Ramóncito Vargas, ahora Ramón, heredó la vena periodística de su papá y se graduó de comunicador social. También, ha trabajado en El Clima, el periódico donde Juan Ramón Vargas fue exitoso. Pero le tocaron los avatares de la profesión y se verá rodeado de los nuevos trabajadores de los medios, con cargos en inglés y hasta un CEO (no editor, ni director ni nada parecido), que puede ser su hijo.
En estos movimientos laborales y en sus propias dudas, que se califican como las de un “de malas”, está su familia como refugio. Claro, con los cambios generacionales y sus nuevas visiones del mundo. Ahora, a sus 40 años, tiene mucho que aprender todavía, muchas vainas que enfrentar, pero también ‘muchos Vargas’ de apoyo.
Y en ese tono de comedia, el Canal RCN lanza esta semana en la franja estelar Dejémonos de Vargas, al que se le agrega la frase: ‘Obvio, es otra vaina’.
Basada en el libro 'Dejémonos de vainas', escrito por
Daniel Samper Pizano en 1980, el reconocido periodista y escritor dice que de ahí salieron los entrañables personajes de la familia Vargas, que era su propia familia.
“Pero 'Dejémonos de Vargas' es otra cosa. El país del libro no es el de hoy. Las escenas de la familia que yo publiqué se convierten en algo diferente con la ayuda de los libretos de Guido Jácome. Las líneas básicas se mantienen, algunos personajes también, pero las historias están relacionadas con otras formas de pensar, hablar, vestir, con distintos acentos, porque eso es parte de nuestro país. He estado con el libretista, colaborándole, contándole esa historia de esa familia que fue la mía y ahora se verá una versión de la sociedad nuestra de hoy”, dijo Samper Pizano en un video del canal.
El libro de Samper tuvo gran acogida en su momento y pasó a la televisión colombiana. Entre el 20 de enero de 1984 y el 16 de agosto de 1991 se emitió 'Dejémonos de vainas', cuando Bernardo Romero Pereiro y Coestrellas le dieron un espacio de media hora semanal a la comedia que mostraba la vida de los Vargas: Juan Ramón y Renata, y sus hijos Teresita, Margarita y Ramoncito, y Josefa, su gran empleada.
Las líneas básicas se mantienen, algunos personajes también, pero las historias están relacionadas con otras formas de pensar, hablar, vestir, porque eso es parte de nuestro país
Samper Pizano se estrenó como libretista cuando se acabaron las historias del libro, él vivía en España y era imposible dejar al país sin esa divertida media hora.
“Pudo más la responsabilidad social con el público colombiano que la comodidad ociosa, y nací con fórceps como argumentista de televisión. Escribí esas historias para la TV hasta 1998, cuando se crecieron definitivamente los niños y nos dejamos de vainas. Fueron 738 episodios y 14.700 páginas de libretos que se nutrían de lo que veía, leía, recordaba, me contaban o inventaba”, le dijo Samper Pizano a la revista Semana en el 2015.
El hijo menor, Ramoncito, ahora Ramón, es el protagonista de este Dejémonos de Vargas, hijo legítimo del libro de Samper, y lo representa
Carlos ‘Pity’ Camacho, que también es periodista.
Como varias generaciones colombianas creció viendo al Ramoncito que pasó del libro en la televisión: pequeño, medio debilucho, aburrido a veces, de malas, pero muy divertido siempre.
Eran, como afirma el actor, los momentos en los que todavía la familia en pleno veía televisión y no solo se divertía o sufría, de acuerdo al programa, sino que eso daba sentido de unidad. “Yo la veía, además, porque ya tenía claro que quería ser actor y porque recuerdo las carcajadas de mi papá en cada capítulo”.
Ya en la universidad, Camacho tuvo cercanía con Daniel Samper Pizano gracias a los trabajos que presentaba para distintas materias y también con Juanita Samper, la hija del periodista. Incluso, su tesis, ‘El proceso de pre a post de una serie de televisión’, incluía a Dejémonos de vainas.
Ramoncito y Josefa, agrega, eran sus personajes favoritos. “Ella, con esa bondad, su forma de hablar, rompía paradigmas. En esos momentos todavía la empleada no tenía tantas garantías como hoy y es maravilloso ver que Josefa tuviera voz y voto en la familia”.
Yo la veía, además, porque ya tenía claro que quería ser actor y porque recuerdo las carcajadas de mi papá en cada capítulo
Josefa (interpretada por Maru Yamayusa) es uno de los personajes que regresa. En 'Dejémonos de Vargas' no estará siempre, tendrá apariciones esporádicas pero fundamentales. Estará en ‘cuerpo ajeno’ a través de Yenniffer Chivatá, su sobrina (Laura Flórez), una adolescente a la que su tía debe sacar de Aposentos Tuta, su pueblo, para que no quede en embarazo y se forje una vida en otro lugar.
Fiel descendiente de los Chivatá, opina de todo. “Lee novelas o historias de amor tipo Corín Tellado, revistas como Selecciones o de chismes, es fan de Paola Jara, Jessi Uribe y J Balvin; canta cuando cocina, y si no canta, la comida le queda insípida. Y es la única que le dice a Ramón ‘niño Ramoncito’”, dice el perfil del personaje.
Camacho, por su parte, cuenta que cuando lo llamaron para ser Ramón sintió que era un paso más en “la racha bonita que venía teniendo con Pa’ quererte, MasterChef Celebrity y el premio India Catalina a mejor actor de reparto. Claro que me dio un poco de temor, porque es hacer un género que respeto mucho, la comedia”.
Lo que más le gustó fue que Daniel Samper Pizano estuvo en los ensayos “y nos contó sobre el ADN del personaje, cómo lo veía antes y cómo lo veo ahora, y también para entender los nuevos personajes de Dejémonos de Vargas”.
Producida por Fox Telecolombia para RCN, Camacho dice que para Samuel Duque y su hijo Samuel, dueños de la compañía, fue muy importante estar en Dejémonos de Vargas, “por lo que sentimentalmente significó”.
Tanta nostalgia, además, generó una energía bonita que incluyó recibir a Maru Yamayusa como una heroína en el set, con actores y producción de pie, aplaudiéndola. También a los nuevos integrantes de la familia Vargas: Valentina, Agustín Julio y Camila.
Valentina (Margarita Muñoz) es la esposa de Ramoncito. Es una bogada exitosa y lleva las riendas de la casa. Sabe que su esposo viene de un hogar un poco exótico, pero bien fundamentado. Sin embargo, debe cargar con el peso de que a su familia no le guste su marido porque no es millonario.
Y Agustín Julio (Emmanuel Saldarriaga) es el hijo. Su papá, hincha furibundo del Santa Fe, según la tradición familiar, le puso ese nombre para hacerle un homenaje al legendario arquero de su equipo y con la idea de que el adolescente se convierta en futbolista, pero nadie más negado para ese deporte que este Agustín Julio.
Sus talentos están en la tecnología, en el conocimiento de las redes y en que está seguro de que la compañera de colegio que le hace matoneo se enamorará de él. La familia, además, tiene un perro que acierta los resultados de los partidos.
Camacho cuenta que, como verán los televidentes, Ramón se fue a prestar servicio militar a Cali y allí conoció a Mireya (Andrea Guzmán). “Ella es la mami de las mamis y no solo le enseña a bailar salsa, sino que tienen una relación, ella queda en embarazo pero el tiempo del servicio militar se acaba y nunca le contó que iba a ser papá.
Entonces, ahora le aparece su hija Camila (Melisa Cabrera), que es buena futbolista”.
Para el actor, esta es una comedia que muestra cómo es el país y sus familias, “en las que se gana, se pierde, en las que el apoyo es fundamental. Familias en las que se llora, se pelea, pero en las que al final termina prevaleciendo la verdad y la justicia”.
Y para completar, ‘Pity’ recuerda que también tuvo su aparición en un capítulo en el desaparecido Dejémonos de vainas y el propio Daniel Samper le escribió un personaje: “Yo era un pelado chévere que llegaba a la casa de los Vargas de visita y Josefa se enamoraba de mí. Ella, en sueños, tiene un noviazgo conmigo y me da un beso, ¡fue mi primer beso como actor!”.
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