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Hablemos Medellín: la iniciativa que busca poner a conversar a los ciudadanos
Eafit y U. Nacional lideran el proyecto en el que identifican preocupaciones de los medellinenses.
El impacto que dejará la pandemia por el covid-19 Foto: Esneyder Gutiérrez
Hablemos Medellín es la versión local de ‘Tenemos que hablar Colombia’, una iniciativa liderada por las universidad Eafit y Nacional, que ponen a conversar a los ciudadanos en torno a sus preocupaciones, propuestas e ideas para un mejor país.
Hace dos años, en el marco del llamado estallido social, adelantaron conversaciones a nivel nacional y ahora tienen el reto de ejecutar el mismo ejercicio a nivel local en la capital de Antioquia.
En diálogo con EL TIEMPO, Santiago Silva, profesor de la Universidad Eafit y director de Tenemos que Hablar, explicó en qué consiste la iniciativa y contó detalles de la convocatoria que se extenderá todo el mes de julio. El objetivo es poner a conversar a más de 1.500 medellinenses sobre el futuro de la ciudad.
¿Qué creen que debe cambiar, qué debe mejorar y qué debe mantenerse en Medellín? Hablemos Medellín es una plataforma de diálogo e incidencia ciudadana para la ciudad. Queremos encontrar respuestas a estas preguntas entre todos. Aquí se pueden inscribir:https://t.co/fFOXN6Nymepic.twitter.com/xrIAdRSGPr
Nosotros llevamos dos años promoviendo conversaciones entre ciudadanos en ‘Tenemos que hablar Colombia’, con la convicción de que la conversación es un muy buen mecanismo para que las personas puedan expresar las dificultades que están viviendo, las ideas que se les ocurren, las preocupaciones que están identificando.
Hace dos años hicimos un proceso de conversación nacional, que fue el preámbulo para las elecciones nacionales con unos resultados muy interesantes más de 5.000 personas estuvieron conversando. Este año vamos a estar dirigiendo la atención a Medellín, hace casi un mes empezamos las sesiones de conversación.
¿Cuántas personas esperan que participen?
La idea es que unas 1.500 a 2.000 personas puedan sentarse a conversar sobre lo que esperan del futuro de la ciudad.
Policía Metropolitana del Valle de Aburrá Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO
¿Cuál es el objetivo?
Lo que nos van a decir las personas es fundamental para la conversación pública previa a elecciones, para ese momento tan importante de toma de decisiones en que los habitantes van a estar eligiendo a un nuevo alcalde y a un nuevo Concejo municipal.
Esas personas que conversan son representativas de la ciudad, es decir, esos 1.500 participantes son de todas las comunas de la ciudad y se distribuyen por edad, sexo, autorreconocimiento étnico. La idea es que esto sea muy cercano a una encuesta, pero con la ventaja de que las personas tienen la posibilidad de hablar largo.
En principio, todos los habitantes de Medellín y todas las personas que sin vivir en Medellín tienen algún vínculo con la ciudad (trabajo, estudio o visita frecuente) pueden participar.
Las conversaciones son, por lo general, virtuales. La gente se inscribe, nosotros los amos y ellos seleccionan un día para conectarse a una sesión por zoom para conversar con otras personas. También estamos haciendo sesiones presenciales, en redes sociales estamos publicando los lugares.
¿De qué manera se desarrolla la conversación?
Esta iniciativa está liderada por las universidades Eafit y Nacional, sede Medellín, y está apoyada por una lista larga de empresas y organizaciones sociales. Metodológicamente, lo que hacemos es que las personas conversan en grupos de cinco y están acompañados por alguien de Hablemos Medellín, quien guía la conversación y que recoge las respuestas. La pregunta guía fundamental con la que arranca es '¿A usted que le gustaría cambiar, mejorar o mantener la ciudad ?'.
Ahí empezamos a conversar sobre cuáles son las temáticas más importantes, cuáles son algunas propuestas para resolver esos problemas, quiénes deberían adelantar esos cambios o promover esas iniciativas. Cada ciudadano está en libertad de proponer el tema que quiera.
Gran asistencia de ciudadanos en el centro de votación de la Universidad Eafit de Medellín. Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO
¿Cómo se procesa esa información?
Nosotros recogemos todo lo que nos dicen y utilizando un software de análisis de lenguaje sacamos las conclusiones de lo que hablaron en las sesiones de conversación que pueden durar hasta dos horas. Al final del ejercicio, una de las cosas que hacemos es sacar los temas que la gente más habló y eso nos da una prioridad.
¿Qué hace ese software?
El software consigue frecuencias, por ejemplo, si un tema aparece mucho lo etiqueta. Si mucha gente habla de movilidad nos va a decir quiénes lo hablaron y qué características socioeconómicas tienen. Y es capaz de hacer conexiones. Si las personas hablan de diversidad cultural y usan las mismas palabras y expresiones que usan cuando hablan sobre diversidad medioambiental, eso nos plantea que hay una relación. Con eso construimos un informe divulgativo que le cuenta a las personas lo que encontramos.
¿De qué forma se maneja el debate para que no se convierta en una confrontación?
Nosotros hace dos años en el proceso nacional también estábamos en un momento muy polarizado y complejo de la conversación nacional, y encontramos dos cosas. Lo primero es que quienes acompañan las conversaciones tienen unos protocolos muy claros para evitar que una conversación se salga de los límites razonables. Si eso sucede, hay un protocolo que se activa para regular la conversación. De 1.400 conversaciones que tuvimos, hubo inconvenientes en 18.
Cuando los diálogos son organizados es mucho menos probable que la gente busque los puntos de choque, más bien buscan los puntos de encuentro. Lo segundo es que cuando la pregunta es grande las personas suelen buscar temas donde van a encontrar puntos de encuentro.
Las encuestas de Tenemos Que Hablar Colombia fuieron hechas de forma virtual. Foto:Cortesía Tenemos Que Hablar
¿Cuándo se podrán conocer los resultados?
A principios de septiembre presentaríamos el informe principal de los hallazgos que hagamos del análisis. A partir de eso, la iniciativa se pone en función de propiciar espacios para conversar sobre los resultados, que va desde encuentros con candidatos, pero también con la ciudadanía y con organizaciones para que la gente conozca lo que encontramos.
¿El informe se enfoca más en preocupaciones ciudadanas o en propuestas?
Tiene un poco de ambas, pero quizás en lo que la gente es mucho más clara y tiene sus asuntos más definidos es en la preocupación. Y esas preocupaciones tienen mucho que ver con el destino de la ciudad, hacia dónde va. La conversación no es un diagnóstico de la hora, aunque la gente también habla de eso, pero casi siempre termina siendo una expectativa sobre el futuro, cuál es la ciudad que la gente sueña y qué habría que hacer en sus ideas para llegar allá. Ahí aparecen algunas propuestas, pero el fuerte de la iniciativa está en mostrar qué es lo que están esperando los ciudadanos.
Esto nos puede dar muy buenas pistas sobre las diferencias en las preocupaciones por territorios de la ciudad. En las conversaciones que hemos adelantado hasta ahora hemos tenido tres temas muy recurrentes: seguridad, el cuidado de la ciudad (basuras, infraestructura) y salud. Eso puede cambiar, pero nos va dando pistas de los temas que van a aparecer en la conversación.