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Así es el taller de ideas que maquinan LosPetitFellas
La banda lanza el segundo álbum de 777 con una nueva caja de Pandora llena de arte y nueva música.
Desde la izquierda: Daniel Pedroza (bajo), César Henao (batería), Andrés Gómez (teclado), Sebastián Panesso (guitarra) y Nicolai Fella (vocalista). Foto: Foto. Andrea Moreno. EL TIEMPO
“¿Quiere un café? Lo hacemos con canelita”, dice Nicolai Fella mientras saca la cafetera. “¿Este lugar qué representa?”, se pregunta, piensa un rato y responde, “acá somos felices porque somos libres, somos independientes, pero aun así, en medio de esta especie de anarquía tenemos la conciencia de la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos. A esta casa cada quien viene y hace lo que quiere”, se detiene y aclara, “bueno, a hacer canciones” y se ríe.
“Hablando de canciones, vamos y les mostramos lo nuevo que tenemos”. Es evidente que Nicolai se afeitó recientemente la cabeza y perfiló su mohicano, su cresta. Sale de la cocina y abre la puerta de la ‘sala de control’ de LosPetitFellas. Se interrumpe la conversación entre la banda, todos saludan y continúan.
La pared está tapizada por carteles, uno de la Fania All Star, otro que dice: “Me curo con RumBa”; otro de Ismael Rivera y así toda la pared. La mesa es grande, amplia, caben todos, los cuatro boxeadores, la mánager y todo el que sea bienvenido siempre a este lugar de creatividad. “El que se meta con este lugar, que sepa que en la puerta hay cuatro manes con los guantes puestos y los puños arriba”.
“Yo a veces estoy sentado en la mesa, por ahí a las las cinco y entra un rayito de sol, y me pasa que entro en conciencia de dónde estoy, del lugar que habito, de la oportunidad que tengo.- Nicolai mira por la ventana-. Mire, es tal la pasión por este cuento que hasta los domingos venimos a darle pico y pala. Hay un dicho acá y es que todos los días es lunes 7:30 am. El que trabaja no come pajaaa”, estira la palabra el compositor y cantante de la banda.
Algunos dicen que no trabajamos mucho. Y nosotros sí lo hacemos. Dicen que somos unos sobrevalorados. Y uno a veces se para y responde: échese un temita a ver (risas)
Los Fellas tuvieron que replantear su forma de financiamiento debido a la pandemia, pero su creatividad y tener varias cabezas calientes y echando humo de la cantidad de ideas que tienen les permitió seguir en la lucha. Primero sacaron el primer 7 de tres. Es decir, el primero de tres álbumes que funcionan como un solo conjunto. El primero fue Buenos Días, que lo acompañaron con una caja de cereal para el desayuno. Las setecientas setenta y siete (777) cajas de cereal, las vendieron todas.
El segundo siete (7) viene con un océano: el nuevo álbum A Quemarropa, la copia física con 7 disparos (canciones), todos en el pecho; un Cami-buzo Oceánico; una edición impresa de “Los Otros”, Bestiario Surreal; un dije de plata y cofre ‘Joya del Barrio’ y ‘Au79’, una Obra de arte gráfica completamente única y personalizada.
“Escuchemos el nuevo álbum mientras nos tomamos el cafecito, ¿les parece?”, dice Fella y revienta de una con A Quemarropa, sin filtros ni nada.
Entra con fuerza el álbum...
(Nicolai Fella): Sí, los amigos que lo han escuchado quedan sorprendidos. No tiene una intro. Es de una a lo que vinimos, a quemarropa. En todo el disco tenemos una conciencia de cómo quedamos en la anterior canción y qué va a suceder para que cuando la gente ponche las 21 canciones se note el hilo.
Mientras nos tomábamos el café, usted hablaba de anarquía...
Sí, es el concepto que me surgió el otro día escuchando punk y leyendo sobre esos punkeros que se meten en la montaña, cultivan sus alimentos y están lejos del resto... ese estado de independencia. Pues en ese sentido ese es nuestro estado acá. Es un concepto que habla de independencia, pero lo que pasa es que esta independencia cuesta y tienes que ser responsable y consciente del otro... No hay nadie diciéndole qué hacer y tampoco hay un papá prestándote la plata o diciéndote cómo es la vida. Ni siquiera una disquera. Y ahora como no hay concierto ni plata, pues sacamos un disco, y lo presentamos muy orgullosos. Lo produjimos nosotros mismos. Nosotros seguimos entregando canciones como sea, contra corriente. Vamos con la siguiente canción: “Los otros”.
¿Cómo les fue con Roberto Musso (el vocalista de la banda uruguaya El cuarteto de Nos colaboró en esta canción)?
N.F: Lo más increíble de todo fue encontrarse con una persona con tanto poder. Sentir que uno ira a una persona artísticamente y que cuando uno se lo encuentra es todo un lord: superatento, con buena disposición, muy amable... Y creo que se sorprendió con nosotros,unos pelaítos en Bogotá que están haciendo un montón de cosas. Creo que eso es bonito y emocionante en todo sentido. Además, el Cuarteto de Nos no hace feeds con nadie. Entonces cuando Roberto dijo “listo, de una”... pues nada, tremendo.
¿Ustedes son los otros?
Mire, en la revista que viene con la caja tenemos invitados muy bacanos que llegaron a definir la otredad. Participaron Andrea Echeverry, Goyo, Juan Galeano, varios músicos que tuvieron aportes muy minimal, pero muy interesantes para la conversación de quién es el otro. Goyo dice: “La otra también soy yo”. Y acompaña ese momento un texto que escribe Nadia Orozco que se llama La sangre de la otra.
A Quemarropa es el segundo álbum de siete canciones de la serie 777. Foto:Andrea Moreno. EL TIEMPO
Ahí hay como un planteamiento filosófico...
N.F: ¿Pues qué será?
Nane: Yo creo que al final sí porque cuando uno habla de los otros y le suma también conceptos como los nadie, pues uno se empieza a replantear en qué bando está uno y en qué punto de mi existencia estoy. Si estoy juzgando al otro por ser el otro y también en qué momento me ha tocado a mi. En general las reflexiones van hacia eso.
N.F: Andrea Echeverry dice que es la otredad. Y uno entendiendo a Andrea un poquito, así sea como fan, se queda pensando. A mi me emociona. Chimba que no seamos nosotros diciendo las cosas sino muchas personas. Está Fernando del Castillo, el vocalista de las Almas. Hay mucha gente. La idea fue decirle: ‘miren, estamos hablando de los otros, y hay un público nuestro que va a leer eso y ¿por qué no darles a esos lectores esos pensamientos sobre el otro? ¿Por qué no empezamos a hablar de respeto y tolerancia y sobre que uno es como quiere ser y no como lo diga el otro?’. Seguimos con Ve y habla.
N. F: Algunos dicen que no trabajamos mucho. Y nosotros sí lo hacemos. Dicen que somos unos sobrevalorados. Y uno a veces se para y responde: échese un temita a ver (risas). Es cuestión de detenerse y recibir las críticas con calma...
Sebastián Panesso (S. P): Es un manifiesto de responderle a esa gente que habla. Es que no saben todo lo que uno hace, todo lo que hay detrás de esto. Así que un día Nicolás se levantó y no tenía nada que hacer (risas) y dijo: será echarse unas rimitas. Y salió esto. Que suene Tarantinelo…
¿Cuál es la historia de Tarantinelo?
N. F: Esta la produjo El visitante. Y pensamos que así es casi que la vida: estamos parados en un sartén ardiendo y esto se va a volver mierda en algún momento. Hay una bomba debajo de la mesa y por más que corras la explosión te va a alcanzar. Y como no se puede hacer nada, pues toca bailar, y reírse, y gozarla. Yo digo que habrá un punto en el que la banda va a estallar de verdad, y mientras tanto vamos a bailar. El disco lo grabamos en La Mesa.
¿En qué punto de la narrativa estamos?
N. F: Pues estalló la bomba y se murió entonces ¿qué viene? El cielo. Pero venimos con el tono cinematográfico. Mire esa entrada como de película de Tarantino.
Panesso, qué traga la que demuestra en El Cielo...
S.P: Sí. El amor (risas). La idea arranca hace algún tiempo. Estábamos con la convicción de que yo iba a cantar en este disco. Arrancó la pandemia...
N. F: Yo pensé que el man se iba a echar un punk, un rock puro, pero salió con poesía.
S. P: Yo estaba muy lejos de mi chica y la extrañé mucho. Entonces dije: voy a hacer una canción de ese momento. Y hablar de lo valioso que es extrañar de esa forma. Y enamorado. Entonces dije, vamos a hacerle un cuadro a este amor. Para mí este amor ha sido muy importante. El cuadro es completo porque además de la composición le dije a ella: “bailemos este videoclip”. Ella es actriz. En las infinitudes de cosas que uno retrata en la vida, decidí hacer esta obra con todo lo que pueda pasar. Es que uno dice: “puedo hacer esto y después todo se acaba”. Pero pues no importa porque lo que importa es el camino. Después miraré a ver si le hago una canción sobre: ¿Por qué me dejaste? (Risas)
César Henao: Que se llame El infierno (risas).
Nos falta una canción...
N. F: De esa no puedo decir nada... al igual que en Buenos días, queda en el mar. La ruta es hacia ‘La ruta independiente del fucking goce’, si quiere el dios tierra (risas).
¿Por qué no puede decir nada?
N. F: Presentarla no. Creo que ella puede solita.
S. P: Creo que es como un manifiesto de algo muy personal. Hay algo muy lindo y es que hace una referencia literal a otras canciones nuestras que tienen frases sobre el mar. Siento que ese mar del que hablamos tiene muchas lecturas: la profundidad del ser, la referencia del lugar físico, también viene de un concepto de hace dos discos, Del mar de las ideas; es también ese lugar que es libre y profundo. Y siento que es una canción que lo pone a uno a pensar.
S. P: ¿Qué hago con mi vida? Esa canción tiene ese poder de trascendencia. Al final sacamos todas esas voces de las canciones que tienen la referencia literal. Es superrap. Esta fue de las últimas que salió. Creo que es una canción clásica de Los Fellas, es decir, en cuanto a esos manifiestos que llevan a que cuando la gente se encuentra con esta canción pues les toca algo en el fondo...
N. F: En todo caso es hablarse a uno mismo y pedirse perdón por todas las mierdas que ha hecho. Está bueno pararse con esta sensación de estar viviendo siempre en el pasado o el futuro. En todo caso, yo necesitaba escribir esto. Ojalá esa canción le sirva a algunas personas para hablar de perdón y que no son tan monstruosos como suponen. Creo que ese es el poder de Oceánico.
N. F: Un atardecer nos emborrachamos en Cartagena, jugamos al fútbol, bebimos, fumamos, lloramos. Fue un momento de comunidad muy lindo. Y Dani escribió en la playa: Ideas y le hablamos al mar esa noche. Creo que de ahí esta conexión que tenemos. Es que esta es una idea de cuando el mar está abierto y está en llamas y Poseidón está emputado. Es ahí, contando ese momento, muy desnudo diciendo que de esto se trata todo. Del goce.