El posible intento de robo de vehículo que sufrió durante esta semana el director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), Augusto Rodríguez, volvió a encender las alarmas sobre el problema del hurto de carros, que en lo que va del año ha vuelto a reportar cifras rojas en toda la ciudad.
Ahora, aunque los hechos ocurridos en el barrio Ciudad Montes, de la localidad de Puente Aranda, fueron perpetrados con suma violencia, lo cierto es que esta localidad solo reporta 17 de estos casos en lo que va del año, y específicamente en dicho sector solo hay un registro de este tipo de robos.
Según los cálculos de la Secretaría de seguridad, tan solo en los dos primeros meses de 2023 esta modalidad delictiva aumentó 4,6 por ciento en la ciudad si se compara con el mismo periodo del año pasado.
Y aunque el aumento no pareciera ser tan alarmante, es evidente que el conteo de casos de este año ya llegó a los 590. Se han concentrado principalmente en localidades como Kennedy (117), Engativá (79), Suba, (61) Ciudad Bolívar (40) y Bosa (42), según los datos revelados por la Fiscalía seccional Bogotá con corte a febrero.
Si se revisan las cifras detalladamente, se puede evidenciar que el fenómeno se ha expandido con mayor rapidez en las localidades más grandes de la ciudad, como por ejemplo Kennedy, que ha sido históricamente afectada por este delito y este año ya tiene 116 reportes de robo de carros.
La modalidad
Que el porcentaje de hurtos por halado en la ciudad sea tan alto implica un reto para las autoridades, pero también denota que hay un componente de descuido de los propietarios
De acuerdo con los análisis de la Policía Metropolitana de Bogotá, el 80 por ciento de estos hurtos de automotores se dan bajo la modalidad de halado; es decir, cuando las víctimas dejan sus carros mal estacionados o en lugares prohibidos y los delincuentes aprovechan para hurtarlos, como en el caso de Carlos González, que fue víctima de esta modalidad de hurto.
“Yo llegué a la localidad de Engativá y dejé el carro estacionado en la calle mientras ingresaba a un lugar; cuando salí ya no encontré el carro. Llamé al 123 y me enviaron al cuadrante, y ellos lo reportaron por el radio. Al otro día mi carro apareció”. Sin embargo, la historia de González no es la misma de la mayoría de los bogotanos.
“Que el porcentaje de hurtos por halado en la ciudad sea tan alto implica un reto para las autoridades, pero también denota que hay un componente de descuido de los propietarios que dejan en la calle los carros sin ningún tipo de seguridad y, aparte, infringiendo las normas que señalan lugares específicos para dejar los carros”, expresó un investigador de Setra de la Policía de Tránsito y Transporte.
Y es que, por ejemplo, en Kennedy, los habitantes de barrios como Carvajal son los más afectados este año, con 18 reportes; luego, Américas, con 17 de estos casos; también Castilla, que aunque lleva 14 robos ha demostrado la mayor reducción de este delito después de haber sido durante todo 2022 la zona con más robos de este tipo en toda la ciudad, y finalmente Timiza, que ya llegó a 13 casos.
Fenómeno en expansión
Ni el Ministerio de Defensa ni la Secretaría Distrital de Seguridad construyeron a tiempo una estrategia de seguridad clara para ajustarse a las nuevas dinámicas delictivas
Según algunos expertos, el aumento del hurto de automotores, en esta fecha en particular, puede responder a dos variables claras: la escasez de vehículos nuevos, que ha impulsado la compra de carros de segunda mano, y la compra de repuestos y autopartes ilegales; un mercado alimentado por ciudadanos que buscan piezas a bajos costos sin importar la procedencia.
Otra de las razones a las que los analistas les adjudican el aumento de la criminalidad en el sector automotor podría ser el impacto de los últimos operativos con los que las autoridades han desmantelado grandes estructuras criminales, lo que provocó una reconfiguración del crimen en Bogotá.
Por ejemplo, los grupos delictivos cambiaron su modus operandi. Los mercados criminales y las dinámicas delincuenciales tuvieron una transformación antes y durante el final del 2021 y 2022 y, en particular, desde que empezó la reactivación, como lo analizan en la Secretaría de Seguridad distrital. Sin embargo, hay algunos que ven con ojos más críticos la actual situación.
Néstor Rosania, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, considera que la incidencia de delitos de alto impacto en la ciudad, como el hurto de vehículos, es producto de una desarticulación entre las instituciones, que no previnieron el efecto de inseguridad poscuarentena.
Para el experto, “ni el Ministerio de Defensa ni la Secretaría Distrital de Seguridad construyeron a tiempo una estrategia de seguridad clara para ajustarse a las nuevas dinámicas delictivas que surgieron luego del encierro”, es decir, esta sería una problemática que viene desde finales de 2020.
Ojo a la extorsión
Ahora hay una modalidad que está alertando a las autoridades y es el uso de la extorsión luego del robo de los vehículos. “Se roban el carro y luego an a las víctimas para pedirles dinero a cambio. Lo que no saben estas personas es que les pueden robar el dinero y también el carro, o entregarles el vehículo por partes”, explicó el investigador.
De acuerdo con una investigación realizada por el Observatorio de Seguridad de la Universidad Central, basado en los datos del Siedco de la Policía Nacional, los casos de extorsión han aumentado cerca de ocho por ciento y las zonas más afectadas son Kennedy, Engativá, Suba y Rafael Uribe, algunas de las más golpeadas por el hurto de automotores también.
JONATHAN TORO ROMERO.
REDACCIÓN BOGOTÁ.