Quetame: la historia del perrito que le salvó la vida a toda su familia en la avalancha

El animal guío con sus ladridos a su familia hasta la punta de la montaña.

Héctor Rodríguez y Troski caminando por Puente Quetame. Foto: Sergio Acero Yate. EL TIEMPO

PERIODISTA DE BOGOTÁ22.07.2023 16:41 Actualizado: 22.07.2023 22:50

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El bogotano Héctor Rodríguez, su esposa y su perrito Troski, quienes se radicaron hace 7 años en el municipio de Quetame, en la vereda Naranjal, hacen parte de los sobrevivientes de la emergencia de la avenida torrencial del pasado lunes 17 de julio. Su mascota fue la que los alertó, y lograron sobrevivir.

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Así se ve la vereda tras el derrumbe a causa de las lluvias. Foto:Loren Valbuena. EL TIEMPO

“Era la finca de mi suegro, esta es una región muy linda, muy hermosa y nos amañamos, entonces quisimos venir a vivir aquí, pero la naturaleza nos apagó el sueño”, dijo Rodríguez en conversación con EL TIEMPO.

Contó que en el momento de la tragedia estaban en la habitación escuchando la quebrada y de un momento a otro sintieron el golpe. “Salimos por unas escaleras y todo estaba lleno de lodo y piedras. Estábamos un poco desubicados y fue el perrito el que con sus ladridos nos ayudó y guio para llegar a la montaña”.

Rodríguez explicó que siguiendo a su perito fue como lograron llegar a la parte alta, donde unos vecinos, y allí estuvieron hasta las 2 a. m. del martes, y después siguieron subiendo porque había pronóstico de otra avalancha.

Luego de haberlo perdido todo, Héctor, su esposa y Troski se están hospedando en el hotel de la señora Nubia Navarro, en el corregimiento de Puente Quetame. Allí se están quedando –sin ningún costo– varias de las víctimas de esta tragedia.

“Es increíble, la comunidad, es muy bondadosa, nos han brindado la alimentación, ese calor humano. En Puente Quetame la gente ha sido muy hermosa con nosotros”, manifestó Rodríguez.

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El bogotano también contó que en la vereda todos eran muy unidos, compartían bastante, charlaban, iban a caminar, hacían reuniones, limpiaban calles. “Todos se me fueron, eran grandes amigos”.

Por ahora, el rumbo de Héctor y su familia es incierto, no saben si regresar a Bogotá o buscar la manera de quedarse en esa región que hace varios años con conquistó su corazón.

LOREN GARCÍA VALBUENA

REDACCIÓN BOGOTÁ

EL TIEMPO