Bogotá históricamente se ha configurado como uno de los corredores más importantes para el narcotráfico. Por la capital del país pasan cargamentos clandestinos de droga que provienen de todas partes de Colombia y, según operaciones de inteligencia, muchos de ellos tienen como destino otros países del mundo. En ese sentido, las autoridades extreman medidas y actualizan sus estrategias contra el tráfico de drogas, a menudo para que cada vez sean más contundentes.
Tan solo en lo que va de este año, en la capital del país se ha logrado la incautación de 2,5 toneladas de drogas, según los datos oficiales de la Policía Metropolitana de Bogotá. Según la institución, esta cifra marca un récord en recuperación de droga frente al primer mes de otros años.
No obstante, la preocupación latente de los uniformados es que, debido a la delicada situación de orden público por la que atraviesa el país, la droga ya no solo llega en su mayor medida de zonas como el Catatumbo, sino que se han diversificado las rutas por las que los estupefacientes ingresan a la ciudad.
De acuerdo con los datos entregados por las autoridades, en 2024 se incautaron 4,2 millones de gramos de estupefacientes; de ellos, 235.754 gramos fueron de cocaína; 3’607.526 gramos fueron de marihuana; 284.466 gramos eran de bazuco y 7.926 unidades eran de drogas sintéticas. También se recuperaron 111.710 gramos de base de coca y 440 gramos de heroína.
Y todo lo anterior, sin contar con el creciente mercado negro del fentanilo de uso médico que se ha colado entre las redes de narcotráfico local.
El camino hacia la capital
Juan Sebastián Jiménez, experto en seguridad de la Universidad Nacional, señaló que lo que estamos viendo en la ciudad es una reafirmación de lo que significa Bogotá para el negocio del narcotráfico.
“Es un centro de acopio para producto refinado; la hoja puede salir del Cauca, de Putumayo, de Nariño, del Norte de Santander o del Catatumbo en particular, pero es aquí en Bogotá donde las grandes estructuras la acopian para distribuirla a otras regiones”, sostuvo.
Investigadores de la Policía Metropolitana de Bogotá que le han puesto la lupa al negocio de los estupefacientes en la capital del país aseguran que la ciudad es uno de los puntos más importantes dentro del contexto del narcotráfico, no solo por ser el mercado más grande para las drogas, sino además “por su posición estratégica, que permite conectar a la Orinoquia, los Llanos y la selva. Además, está enclavada en la mitad de la región andina y por las distintas salidas que tiene, por ejemplo, para el Magdalena Medio”, explicaron.
Néstor Rosanía, investigador, corresponsal de conflictos y director del Centro de Estudios de Seguridad y Paz, explicó que las economías ilegales, como el narcotráfico, ingresan el producto a la ciudad por medio de camiones de comida refrigerada o mediante el aval de empresas fachada. “Lo que hacen es que cuando llega la droga se da el famoso desvío, dinámica similar a lo que se hace con los precursores de la coca que entran legales al país y luego son usados para otros fines”.
De la misma forma, Rosanía señaló que hay dos corredores importantes para el tráfico de estas sustancias: la entrada por la autopista Sur, donde llega todo lo que proviene de la costa pacífica del país, y la entrada que viene de los Llanos, justo por el corredor de Sumapaz.
“Esa localidad es el corredor histórico de las Farc y de la delincuencia común, que usa la vía para entrar y sacar artefactos ilegales y droga entre los departamentos que se conectan”.
En esa vía, Jiménez aseguró que lo que estamos viendo en Bogotá con la reaparición de grandes cantidades de droga y las muertes violentas tendría que ver con una reunificación de los grupos armados organizados, como el Eln, que están entrando en disputa con otros actores violentos por el control de territorios del narcotráfico en la ciudad.
Coinciden los analistas en que, con la nueva estructura de grupos criminales que operan en la ciudad, no es fácil determinar quiénes son los dueños de los cargamentos de droga.
“Se están produciendo dos grandes cambios en el narcotráfico en la ciudad: primero, se están dando consorcios (como en la vieja época) en los que varios narcotraficantes se unen para mover la droga, entonces no se puede saber quién es el dueño; y segundo, que con los golpes de las autoridades, el narcotráfico ya no tiene una cara visible y entre los mismos criminales ya no saben qué es de quién”, puntualizó Jiménez.
Los analistas advierten que el ‘clan del Golfo’ aún es el actor principal del narcotráfico en Bogotá, pero que estaría actuando bajo la modalidad de outsourcing criminal, en el que deja responsabilidades a diferentes actores locales que terminan siendo los que ejecutan los asesinatos y expanden el negocio de la droga.
Una nueva distribución
El tráfico de estupefacientes en Bogotá es más que recibir y enviar pedidos de coca o marihuana. La disputa por el control de este negocio ha dejado más de un centenar de personas torturadas y empacadas en bolsas de basura desde 2019.
Y aunque los operativos de la Policía de Bogotá son cada vez más fuertes, en la ciudad todavía están operando bandas criminales ‘tradicionales’ como ‘los Paisas’, que controlan localidades como Suba, Usaquén, La Calera y algunos municipios de la sabana de Bogotá.
Por otro lado, la jurisdicción del ‘Tren de Aragua’, ‘los Camilos’ y en su momento ‘los Maracuchos’ y ‘Satanás’, que se regaron por Kennedy en Corabastos, Patio Bonito, el corredor de la 38 y que incluso libraron una batalla a muerte por el control de los barrios calientes de Santa Fe.
Pero la disputa también se ha librado en los bordes de la ciudad, por ejemplo, en Usme y San Cristóbal, donde no solo intervienen estructuras multicrimen, sino además grupos como el Eln y disidencias de las Farc que buscan controlar la entrada y salida de armas y drogas al resto del país.
“La guerra que se vivió el año pasado entre el ‘Tren de Aragua’ y las bandas locales ha hecho que ya no se tenga claro cuál es el actor delictivo que está consolidado en la ciudad (...); con la muerte del hermano de Luis Agustín Caicedo (alias don Lucho) conocimos que en Bogotá se había generado una oficina que incluía a narcos retirados que, luego de cumplir condena, regresaron a Bogotá y una presencia del ‘clan del Golfo’”, concluyó Jiménez.
JONATHAN TORO ROMERO
Redacción Bogotá
EL TIEMPO
En X: ToroRomeroJ
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