La precocidad en la edad de iniciación en el consumo de drogas es uno de los principales problemas de salud mental en Medellín. Así se concluye de estudios que fueron citados ayer durante el debate que se realizó el Concejo sobre el tema.
Según la concejala Nataly Vélez, la disminución de la edad en la que los menores tienen el primer o con sustancias sicoactivas es algo preocupante. Se basa para su afirmación en que la meta propuesta en el plan de desarrollo de la actual istración es llevar a 15 años el primer consumo, que hoy está en 12 años, de acuerdo con datos oficiales de varias entidades de la alcaldía.
“En Medellín durante el 2017 se presentaron 2.555 nuevos reportes de consumo de estupefacientes en menores, de los cuales 79 estaban entre los 4 y los 9 años, 547 entre 10 y 13 y 1.657 entre 14 y 18 años de edad”, dijo Vélez.
Añadió que gran parte de que el problema continúe en cifras altas se debe a que los recursos destinados para promoción y prevención no son suficientes.
En Medellín durante el 2017 se presentaron 2.555 nuevos reportes de consumo de estupefacientes en menores, de los cuales 79 estaban entre los 4 y los 9 años
También advirtió que la salud mental y defender los derechos de los niños no solo le competen a la secretaría de Salud, sino que es un asunto de todos, y propuso crear un modelo de atención integral, que incluya a distintas secretarías como Educación, Salud, Inclusión Social, con un acompañamiento de las comisarías de familia y el ICBF, para hacerle frente a esta situación.
Varios corporados se quejaron de que actualmente el programa de Entornos Protectores, liderado por la secretaría de Educación, es el único que tiene la ciudad para intervenir el consumo de sustancias sicoactivas en menores, embarazo adolescente y matoneo, entre otros. Manifestaron que esta no puede ser la solución a todas las vulneraciones de derechos, pues cada caso merece una atención diferente.
Al respecto, el secretario de Educación, Luis Guillermo Patiño, dijo que el programa es integral, que no solo se preocupa por el componente académico, sino que trasciende al ámbito humano. Actualmente alcanza a más de 300.000 estudiantes para evitar prácticas como el suicidio, el bullying y el consumo de sustancias sicoactivas.
Otra conclusión fue que la salud mental es un asunto que cada vez afecta más a la población, pero que no se atiende de la manera debida, pues ni los programas ni los presupuestos no alcanzan.
La secretaria de Salud, Claudia Arenas, enunció: “No solo nos quedamos en darles a las personas la jeringa para el tema de adicciones, también queremos continuar el trabajo que hacemos desde promoción y prevención en articulación con la Secretaría de Inclusión Social, y además de las adicciones tratar temas como el suicidio y la violencia”.
Una de las grandes conclusiones del concejal Ramón Emilio Acevedo es que “la salud mental en Medellín necesita mantenerse al orden del día en la discusión pública, y esto se logra buscando entre todos los actores cómo intervenir desde la prevención y la atención. Es claro que tenemos un sistema de salud donde la atención tiene que cumplirse por el ente asegurador, pero la prevención y el diseño de políticas públicas la tiene que hacer el Municipio. Casos como los de consumo desde los cuatro años son preocupantes y no se justifica bajo ningún punto de vista que no se tenga presupuesto para atenderlos”.
MEDELLÍN