Desenterraron un castillo del siglo XIII en Inglaterra y lo que hallaron los asombró

En Inglaterra, diversas entidades gubernamentales y privadas se dedican activamente a la exploración del suelo urbano y rural en busca de vestigios de civilizaciones antiguas.

Esta labor tiene como objetivo principal enriquecer el conocimiento sobre la cultura que ha marcado la historia del país. Principalmente impulsados por proyectos de obra pública, estos descubrimientos se han vuelto cada vez más frecuentes, ya que antes de emprender cualquier renovación o construcción moderna, es imperativo realizar un exhaustivo análisis del subsuelo.

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Según el informe de Cotswold Archaeology, el castillo se encuentra en el barrio de Blackfriars, al suroeste de la ciudad, y ha despertado un gran interés entre los arqueólogos debido a sus conexiones con el Imperio Romano. 

El palacio fue construido entre las antiguas murallas defensivas erigidas por los romanos y las orillas del río Severn. Durante siglos, sirvió como residencia para nobles y reyes ingleses, pero con el paso del tiempo, cayó en el olvido y se deterioró entre los siglos XV y XVII.

Con el declive de su atractivo como lugar de residencia, hacia finales del siglo XVIII, una parte del palacio fue reutilizada como prisión, sugiriendo que la cárcel podría haber sido construida sobre sus ruinas.

Curiosamente, parte de la mampostería del castillo fue desmantelada en el pasado para dar paso a nuevas construcciones, dejando únicamente en pie una torre que posteriormente fue utilizada como punto de vigilancia en la cárcel.

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El informe oficial destacó que múltiples trincheras y pilotes revelaron la presencia del castillo, el cual los arqueólogos interpretaron como la base de un puente que servía como a la propiedad. 

Además, observaron que el castillo estaba rodeado por una fosa de agua. Sorprendentemente, se descubrió que parte de los muros del castillo fueron desmantelados y utilizados como relleno en otras estructuras.

Además, durante la investigación se descubrió otro dato sorprendente: el área que anteriormente había sido un jardín ahora estaba siendo utilizada como terreno de cultivo desde el siglo XVIII hasta el XIX.

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Este hallazgo proporciona una valiosa oportunidad para comprender cómo ha evolucionado el suelo y el diseño urbano a lo largo del tiempo. Revela también las antiguas costumbres arquitectónicas locales que, con el paso de los años, han caído en el olvido.

“Los resultados resaltan que una arqueología importante continúa sobreviviendo a una profundidad relativamente poco profunda, lo que nos permite rastrear el uso histórico del suelo y los cambios paisajísticos dentro de esta parte de la ciudad a lo largo de muchos siglos”, concluyen los arqueólogos del proyecto.