En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cual es la ciudad colombiana clasificada como la más peligrosa del mundo?
¿Cómo va el juicio al expresidente Álvaro Uribe?
¿Accidente de bus en Calarcá?
Frío inusual en Bogotá explicado por el Ideam

Gurnah: "'Ser escritor’ era lo mismo que decir ‘voy a ser un príncipe o un maharajá'"

El escritor tanzano Abdulrazak Gurnah, premio Nobel de Literatura 2021, contó su historia en BOCAS

El genial pensador africano habló con BOCAS durante su visita a Colombia en el marco del Hay Festival de Cartagena.

El genial pensador africano habló con BOCAS durante su visita a Colombia en el marco del Hay Festival de Cartagena. Foto: Álvaro Delgado

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
Tenía 16 años cuando la revolución estalló y su hogar se convirtió en un lugar hostil para él y su familia. Todo el que tuviera una procedencia árabe o india estaba condenado. Desde que nació, Abdulrazak Gurnah llevaba escritas en su sangre la nostalgia y las luchas del migrante. Solo tuvo que convertirlas en letras al escapar a una tierra extranjera.
La portada de Bocas lleva a Leonor Espinosa. Iván Duque encabeza la versión digital.

La portada de Bocas lleva a Leonor Espinosa. Iván Duque encabeza la versión digital. Foto:Revista BOCAS

Nació en 1948 en uno de los principales puertos de África del Este: Zanzíbar, frente a la costa de lo que hoy conocemos como Tanzania. Durante el siglo XIX fue el principal mercado de esclavizados de África Oriental. La historia de este lugar ha sido atravesada por persas, árabes, indios, portugueses, otomanos, británicos, africanos, definidos por el paso de los vientos y los tiempos.
El padre de Abdulrazak, nacido en Yemen, se dedicaba al comercio pesquero. Su madre había nacido en Kenia. De niño creció en una isla cosmopolita, bajo el yugo británico, donde leyó a Dickens, pero también Las mil y una noches, la poesía árabe y cualquier libro que pudiera encontrar antes de que su padre lo mandara a dormir.
No obstante, nunca imaginó una vida como escritor. En 1964, la situación en la isla era imposible: tras una reciente independencia concedida por el Reino Unido el año anterior, la minoría árabe –que ya regentaba el poder– se mantuvo y los partidos africanos no encontraron en las elecciones parlamentarias una posibilidad de cambio.
Mientras la familia Gurnah estaba de vacaciones en Dar es-Salaam –hoy la ciudad más poblada de Tanzania–, los grupos africanos se tomaron las armas y pronto las protestas y el estallido dejaron a su paso casas quemadas, agujeros de bala en las paredes, más una alerta de peligro para el que no fuera ‘exclusivamente’ africano. La nueva autoridad dictaminó una persecución, expulsión y hasta ejecución para cientos de indios y árabes.
En 1966, un joven Abdulrazak de 18 años huyó con su hermano a Gran Bretaña y consiguió un trabajo en un hospital durante tres años. Después de licenciarse en Educación en el Christ Church College, Canterbury, se convirtió en profesor de secundaria en Kent (Inglaterra). Dice que al llegar a Reino Unido adquirió una conciencia del racismo y que ‘tropezó’ con la escritura a través de su experiencia como migrante. Aunque el suajili es su primer idioma, comenzó a escribir a los 21 años en el idioma de su nuevo país: inglés.
Reside en el Reino Unido desde sus 18 años, escribe en inglés –aunque el suajili es su lengua materna– y es profesor de literatura poscolonial de la Universidad de Kent.

Reside en el Reino Unido desde sus 18 años, escribe en inglés –aunque el suajili es su lengua materna– y es profesor de literatura poscolonial de la Universidad de Kent. Foto:Álvaro Delgado

En 1982, hizo un doctorado en Literatura postcolonial en la Universidad de Kent. Posteriormente fue profesor y director de estudios de posgrado en el departamento de inglés de la misma universidad hasta su jubilación. Fue elegido miembro de la Royal Society of Literature en el 2006. Pero aunque tenía el reconocimiento de toda la academia, no fue sino hasta el 2021 que el profesor fue reconocido mundialmente cuando recibió el Premio Nobel de Literatura, para su sorpresa.
Su obra rescata las historias ocultas de la migración africana en la historia: las atrocidades de la guerra en los ojos de un niño, de un joven reclutado por tropas europeas, o de un hombre que escapa a la tierra de su colonizador en busca de supervivencia. Es autor de Memoria de partida (1987), Camino de los peregrinos (1988), Dottie (1990), Paraíso (1995), Precario silencio (1998) En la orilla (2001), entre otras. En su última novela, La vida, después (2020), relata las atrocidades de la guerra desde la historia de un niño reclutado por las tropas alemanas.
Gurnah, de 74 años, fue editor colaborador de la revista Wasafiri desde 1987, una publicación literaria británica trimestral; editó dos volúmenes de Ensayos sobre escritura africana; fue dos veces finalista del premio británico de novela Man Booker y preseleccionado para el premio Los Angeles Times Book Award en el 2001. A sus 72 años se convirtió en el cuarto escritor africano en recibir el Premio Nobel de Literatura, en el 2021; desde 1986, con Wole Soyinka, ningún escritor africano lo había conseguido, y desde 1993, con Toni Morrison, ninguno de raza negra había sido elegido.
Estaba en la cocina, tomando té, cuando recibió la noticia. No lo creyó. Llamó enseguida a su esposa, la guyanesa Denise deCaires Narain Gurnah, una erudita en literatura caribeña. La Academia Sueca que otorga el prestigioso galardón describió así los motivos de su elección: “Por su penetración inflexible y compasiva de los efectos del colonialismo y los destinos de los refugiados en el abismo entre culturas y continentes”. Un destino que Gurnah ha vivido en carne propia.
En esta charla contó de las atrocidades de la migración y la colonización, asuntos que vivió en carne propia, cuando tuvo que escapar de su hogar para sobrevivir,

En esta charla contó de las atrocidades de la migración y la colonización, asuntos que vivió en carne propia, cuando tuvo que escapar de su hogar para sobrevivir, Foto:Álvaro Delgado

“Creo que escribir también tiene que mostrar lo que puede ser de otra manera, más que una dominación fuerte… Y esa forma de mirar deja lugar a la fragilidad y la debilidad, a la ternura en medio de la crueldad, y a la capacidad de bondad en fuentes no buscadas. Es por estas razones por las que escribir ha sido para mí una parte valiosa y absorbente de mi vida”, señaló en su discurso al recibir el galardón el 7 de octubre del 2021. BOCAS habló con él durante su visita al Hay Festival, en Cartagena.
Abdulrazak se acerca despacio al lugar de la entrevista. Saluda secamente pero con cortesía (como buen británico). Sin embargo, en su mirada delata otros mundos y otras tierras, quizás más agotadas y sofocadas. En esa mañana cartagenera hace mucho calor, pero él lleva pantalón, cinturón y zapatos negros, como quien está habituado a esa sensación. Mira por el balcón del Hotel Santa Clara, respira, se siente cómodo con la brisa y con los ecos de un puerto. Parece exasperado por la efusividad del fotógrafo que lo retrata. No le importan las fotos si no son demasiadas y si no debe sonreír fingidamente. Esquiva con amabilidad las preguntas personales. Mira siempre a los ojos y no se distrae por nada. Habla el nobel de Literatura 2021 desde la ciudad amurallada.

Hábleme de su infancia en Zanzíbar: dicen que su padre no lo dejaba leer hasta tarde. ¿Qué leía durante su niñez en África?

No era una lectura organizada, porque no era fácil conseguir libros. Podía ser una novela de detectives. Podía ser Tolstoi. Un poco de poesía árabe y persa. Las mil y una noches. Leía realmente lo que conseguía. Mi padre no entraba a mi habitación, pero estaba al lado y recuerdo que él no dormía muy bien. Se quedaba despierto hasta las dos o tres de la mañana, sentado junto a la ventana, fumando. Podía ver por la ventana que la luz de mi habitación seguía encendida, así que algunas veces, exasperado, me gritaba: “Duérmete ya”. No es que me prohibiera leer. Era más porque tenía que ir a la escuela al otro día o algo así y tenía que ir a dormir. Pero yo siempre me quedaba leyendo.

¿Nunca se propuso ser escritor o un escritor que lo haya inspirado?

No lo sé, no hubo un día o un libro que me haya inspirado como tal. Por ejemplo, me gustaba Dickens, entonces quería leer otro libro de él. Leía lo que me interesaba. Así que fue algo gradual porque para mí decir “voy a escribir” o “voy a ser un escritor” era una aspiración y ambición demasiado grande. Decir “ser escritor” era lo mismo que decir “voy a ser un príncipe o un maharajá (un príncipe o alguien de la realeza india) o algo así”. Así que me fui acercando cuidadosamente, gradualmente, hasta que pensé: “quizá pueda ser bueno”.
Paraíso  (1995)

Paraíso (1995) Foto:Editorial Salamandra

¿Cómo llegó su familia a Zanzíbar?

La isla ha recibido desde siempre gran cantidad de movimiento a través del océano Índico entre el Mar del Norte como Somalia, Arabia del Sur, India occidental, aún más lejos como China, debido a las corrientes y los vientos. Era muy fácil realmente viajar entre estos lugares en ciertos meses del año, alrededor de marzo, abril. Por eso mi familia está muy mezclada. Hay gente de Arabia Saudí, India, Somalia y África. Mi padre nació en Yemen, pero ha vivido casi toda su vida, desde los cinco años o algo así, en Zanzíbar. Su hermano ya estaba allí junto a otros parientes. Tengo más familia en Mombasa, en Lamu, en Tonga y en toda la costa. Mi hermana vive en Dar es-Salam, otra hermana vive en el golfo Pérsico.

Usted estaba de vacaciones en Dar es-Salam con su familia cuando estalló la revolución. ¿Puede contarme más sobre ese momento?

Recuerdo tener mucha ansiedad. Fuimos a Dar es-Salam, que está a sólo una hora o 20 minutos de distancia. Pero cuando empezó todo, escapamos. Fue un período de gran preocupación. Yo no sabía qué había sucedido con mi familia o amigos. Y cuando volvimos, continuó la ansiedad durante un buen número de meses, tal vez años.

Usted y su hermano huyeron a Gran Bretaña en 1966. ¿Cómo consiguieron hacer ese viaje desde Zanzíbar?

Me sentía ansioso porque estaba prohibido salir. Tuvimos que irnos con papeles extraños, de los que no quiero hablar. Conocimos a otras personas involucradas. Si nos detenían, habría sido obvio que alguien había ayudado a proporcionar estos papeles y mucha gente se pudo haber metido en problemas. Además, veíamos soldados armados en las calles, a veces con uniforme, a veces no… era inquietante. Hoy pienso en lo que dejé atrás, pero cuando hice ese peligroso viaje nunca pensé en eso. Solo hasta que llegué entendí que lo que dejas atrás nunca te abandona. No te alejas de los problemas y encuentras la paz en alguna parte. Los problemas siempre irán contigo en tu cabeza.
Para mí decir ‘voy a escribir’ o ‘voy a ser un escritor’ era una aspiración y ambición demasiado grande. Decir ‘ser escritor’ era lo mismo que decir ‘voy a ser un príncipe o un maharajá

Usted ha hablado mucho de la migración, pero ¿qué pasa con las familias de los que se quedan? ¿Qué pasó con la suya?

Piensas diferente sobre las circunstancias cuando estás lejos de ellas. Cuando estás involucrado en circunstancias difíciles, pienso que hay una especie de espíritu en el que la gente se cuida mutuamente y consigue que las cosas funcionen. Cuando estás lejos de todo esto, piensas: “Dios mío, esto es tan difícil, tan horrible”. Pero al estar en ello intentas no pensar, porque si lo haces, te derrotas a ti mismo. Podrías incluso hacer algo estúpido o imprudente o lo que sea. Pero de todos modos, la condición de la migración es complicada. Como he dicho, los problemas vienen contigo y yo sentía arrepentimiento, culpa o esa sensación de querer ayudar y ser incapaz por no estar presente. Todas estas cosas forman parte de la experiencia de los refugiados y los migrantes. Mientras hablamos, pienso en toda esta gente de Siria, de Afganistán, de donde sea, y pienso en lo que he dejado atrás.

En su obra explora una parte de la historia de la colonización que no ha sido tan estudiada: la alemana. ¿Es cierto que un familiar suyo fue reclutado por las tropas alemanas?

Lo llamábamos ‘abuelo’. En realidad era el tío de mi madre. Fue reclutado como transportador por los ejércitos que lucharon en esa área en la Primera Guerra Mundial en África. Las carreteras no eran lo suficientemente buenas para el transporte motorizado, así que los ejércitos necesitaban ‘transportadores’, por lo que se llevaban personas para eso. Eran parte del cuerpo del ejército, pero no eran soldados. Él fue la primera persona que oí hablar de esa guerra.

Escritores africanos como Ngũgĩ wa Thiong'o se niegan a escribir en inglés como una protesta al colonialismo. ¿Cómo fue su experiencia cuando llegó a Inglaterra y su adaptación al idioma?

Creo que escribir en inglés es una consecuencia inevitable de nuestra experiencia colonial. Si alguien desea escribir en una lengua africana, me parece muy bien y les deseo mucha suerte. Pero yo no pude cambiar la experiencia de ser colonizado. Es lo que tenemos. La escritura no es realmente sólo acerca del lenguaje. No te sientas y dices “voy a ser escritor”. O dices, “¿en qué idioma debo escribir? ¿Sobre qué voy a escribir?”, o lo que sea. No se trata de eso. Es si puedes hacerlo o si no puedes. Es como si quisiera ser un atleta. No puedo decir que voy a ser un velocista. Tengo que tener los recursos. El cuerpo tiene que ser capaz de hacerlo. Tengo que entrenar para hacerlo. Lo mismo ocurre con la escritura: importa mucho la intimidad con la que eres capaz de relacionarte con una lengua, y yo encontré esa intimidad literaria con el inglés.
Abdulrazak Gurnah, Premio Nobel de Literatura 2021.

Abdulrazak Gurnah, Premio Nobel de Literatura 2021. Foto:Getty Images

Cuénteme sobre el día que recibió el Premio Nobel.

Estaba en la cocina cuando recibí la llamada y me sorprendió mucho. Llamé a mi esposa. Ella estaba en el coche con uno de nuestros nietos porque acababan de estar en el zoológico, así que ella le contó al pequeño, y él insistió en que quería decirles a sus padres. Así que cuando ella llegó a dejarlo donde sus padres, no dijo nada hasta que el pequeño lo anunció. Fue un momento increíble porque toda mi familia lo disfrutó. Incluso los más pequeños.

¿Usted tiene una relación con Latinoamérica debido a la influencia de su esposa?

Hay muchas coincidencias, muchos paralelismos de la historia africana con Latinoamérica. Todos hemos sido colonizados. No leo español, ni portugués. Pero tengo un grado de conocimiento que me hace sentir que no soy un completo extraño a las cosas que pasan en Sudamérica.

¿Hay algo que le haya llamado la atención de su estancia en Cartagena?

La luz y la belleza de la ciudad. Mi reacción inmediata fue pensar que es una ciudad preciosa. Y como digo, las luces, la brisa. Hay tal vez una sensación similar a mi hogar como un puerto. También he viajado por el Caribe y hay una especie de similitudes en la luz, en los paisajes.

Cuando ganó el Premio Nobel, en una entrevista dijo que esperaba que este galardón volviera a poner sobre la mesa el tema de la migración en la agenda pública. ¿Ha ocurrido?

No recuerdo si lo dije, pero pienso que la situación no ha cambiado mucho y hay que seguir insistiendo. Por ejemplo, en el caso de los ucranianos, el trato con ellos es diferente que al resto de migrantes. Esto no quiere decir en absoluto que los ucranianos no debieran haber recibido todo el apoyo y la ayuda que deben recibir. Pero es evidente que los demás no están siendo tratados con la misma generosidad. Y esto es lamentable.

En Paraíso menciona a Abdulrazak, un viajero y poeta que alguna vez escribió versos sobre la belleza de la ciudad afgana Herat (hoy asediada por los talibanes), cuando sus jardines, sus noches y la voz de sus mujeres eran capaces de nublar el sentido de cualquier viajero. ¿Es una especie de autoficción?

Fue una coincidencia interesante descubrirlo cuando estaba leyendo sobre las ideas del paraíso y la descripción de estos jardines de Herat. Afganistán es ahora una zona de conflicto y destrucción, pero hubo un tiempo en que no lo era. Así que esta descripción de los hermosos paisajes y de la ciudad obviamente me conmovió, y me pareció una coincidencia interesante que el nombre del poeta fuera el mismo que el mío. Así que lo puse. Me pareció muy bello.
Esta entrevista fue realizada por Gabriela Herrera Gómez (@gabrielahergo)
Edición #128 Mayo-Junio 2023

Sigue toda la información de Cultura en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.