Detrás del drama de una familia que busca a uno de sus podría estar una poderosa red de trata de personas que capta mujeres en los barrios pobres de Bogotá y Cundinamarca ofreciéndoles supuestas oportunidades laborales en México.
Todo comenzó con el angustioso llamado de ayuda que hizo Hernando Ángel Sáenz. Él ha aprovechado las redes sociales para ubicar a su hermana
Nátaly Alejandra Ángel Sáenz, de solo 32 años. Ella vivió durante muchos años en Bogotá, pero recientemente se trasladó a un municipio cercano para estar más cerca de su familia.
Ella vivía con sus hijos en un apartamento rentado y sobrevivía de vender paquetes de datos de Virgin Mobile y Avantel, pero, tras el advenimiento de la pandemia, su situación económica era cada vez más precaria. “Ella es madre cabeza de familia, la situación no era nada fácil”, contó su hermano.
Por eso, en el mes de diciembre del 2019, ella consideró una propuesta que le hizo una conocida para irse a trabajar en Guanajuato (México), entregó el apartamento en donde vivía y dejó a su hijos bajo cuidado responsable. Esta es una ciudad mexicana, capital del estado del mismo nombre. Está en el centro norte del país. De acuerdo con cifras del 2020, su población asciende a 194.500 habitantes.
Según medios locales, está ubicada a solo 300 kilómetros de la capital y era un territorio que tradicionalmente se consideró seguro. Pasó de ser agrícola a concentrar algunas empresas de automoción. El origen de la violencia en este estado es la disputa entre carteles de la droga. Al centro del estado se le conoce como ‘el triángulo de las Bermudas’, porque es una zona de paso de ductos con gasolina que son asaltados por el cartel. Cuando comenzó a dificultarse el robo de combustible, aumentaron la venta de droga, la extorsión, el secuestro y la explotación sexual.
Pese a esta realidad, Nátaly les dijo a familiares y conocidos que tenía que aprovechar una oportunidad que se le había presentado en el exterior y que era momento de que ellos se hicieran cargo. “Ella se fue del país hacia México en enero de 2020. Yo no supe muchos detalles, solo recuerdo que no quiso que la llevara al aeropuerto. Nos dijo que se iba a trabajar en un tema de apuestas; de hecho, ella trabajó en ese mismo campo acá, en apuestas deportivas”.
México
Al comienzo todo fue normal. “Lo único que no me parecía correcto era que ella, en sus estados de WhatsApp, se le viera todo el tiempo como en sitios de rumba. Mis hermanos me preguntaban que si yo sabía en qué andaba Nátaly”.
Hernando le preguntó muchas veces qué pasaba, le decía que él no era nadie para juzgarla sobre lo que decidía hacer con su cuerpo, o de sus actividades para conseguir dinero, pero que lo verdaderamente importante era que le dijera la verdad.
Otro aspecto comenzó a mantener en vilo a esta familia. Nátaly le solía mostrar todos los anuncios de prensa locales de la cantidad de mujeres que aparecían muertas en Celaya (México). “Yo sé que por acá en Colombia no es que sea muy diferente la cosa, pero no es lo mismo estar sola en un país desconocido. Yo me alerté y comencé a preguntarle más cosas”.
De tanta insistencia, la joven le envió a su hermano un video en donde le mostraba el mercado de Benito Juárez, en donde supuestamente trabajaba. “Parecía una plaza de abastos. Yo ni siquiera sabía que se llamaba así. Yo quedé muy tranquilo”. Incluso le mostró un cuaderno en donde supuestamente llevaba la relación de las rifas y las apuestas.
La última vez que Hernando tuvo o con su hermana fue cuando le pidió 100.000 pesos prestados para un curso vacacional de inglés en su universidad. “Me dijo que no tenía, pero que los consiguiera prestados, que ella me los mandaba. Yo le dije que no me fuera a dejar morir y quedé muy pendiente. Pero nunca más me volvió a contestar”. Hoy esta familia está deshecha porque aún Nátaly no aparece y carece de cualquier tipo de información.
Las investigaciones
EL TIEMPO pudo establecer que fue otra oferta de trabajo la que Nátaly recibió de una mujer, quien, aprovechándose de su estado de pobreza y vulnerabilidad, se ganó su confianza. La convenció de trabajar como ‘prepago’, es decir, irse a México a ejercer la prostitución. Como muchas mujeres en su situación, desesperada por la falta de oportunidades, cayó y aceptó la propuesta. Es una víctima más de este delito infame.
De hecho, este diario conoció un audio en donde le hacían la propuesta. “Amiga, hay un trabajo bueno, no me diga que no entiende, no será para ir a vender dulces”. Al parecer, para la fecha en que Nátaly fue captada estarían buscando cinco mujeres para ser explotadas en México.
Curiosamente habría sido esta misma persona la que alertó a la familia de la joven sobre su desaparición y sobre las malas compañías con las que andaba Nátaly en ese país, de las fiestas a las que iba y de la gente ‘pesada’ que estaba frecuentando. También que había salido el 18 de julio de 2020, a las 9 de la noche, de su casa y que nunca más habría regresado. “Al parecer, se fue en un Uber diferente a la que la solía transportar, ellas eran conducidas por una persona específica”, le dijo una fuente a EL TIEMPO. Sus compañeras en México habrían intentado buscarla, pero en esa tarea fueron amenazadas.
Hoy todavía no se sabe el paradero de esta joven bogotana, y su familia solo pide que, independientemente de cuál sea la verdad, sea buscada y encontrada con vida. “Nosotros no sabemos qué hacía ella allá, solo sabemos que es nuestra Nátaly y que queremos que aparezca sana y salva”.
Carol Malaver.
Subeditora de Bogotá.
Twitter: @CarolMalaver
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