Para Juan Carlos Rodas hay una relación directa entre el fútbol y la escritura. En su caso es evidente. Su hermano, que en la cancha se desempeñaba como arquero, lo retaba con lecturas durante la adolescencia: Nietzsche, Schopenhauer, Sartre, Camus. “No eran lecturas impuestas, era como una provocación”, relata.
Después, ya con una búsqueda propia, dio con algunos de los escritores que más lo marcaron: Horacio Quiroga, Cortázar, Borges. Estos autores, más otros como Virginia Woolf y Alfonsina Storni, ayudaron a forjar su carácter: “Hay una especie de soledad, de desencanto por la vida; se vuelve uno un poco escéptico, hay algo de nihilismo. En los libros encuentra uno algo de compañía”.
El fútbol, la otra cara de la moneda en su vida, estuvo presente desde siempre. En la casa fueron 10 hermanos, todos jugaron al fútbol; incluso las mujeres. Pero, como él mismo dice, no puede separarse esta experiencia vital con el ejercicio de la escritura. Después de graduarse de filosofía y letras, trabajó como corrector de estilo en el periódico El Mundo. Allí le ofrecieron escribir una columna sobre fútbol.
“Era en relación directa a Nacional, pero no tenía nada qué ver con estadísticas ni resultados. Encontré ahí la oportunidad de hacer crónica: contar el dolor de perder, la relación de las barras y el jugador. Son pasiones que están en relación con la vida, es decir, con la literatura”, cuenta.
Para Rodas la escritura es una catarsis: “Uno descansa cuando escribe. ¿Descansa de qué? De la pesadez, de lo que Milan Kundera llama el dolor de la existencia”.
El fútbol es la posibilidad que tenemos los seres humanos de narrar; es lo más parecido a una obra de arte, porque sintetiza las pasiones humanas
Ahora conjugó de nuevo sus pasiones entrañables. Esta vez compila una serie de columnas de prensa sobre fútbol. El título de la nueva obra es ‘El fútbol: esa metáfora’.
Él mismo explica por qué la bautizó de esta manera:“El fútbol es una metáfora de la vida, y la vida es una metáfora del fútbol. Es lo más parecido que hay a una guerra en términos de lenguaje, de los himnos, de los colores. Es la posibilidad que tenemos los seres humanos de narrar; es lo más parecido a una obra de arte, porque sintetiza las pasiones humanas”.
Cada columna está antecedida por epígrafes de grandes autores como Albert Camus, García Márquez o Ernesto Sábato. Incluso tiene una en la que Borges, con su habitual ironía, manifiesta su animadversión contra el fútbol
El epígrafe contrasta con las columnas, que son más bien una apología al deporte y a su relación con la vida. Y, como para Rodas no es posible separar a la literatura de la vida, esta aparece de manera constante: “Tiene que mirar feo, como miraba Beckett; lo miran feo, como a Juan Pablo Castel, el de El Túnel o como a Álex, el de La Naranja Mecánica”, se lee en una de las columnas.
El libro está publicado como una edición bilingüe español-inglés. “El traductor se tuvo que sentar conmigo porque no sabía cómo traducir algunas palabras. ¿Cómo se traduce una “gafiada”, una chilena?”. La obra será presentada en Otraparte, en Envigado, el próximo jueves. Rodas, sin duda, continuará moviéndose a través de la literatura y el fútbol, que son al fin de cuentas su vida misma.
Miguel Osorio Montoya
Para El TIEMPO