Locos y lindos. Dos adjetivos aparentemente opuestos, o al menos irreconciliables, terminan fundidos en el título del nuevo libro de Daniel Samper Pizano. Es una combinación insólita, quizás una locura (¿o una lindura?) que exige una explicación, como diría Condorito.
El propio escritor y periodista tuvo que salir a justificar su título durante la presentación del libro: “Los argentinos viven sicoanalizándose –le dijo a Margarita Vidal, en la biblioteca del Gimnasio Moderno– y saben de eso. Dicen que hay dos categorías: los locos lindos y los locos de mierda. Los locos lindos son unos tipos medio desquiciados y tal, pero geniales, pueden ser ganadores o perdedores. Pero son gente buena (...) a veces, por ayudar hacen desastres. El loco de mierda es una mala persona, está pensando cómo jode a los demás y lo hace con genialidad”.
En efecto, los diez personajes que protagonizan 'Locos lindos' hicieron uno que otro desastre, pero también ayudaron a que la historia se poblara de gestos nobles, belleza, una pizca de aventura y otra de poesía.
De esta manera, Samper prolonga su serie de textos históricos abordados con humor, como hizo en el pasado con 'Breve historia de este puto mundo', 'Camas y famas' e 'Insólitas parejas'. Así define el autor a los héroes de su nuevo libro:
- François Vatel:“Un gran cocinero no debe usar así el cuchillo”
- Aimé Bonpland: “Se enamoró de Suramérica y de las suramericanas”.
- Ada Byron: “Loca y también cerebral, anticipó los computadores”.
- Temistocle Solera: “Un policía gigantón es capaz de crear óperas”.
- Ezequiel Uricoechea: “El primer sabio que huyó de Colombia”.
- Annie Oakley: “¿Quién dijo que las mujeres no saben disparar?”
- Graciela Olmos: “Ser guerrillera y prepago no impide ser bolerista”.
- Sidney Franklin: “Fue torero, gringo, judío, gay... y triunfó”.
- Hedy Lamarr: “El rostro más bello del cine inventó la base del wifi”.
- Mané Garrincha: “Con sus piernas torcidas revolucionó el fútbol”.
Algunas de estas descripciones requieren una nueva explicación. Por ejemplo, en el caso de Vatel, su muerte se produjo por su propia mano y empuñando su espada, al pensar que el banquete de su vida había sido un fracaso.
El también francés Bonpland, en cambio, fue un notable botánico que trabajó con Alexander von Humboldt y trasladó su sabiduría biológica a las artes del amor. Un campo que también atrajo la atención de Ada Byron, hija del legendario poeta británico Lord Byron.
Las armas fueron el común denominador del italiano Temístocle Solera (quien combatió a los bandoleros y escribió el texto de varias óperas de Giuseppe Verdi), de la estadounidense Annie Oakley (cuya puntería superaba en los espectáculos públicos al famoso Buffalo Bill) y de la mexicana Graciela Olmos (seguidora de Pancho Villa durante la Revolución de su país).
A su vez, la fama identifico a la actriz Hedy Lamarr, al torero gringo Sidney Franklin y al endiablado puntero derecho Garrincha, dos veces campeón del mundo con el Brasil de Pelé. Pero en el otro extremo está el colombiano Ezequiel Uricoechea, excelso gramático, médico, políglota y viajero, quien es casi desconocido y fue opacado por otros compatriotas prestigiosos en el siglo XIX.
Los argentinos viven sicoanalizándose y saben de eso. Dicen que hay dos categorías: los locos lindos y los locos de mierda
Samper respondió un cuestionario de EL TIEMPO sobre su nuevo título y sus personajes:
Su definición de ‘loco lindo’ proviene de la cultura argentina, pero no escogió a ningún futbolista nacido allí (muchos de ellos apodados ‘el loco’), sino a un brasileño: Garrincha. ¿Por qué?
Porque en ningún otro futbolista del mundo se ha dado en grado tan alto la locura, la irresponsabilidad, la bondad y el talento.
¿A qué se debió la decisión de utilizar fragmentos de zarzuela como epígrafes?
Ya los había usado antes, en Insólitas parejas, como tapete de entrada para hablar del amor. En este nuevo libro me di cuenta de que el amor sigue recorriendo las historias que cuento y decidí que no necesitaba cambiar de epígrafe.
En su selección, solo hay un colombiano: ¿andamos cortos de locos lindos por aquí?
De locos andamos bien en Colombia: pero de locos de mierda. Los locos lindos son escasos, y pocos resultan tan interesantes como este sabio que precedió la gran generación de gramáticos a la que pertenecieron los hermanos Cuervo, Caro y Suárez. Además, Ezequiel vio claramente que emigrar suele ser para el colombiano un recurso inevitable. Él convenció a Rufino José Cuervo de que trabajara en el exterior, y gracias a ello tenemos el maravilloso Diccionario de construcción y régimen.
¿Por qué cree que Uricoechea es tan desconocido teniendo tantos méritos para no serlo?
Porque en Colombia no hay justicia social ni justicia histórica. Cualquier persona que conozca bien nuestro pasado cultural sabe quién era Uricoechea. Pero, dado que no tenemos equidad ni memoria, ‘Popeye’ y el ‘Mono Jojoy’ son más recordados que él.
Entre sus locos lindos hay seis hombres y cuatro mujeres. ¿No pensó en incluir otras opciones, a partir de la connotación que tuvo en Colombia la palabra ‘locas’?
Poco a poco, hay palabras que recuperan su sentido original gracias a las nuevas circunstancias sociales. Desde no hace mucho, cuando las mujeres irrumpieron en la vida profesional y laboral que se les negaba, hablar de una mujer pública equivale a señalar el destino que espera a las mujeres en el manejo de la istración y los factores de poder, y se esfuma a plano subalterno el sentido de prostituta. Ocurre lo mismo con los homosexuales, que, a medida que caen los prejuicios sociales contra ellos, se modifica el léxico que los caracterizaba.
¿Por qué asegura que el sabio francés Aimé Bonpland tuvo dos muertes y media?
El famoso naturalista estuvo a punto de morir en dos ocasiones durante sus aventuras científicas por América. Y cuando finalmente murió en una zona selvática de la Argentina y su cadáver fue expuesto en una silla, un borracho, molesto porque el fiambre no respondía a su saludo, lo atacó con una faca. Y volvió a matar al muerto.
¿Cuál característica prefiere en Hedy Lamarr, su locura o su lindura?
Lindas bobas hay muchas. Locas feas también. Hedy era una mezcla extraordinaria de belleza, astucia, inteligencia científica y cierto desequilibrio mental que, siendo rica, la llevaba a robar bobadas en los supermercados.
¿A cuál de los otros locos lindos que encontró le costó más trabajo dejar por fuera de estos diez?
Prefiero reservarme la lista, porque a lo mejor forman parte de otro libro. Pero le diré dos: el cantautor francés George Brassens, y el general neogranadino Hermógenes Maza, aun cuando reconozco que este era bastante violento. Los que descarto son los locos lindos muy famosos, como Van Gogh o santa Teresa de Jesús, porque ya se ha escrito mucho sobre ellos, y los locos de mierda como Calígula o el tirano Lope de Aguirre. Me gusta escoger personajes fascinantes pero de segundo rango, investigar su vida, averiguar su entorno y su época y escribir sobre ellos tan amena y rigurosamente como me sea posible.
En su distinción entre locos lindos y locos de mierda, ¿cuál de estos últimos es el más desquiciado en el mundo de hoy?
Por su maldad, su cinismo y su poder, sin duda Donald Trump.
JULIO CÉSAR GUZMÁN
Editor de la Mesa Visual
Revisión histórica
El nuevo libro de Daniel Samper Pizano no refleja solamente las historias de sus diez protagonistas, sino que ofrece un boceto de las sociedades en diferentes épocas y países, desde la Francia del siglo diecisiete hasta el Brasil de las dictaduras y el fútbol, en pleno siglo XX.
La investigación documental abarcó una bibliografía de más de 120 títulos, entre libros y otras publicaciones, por lo cual la edición le tomó varios años a su autor.
Más allá de las anécdotas individuales, el propio Samper reivindica este repaso histórico en el prólogo: “En casi todos los casos, las figuras de nuestro elenco aparecen rodeadas de circunstancias y personajes fascinantes: algunos tan atractivos como ellos. Por la ley universal de la compensación, no resulta raro que cerca del loco lindo actúe algún loco de mierda (...) Los locos lindos de esta antología soñaron con triunfar y lo lograron, al menos en algún momento, hasta el punto de que imprimieron una huella en la historia particular de su oficio. La suerte quiso que la gran mayoría de ellos terminaran sus días de manera triste, de manera dramática o de manera trágica. Al fin y al cabo, el destino es otro loco de mierda”.
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