Hamiltón Hernández, un santandereano y comerciante del calzado tuvo que pagar 32 meses en casa por cárcel por deberle a la Dian 312 mil pesos. Hoy la buena noticia llegó a su hogar: recobró su libertad condicional.
Sus recursos eran muy pocos para sostenerse él y su familia. Un mal asesoramiento de abogados en el 2009 generó que años después la deuda de 312 mil pesos le costara su libertad.
En el peaje de Rionegro, Santander, se hizo un control por parte de la Policía y allí se enteró que tenía orden de captura y una condena de cuatro años de casa por cárcel por dicha deuda.
Hernández contó a EL TIEMPO que al verse encerrado en su casa fue todo un calvario. No podía laborar, su madre se enfermó, tenía deudas y tuvo que lidiar con muchas humillaciones.
Relató que fue la peor "experiencia de su vida", pero no sabe cómo describirla, ya que una cosa es contarla y otra muy diferente vivirla.
Explicó que sus hijos también se vieron afectados. Le pide a la gente que por poco que le deban a la Dian se pongan al día, ya que no es justo que se priven de su libertad por dinero.
"Horrible, sin exagerar fue la peor experiencia de mi vida por una cantidad tan pequeña, pasar hambre, humillaciones, necesidades, mi madre se enfermó, mis hijos han sufrido, mi esposa. En fin, ha sido terrible, una cosa es contarlo y otra es vivirlo. Agradezco a la Fundación Defensa de Inocentes, pagaron la multa que se debía. También me ayudó la fundación desde Adentro, me subsidiaron de alguna forma y me ayudaron de manera psicológicamente", relató Hamilton.
El lío jurídico
El abogado Daniel Caicedo, de la fundación Defensa de Inocentes, confirmó su libertad condicional por pagar las tres quintas partes de su pena y una multa de más de $600 mil.
"Fue condenado a cuatro años de prisión domiciliara. Se le solicitó la libertad condicional por pagar casi 29 meses. En agosto comenzamos el trámite, se canceló la multa por parte de la Fundación. El juez le otorgó la libertad", dijo el abogado.
Con esta libertad, Hamiltón Hernández tendrá la posibilidad de ver a su hija graduar de bachiller, una ilusión que tenía y a la que le temía por estar en casa por cárcel.