cierren los tanques y se cumpla la norma, mientras que otros dicen que ‘no pagan istración ni servicios para vivir mal y sin agua’ ”, señalaron algunos residentes.
“Hace poco cambiamos de , y el nuevo ordenó cerrar las llaves de suministro y los tanques de reserva durante los días de racionamiento. Esto generó conflictos porque algunos residentes se opusieron. Antes teníamos una a que complacía a todos y nunca puso límites al consumo. Por culpa de abrir y cerrar las válvulas al capricho de los residentes, se dañó el sistema, y ahora no tenemos presión ni agua todos los días”, explicaron Milana Chaparro y Viviana Jiménez*.
Carrotanques alimentando servicio de agua en Bogotá Foto:Acueducto de Bogotá
Este tipo de casos refleja una preocupación recurrente desde que comenzó la medida de racionamiento. Según varios analistas y expertos contratados por algunos conjuntos residenciales, el cierre de válvulas podría ocasionar daños irreparables y costosos en las tuberías y bombas de agua, lo que ha llevado a algunos es a evitar esta práctica.
Jaime López*, residente de Chapinero, expresó su desacuerdo con la medida: “¿Acaso la Alcaldía o el Acueducto nos van a pagar los daños de las tuberías? La medida es arbitraria porque son ellos quienes deben asegurar que la ciudad funcione, no nosotros los ciudadanos”.
EL TIEMPO consultó a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) para conocer cómo este tipo de comportamientos afectan las metas de recuperación de agua en la ciudad y qué acciones podrían tomarse para regular estas prácticas en propiedades horizontales. En la entidad aclararon que su función es únicamente la prestación del servicio, por lo que no tienen competencias para regular el uso interno del agua en estas propiedades.
Bogotá tendrá racionamiento de agua. Foto:Vanexa Romero
Aunque la EAAB ha intentado fortalecer campañas de concientización sobre el consumo responsable, no puede imponer sanciones más allá de aplicar cobros adicionales por consumos que superen los 22 metros cúbicos mensuales.
Un análisis revelador
Pese a estas limitaciones, la EAAB tiene identificadas las zonas de la ciudad con los mayores índices de consumo y los edificios que menos cumplen con la normativa. Sin embargo, por razones de privacidad. EL TIEMPO se abstiene de publicar los nombres de los conjuntos residenciales y las personas que entregaron su testimonio.
La Empresa de Acueducto presentó un análisis detallado sobre el consumo de agua. Este estudio, basado en 2,6 millones de facturas, mostró el panorama real del ahorro y el consumo en Bogotá durante la época de racionamiento.
Mediciones de agua por el Acueducto. Foto:EL TIEMPO
La EAAB surte de agua a cinco zonas principalmente: Bogotá, Soacha, Gachancipá, Zipaquirá y Tocancipá. Los resultados muestran un ahorro promedio de 7,3 por ciento en el consumo de agua en todas estas áreas, destacando especialmente Zipaquirá con un 14,1 por ciento de ahorro y Bogotá con un 8,1 por ciento. Por el contrario, Soacha y Gachancipá se ubicaron como las zonas menos ahorradoras, ambas con un 4,7 por ciento.
Según los datos proporcionados a este medio por el Acueducto, dentro de la evaluación de ahorro de agua según el tipo de uso se evidenció que los sectores oficial y especial lideran el esfuerzo, con reducciones del 15,8 por ciento y 12,6 por ciento respectivamente, impulsadas por instituciones educativas públicas.
En el segmento residencial, los estratos altos (5 y 6) lograron los mayores ahorros con 10 por ciento y 8,7 por ciento, respectivamente, mientras que los estratos 1 y 2, con menor capacidad económica, presentaron cifras más bajas, con reducciones de apenas 5,8 por ciento y 7,8 por ciento.
Mediciones de agua por el Acueducto. Foto:EL TIEMPO
El ahorro varía considerablemente entre localidades. Las más ahorradoras son La Candelaria (19,5 por ciento), Tunjuelito (14,8 por ciento) y Los Mártires (13,2 por ciento). En el otro extremo, Usme (3,7 por ciento), Puente Aranda (3,8 por ciento) y Kennedy (6,9 por ciento) muestran los resultados menos favorables. Pero cuando se analizan los datos de forma más detallada, se tiene que las Unidades de Planeamiento Zonal (UPZ) de Bolivia (Engativá) y Sosiego (San Cristóbal) lideran con ahorros superiores al 23 por ciento.
Sin embargo, preocupan las zonas donde el consumo ha aumentado respecto al periodo previo al racionamiento, como las UPZ Usme, Parque Entrenubes, Ciudad Usme y Alfonso López, en la localidad de Usme, así como Tintal Norte, en Kennedy y Puente Aranda, con incrementos promedio del 1,8 por ciento. Las UPZ en Kennedy y Puente Aranda hacen parte del turno 1 de racionamiento y donde se ubican algunos de los conjuntos residenciales que omiten el cumplimiento de la norma de racionamiento.