Los tiempos que corren necesitan líderes grandes de espíritu y mente, personas que enseñen y que sean capaces de sentir las necesidades de los otros.
El
Papa Bergoglio es uno de ellos. Lo dijo el día que fue nombrado sumo pontífice, el 13 de marzo del 2013:
“Vengo del fin del mundo”, para referirse a su nacionalidad argentina. Y también, precedido de una vida sencilla, de muchos estudios, de no tener problema de ir y venir en transporte público. Un hombre sin aspavientos,
sencillo, con una sonrisa que invoca cariño.Con alegría y compromiso aceptó apoyar el proceso de paz de Colombia. Vino al país, visitó varias ciudades y siempre fue cercano con quienes salieron a su encuentro. Oró y sigue haciéndolo por las necesidades del mundo, y Colombia es uno de esos lugares de necesidades.
Su apoyo es uno de los apartes del blog Paz y Desarrollo de este 21 de febrero en ELTIEMPO.COM (http://blogs.eltiempo.com/pazydesarrollo).
Hombre de su tiempo, Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936. Con el tiempo descubrió su camino hacia el sacerdocio y en la Compañía de Jesús desarrolló todos sus talentos y también su vocación de servicio.
Él es, como dice la nota, como el canto rodado, “fragmentos de roca susceptibles de ser transportados por medios naturales, como las corrientes de agua y los movimientos de tierra”. Pueden ir y venir, pero no dejan de ser fuertes. Y así ha sido en su vida y en su servicio sacerdotal, incluido el papado: analítico, abierto de mente, lógico pero siempre defendiendo su sentir y su creer.
La semana pasada, el Papa se refirió de nuevo a Colombia: alabó que un país con muchas necesidades defendiera una política especial para los refugiados venezolanos, ese gran número de hombres y mujeres del vecino país, que, desesperados por la situación, meten toda su vida en una maleta y pasan la frontera buscando un mejor futuro, muchos de ellos con niños en sus brazos, desafiando el clima y con el ánimo de tener una mejor forma de subsistencia.
Pese a que muy pocas veces nombre el país en sus mensajes, Colombia ocupa un lugar en su corazón y ahora quiere que venezolanos y colombianos tengan la hermandad de otros días, que en esta tierra las directrices del gobierno se cumplan, con espacio para todos, porque todos cabemos.