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Así fue como Luis Garavito confesó sus crímenes y dónde estaban los cadáveres
Luis Alfredo Garavito fue capturado el 22 de abril de 1999 en zona rural de Villavicencio.
Tras cuarenta años en la cárcel, podría quedar en libertad en 2023 Foto: Archivo EL TIEMPO
Tras ser capturado por la Policía,Luis Alfredo Garavito indició en un mapa dónde se encontraban sus víctimas: "Aquí enterré todos los cadáveres", fueron las palabras exactas que usó este depredador sexual .
Garavito, conocido como 'La Bestia', habría abusado y asesinado a 140 menores de edad desde 1992, en once departamentos de Colombia. Sin embargo, a éste hombre de 66 años de edad se le atribuyen crímenes de por lo menos 200 niños en el país.
Este depredador sexual inició su historial criminal en 1992, en Jamundí. Allí cometió su primer asesinato contra un niño, después de tocar sus partes íntimas, utilizó unas cuchillas para quitarle la vida.
Desde ese momento, Luis Alfredo Garavito comenzó a sembrar el terror en Colombia, según los reportes de la Fiscalía, este hombre se valía de varias técnicas para atraer a sus víctimas y perder el rastro de las autoridades.
'La Bestia' utilizaba trajes de sacerdote, granjero, anciano, vendedor ambulante, indigentem entre otros. Esto con el fin de atraer a niños y jóvenes entre los ocho y 16 años de edad.
Algunos de los disfraces que tenía para engañar a las autoridades Foto:LVD
Para ganarse la confianza de estas personas, Garavito les entablaba una charla, les compraba alcohol o les daba algo de dinero. Después de ganarse su confianza, llevaba a estos menores a dar un paseo por zonas rurales.
Una vez alejados de la zona urbana, este hombre abusaba y asesinaba a sus víctimas:
“Los cuerpos fueron decapitados y mostraban señales de haber sido atados y mutilados”, ratificó el entonces fiscal Gómez Méndez.
Yo sentía un impulso, nunca planeé un hecho así. Todo sucedía de repente
Garavito sembró el terror durante siete años a lo largo del territorio nacional y según los registros, logró pasar por 13 departamentos antes de su captura. “Yo sentía un impulso, nunca planeé un hecho así. Todo sucedía de repente”, comentó en sus declaraciones.
A finales de 1997, las autoridades descubrieron los restos óseos de tres niños que estaban desnudos, maniatados y con las gargantas seccionadas.
Las primeras versiones sobre este atroz crimen apuntaban a que estos menores habían sido víctimas de un rito satánico,. Tras una inspección en la zona en busca de priebas, localizaron una nota donde aparecía la dirección de la novia de Garavito.
Cuando arribaron al domicilio y registraron la estancia, no hallaron rastro del asesino pero sí varias bolsas con sus pertenencias. Entre ellas, imágenes de niños pequeños, el diario en el que describía cada uno de sus crímenes y marcas de sus víctimas. Lo que inició un operativo para dar con su paradero.
Las autoridades dieron con su nombre y emitieron una orden de captura por el homicidio de un niño en la ciudad de Tunja. Pero para ese momento, Garavito se movía frecuentemente de lugar y ya tenía un nuevo nombre: Bonifacio Morera Lizcano.
Apodado como ‘La Bestia’, ‘El Monje’ o ‘El Monstruo de Génova’, Luis Alfredo Garavito continúo con sus crimenes a lo largo del país. Mientras que las autoridades seguían registrando a sus víctimas.
El 22 de abril de 1999, mientras intentaba abusar de un menor de edad, un habitante de calle que transitaba por la zona alertó a las autoridades sobre los hechos y comenzó a tirar piedras sobre Garavito para evitar que este abusara del niño.
Después de que este menor fuera trasladado a una zona segura, los agentes se llevaron a Luis Alfredo Garavito, quien intentó usar un nombre falso para disuadir a la autoridad. Sin embargo, el 20 de julio de ese mismo año, las autoridades relacionaron crímenes pasados y lo identificaron como tal.
Tras ser capturado e interrogado por las autoridades, negó, inicialmente, ser el autor de los 114 crímenes. Las autoridades comenzaron a mostrar las pruebas en su contra, entre ellas las cuerdas con las que ataba a los niños, restos de su ADN en los cadáveres, además de una botella de brandy vacía, siempre de la misma marca.
También tenían un croquis con los movimientos de Garavito en los últimos años y que coincidían con las fechas de los asesinatos.
Luis Alfredo confesó sus crimenes luego de escuchar un estudio detallado de la forma en la que mataba los niños. Después de esto pidió un mapa, su agenda donde documentaba los crímenes y señaló: “Aquí enterré todos los cadáveres”.
Uno por uno desglosó las fechas, las ciudades, cada palito escrito al lado y el número de niños que se encontraba en el lugar.
“Pido perdón a Dios, a ustedes y a todos aquellos a quienes yo haya hecho sufrir”, espetó durante la confesión.
Por la gravedad de sus crímenes, en 2001 fue condenado a 1853 años y 9 días de cárcel por sus delitos. Esta condena, la más alta conocida en Colombia, no se logró aplicar porque en el país no es viable la cadena perpetua. Por esto, se le conmutó a la pena máxima de 40 años.