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Noticia
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Una masacre y un asalto a ciclistas se suman a crisis de seguridad de Bogotá, ¿qué está pasando?
Aunque hay logros como la reducción en todas las modalidades de hurto, el homicidio es el gran reto.
De acuerdo con la Policía Metropolitana, este año han capturado a 11.500 personas por diferentes delitos. Foto: Cortesía Secretaría de Seguridad de Bogotá
Desde el CAI del barrio El Codito (Usaquén) hasta el lugar donde asesinaron a tres personas hay una distancia de un poco más de un kilómetro. Caminando, entre ambos puntos, son 10 o 15 minutos. En carro o moto, es la mitad de ese tiempo. No obstante la cercanía, los responsables de esa masacre no lograron ser alcanzados por la Policía.
Este caso, ocurrido la madrugada del domingo 4 de mayo, se suma a los homicidios cometidos el mes pasado en esa misma localidad del norte de Bogotá. Sobre los motivos de este reciente crimen se han generado varias versiones, pero la que más ha tomado fuerza, según las autoridades, es la posibilidad de un ajuste de cuentas.
A escasas diez horas de haberse perpetrado esa masacre en Usaquén, en cercanías de El Verjón (Santa Fe), en límites entre Bogotá y Cundinamarca, la mañana de ese mismo domingo robaron a cuatro ciclistas. Una de las víctimas es un ciudadano alemán que se había radicado en la capital.
“Unos metros antes de llegar al alto (conocido como Alpe de Huez), salió un tipo de los matorrales con un revólver negro. Era un tipo bogotano, bajito, como de 1,65 m de estatura. Vestía completamente de negro. Apuntándonos con el revólver. Detrás de él salió otro tipo, más alto, como de 1,85 m, moreno, con acento venezolano, gritando: ‘¡Somos del Tren de Aragua!’. Aunque creo que eso era mentira”, relató una de las víctimas.
Bicicleta open morada, una de las robadas en los cerros orientales de Bogotá. Foto:Archivo particular
Los deportistas estuvieron retenidos por dos horas aproximadamente. Los amarraron con su propia ropa, los despojaron de sus bicicletas –que son únicas en el país– y les robaron todos los objetos de valor, esto después de internarlos en la montaña, al lado de un camino de herradura frecuentado por ciclistas, especialmente los fines de semana. El robo asciende a 100 millones de pesos.
Esos dos casos se suman a la oleada de hechos delictivos que han marcado la agenda noticiosa de la capital. En los últimos dos meses detonó otra granada en San Bernardo (ya van cuatro) y una más en Fontibón.
En comparación con el primer trimestre de 2024, entre enero y marzo de este año han aumentado un 180 por ciento las denuncias por secuestro exprés, 34,7 por ciento las denuncias por violencia intrafamiliar, 15,6 por ciento los casos de homicidio y 10,3 por ciento las denuncias por lesiones personales.
Bicicleta rose robada en los cerros orientales. Foto:Archivo particular
Pero, aparentemente, no todo estaría perdido. Las autoridades han reportado una reducción considerable de todas las modalidades de hurto y grandes golpes contra el crimen organizado, con la captura de expendedores de estupefacientes en el centro de Bogotá y más integrantes del ‘Tren de Aragua’; y a finales de abril, anunciaron la recuperación de unas 2.300 autopartes robadas.
De acuerdo con Hugo Acero, experto en seguridad ciudadana y ex secretario de Seguridad de Bogotá, el trabajo articulado de las autoridades ha demostrado ser contundente contra el delito, pero no suficiente para impactar esos indicadores que siguen en rojo.
“El alcalde Galán y toda su istración han contado con un trabajo en equipo. Hay una cercanía y hay un trabajo en equipo entre la Policía, la Brigada 13, la Fiscalía y la istración. Sin embargo, los resultados, sobre todo en temas de homicidio, no han sido los mejores. Creo que se han concentrado en unas muy pocas localidades”, explicó Acero.
“Son realmente 13 las localidades donde está el aumento. Hay que hacer un esfuerzo general en la ciudad, en donde hay que involucrar a los comandantes de Policía de cada una de las localidades con exigencia de resultados, pero también a las istraciones locales, que deben contribuir a la disminución de todos los delitos”, agregó el experto.
Ómar Oróstegui, director del Laboratorio de Gobierno de la Universidad de La Sabana, asegura que a Bogotá le hace falta estrategia en materia de seguridad, pues decisiones como los Guardianes del Orden o la extensión del horario de rumba carecen de soportes técnicos. Muestra de ello, indica, es que el primer proyecto aún no avanza, aunque prometieron lanzarlo en marzo, y el segundo podría afectar los indicadores de seguridad.
En el primer trimestre del año se registraron 11.086 denuncias por violencia intrafamiliar. Foto:Cortesía Secretaría de Seguridad de Bogotá
“Se demuestra que en esos horarios es cuando hay aumento de los delitos contra la vida. Entonces, lo que se observa son acciones dispersas y desalineadas de la Secretaría (de Seguridad), pero también con otros sectores de la istración que también tienen competencia en temas de seguridad y convivencia”, dijo.
Oróstegui también señala que la istración distrital no puede seguir explicando las cifras de homicidio a partir de los golpes que le ha dado a la criminalidad, o que el aumento de la violencia intrafamiliar obedece al mejoramiento de los instrumentos de denuncia. “Pareciera que siempre encuentran una justificación para explicar las cifras”, concluyó.
Sobre la seguridad en la capital, Bogotá Cómo Vamos, en un análisis del primer trimestre de este año, planteó una preocupación debido a los indicadores de homicidios, violencia intrafamiliar y las denuncias. El documento del observatorio sugiere que la istración debe apostar a fortalecer los canales de atención y la caracterización del crimen, esto para responder en todos los frentes.
Felipe Mariño, director de Bogotá Cómo Vamos, señaló que es importante tener en cuenta que cada delito tiene una dinámica diferente, por lo que queda demostrado que hay que profundizar en la investigación criminal, pues esto, acompañado de la prevención, podría aportar a la consolidación de la seguridad en Bogotá.
“Ese entendimiento, para que se pueda ir a atacar las causas, ir a prevenir que no ocurra o entender quiénes son los que están jalonando esos delitos, es una de las grandes falencias de nuestra Policía”, indicó Mariño, quien además reconoce que también tiene que ver con el pie de fuerza.
Otro de los aspectos que estarían haciendo falta para lograr una reducción considerable de la comisión del delito en Bogotá sería la optimización del servicio de Policía, pero, expuso Mariño, es una falencia que se puede ver como oportunidad.
“Tiene que ser focalizado. Es decir, que no todos los policías estén distribuidos homogéneamente sobre el territorio, sino que estén en donde tienen que estar en el momento que tienen que estar, y eso se hace a partir de información, porque la violencia y el delito siempre están muy focalizados”, concluyó.
La ONU recomienda 300 policías por cada 100.000 habitantes, Bogotá está por debajo de esa meta. Foto:iStock
Uno de los mayores retos de la alcaldía de Carlos Fernando Galán es una de sus metas del Plan de Desarrollo Bogotá Camina Segura. Se propuso cerrar su mandato con una tasa de ocho homicidios por cada 100.000 habitantes, pero hasta ahora las cifras estarían en su contra. A pesar de ello, prometen seguir trabajando.
Por su parte, la Policía se ha trazado ejes estratégicos para recuperar la confianza de la ciudadanía, relacionados con planes de impacto contra el crimen organizado y la delincuencia común y la presencia institucional.