Bob Dylan piensa en la muerte de la raza humana, “en el largo y extraño trayecto del simio desnudo”, más que en su propia muerte. “Lo pienso en términos generales, no de manera personal”, le dijo al escritor Douglas Brinkley en una entrevista para el The New York Times el año pasado. El periodista le había preguntado sobre una frase poderosa de su canción I Contain Multitudes, en la que dice: “Duermo con la vida y la muerte en la misma cama”.
Esa canción en particular ha llamado la atención teniendo en cuenta las dobles interpretaciones que se le pueden hacer a varias canciones del cantautor. ¿Tiene un mensaje sobre la vida y la muerte? I Contain Multitudes, de 4,38 segundos, hace referencia con su título a uno de los versos más célebres del poeta estadounidense Walt Whitman: “Yo contengo multitudes”, que a su vez pertenece a Canto de mí mismo, uno de los poemas que se incluyen en el clásico Hojas de hierba. Según señalan los conocedores, pareciera una canción autobiográfica porque, de hecho, uno de los versos dice: “Tengo multitudes... soy un hombre de contradicciones / Soy un hombre de muchos estados de ánimo”.
Y hoy, 24 de mayo, Bob Dylan (registrado al nacer como Robert Allen Zimmerman) cumple años, 80 para ser específicos (Duluth, Minesota, Estados Unidos; 24 de mayo de 1941), y ese verso en particular resulta biográfico porque a pesar del paso del tiempo, el músico no ha perdido ese halo de misticismo que lo ha caracterizado desde siempre. Y ese don, porque en Dilan es un don, de ser un hombre de contradicciones y de muchos estados de ánimo.
Jacobo Celnik, periodista y autor de Bob Dylan: a las puertas del cielo, define al músico como un artista ambiguo, camaleónico, indescifrable, difícil de encasillar. “Un artista en el sentido completo de la palabra. Estoy seguro que una cosa es Bob Dylan y otra cosa es Robert Allen Zimmerman, el que va al supermercado a hacer las compras. Es un hombre común y corriente como cualquiera de nosotros. Es un tipo retraído, tímido, huraño... o por lo menos así se muestra públicamente. Pero sobre todo es fascinante”.
En la misma entrevista publicada por el The New York Times, el encierro por la pandemia apenas estaba empezando y el periodista le preguntó: “¿Piensas en esta pandemia en términos bíblicos, como una plaga que ha arrasado con las tierras?”, a lo que Dylan señaló que sin duda cree que es el precedente de algo que ocurrirá más tarde. “Es una invasión, desde luego, y es generalizada, ¿pero bíblica? ¿Quizá te refieres a algún tipo de alerta para que la gente se arrepienta de sus pecados? Eso implicaría que el destino del mundo es algún tipo de castigo divino. La arrogancia extrema puede tener consecuencias desastrosas. Quizá estamos en el principio de la destrucción. Hay muchísimas maneras en que podemos procesar el virus. Creo que solo debemos dejar que siga su curso”.
La entrevista, que fue descrita por muchos como rara, fue la primera que concedió después de cuatro años de no hablar con medios y después de un sorpresivo lanzamiento de su épica canción de 17 minutos Murder Most Foul, acerca del asesinato del presidente John F. Kennedy. Esta canción fue el preámbulo de su más reciente álbum, el cual sacó antes del lanzamiento de Rough and Rowdy Ways, su primer álbum de canciones originales desde Tempest, en 2012.
No es un poeta, no es
un abanderado de los derechos civiles, ni la voz política de una generación... Dylan es un gran compositor de canciones. Es el artista que le enseñó a todos los grandes
En la conversación, el periodista no dudó en concluir preguntándole sobre su salud, a lo que dijo: “La mente y el cuerpo van de la mano. Debe haber algún tipo de conciliación. Me gusta pensar que la mente es el espíritu, y el cuerpo, la sustancia. No tengo idea de cómo se integran esas dos cosas. Simplemente trato de continuar en línea recta y seguir adelante, tener el mismo nivel”. Y Dylan sigue adelante, “hoy, mañana y ayer también”, y siempre a pesar de que “las flores están muriendo como todas las cosas”.
Aunque en algunas de las letras de sus más recientes canciones advierte que el camino está llegando a su fin: “Va derecho al filo, al final”, Dylan ya es inmortal. Ya es un hito en la historia de la música universal. “Si en 100 años alguien tuviera que explicar qué fue lo más importante y grande de música popular del siglo XX, sin duda la historia estará atada a The Beatles y a Bob Dylan”, dice Celnik.
Más grande que el Nobel
Leonard Cohen sentenció cuando le dieron el Premio Nobel de Literatura a Dylan en el 2016: “Es un accidente positivo más en su vida porque Bob Dylan es más grande que el Premio Nobel de Literatura”.
“No es un poeta, no es un abanderado de los derechos civiles, ni la voz política de una generación... Dylan es un gran compositor de canciones. –Dice Celnik y complementa–
Es el artista que le enseñó a todos los grandes músicos y a todas las grandes bandas del siglo XX a componer canciones, les mostró el camino a seguir a través de una experimentación con el lenguaje, a través de la utilización de referentes, de referencias de la literatura, del antiguo testamento, del nuevo, de los griegos, de los poetas beat, de toda la tradición oral norteamericana. Es un juglar que ante todo supo leer su tiempo y supo entender los cambios que se avecinaban en el tiempo”.
En el discurso de ceremonia de premiación del Nobel de Literatura, el profesor Horace Engdahl, miembro de la Academia Sueca, dijo que en, sí mismo, no debería ser una sensación que un cantante/compositor reciba el Premio Nobel literario.
Explicó que en un pasado lejano, toda la poesía se cantaba o recitaba melodiosamente, los poetas eran rapsodas, bardos, trovadores; ‘lírica’ viene de ‘lira’. “Pero lo que hizo Bob Dylan no fue volver a los griegos ni a los provenzales. En cambio, se dedicó en cuerpo y alma a la música popular estadounidense del siglo XX, del tipo que se reproduce en estaciones de radio y discos de gramófono para gente común, blanca y negra: canciones de protesta, country, blues, rock antiguo, góspel, música convencional”.
Retratar el tiempo
Celnik no duda en señalar que a Dylan lo que primero lo hace especial es haber experimentado a lo largo de su carrera con las posibilidades del lenguaje para componer ante todo grandes canciones.
Dylan supo retratar su tiempo y detenerlo a través de sus canciones y de sus letras. “Es el gran testigo de la evolución de la historia contemporánea norteamericana, la ha sabido retratar con la música de fondo”. Y es que como concluye Celnik, parte de la grandeza de la música o del arte de Bob Dylan es que con música o sin música, “su mensaje funciona”.
Según explica Luis Fernando Algarra, profesor de Historia del Rock de la Universidad de la Sabana, Dylan lo que hizo es reformular tanto el rock como el country. “Los fusiona, le imprime al rock un componente mucho más country... Los artistas anteriores también tenían influencia del género, pero Bob Dylan es mucho más explícito en ese sentido”.
Además de eso, Dylan le da un giro al rock, pasa de ser un asunto frívolo, de ocasionar un ambiente de rebeldía o de simple oposición a los padres, a ser una voz de reflexión.
Muchos definen a Dylan como un rapsoda moderno, entre ellos está Marín, que además lo describe como el gran cantante del pueblo estadounidense: “Es un artista que dejó una marca muy visible en la cultura de la música”.
Por su parte, el profesor Algarra describe al músico como la persona que le aportó el mayor nivel de reflexión a una música que de por sí se caracterizaba por incitar a la rebeldía, “pero él puso las razones, puso a pensar a los jóvenes acerca de qué era lo que causaba ese inconformismo”.
Por otro lado, continúa Algarra, es importante aclarar que aunque a Dylan se le ha denominado como el gran cantante de protesta estadounidense, su intención nunca fue esa. “Él dice que nunca tuvo esa intención, pero lo que sí es cierto es que se convierte en la voz de la conciencia juvenil en los años 60, en una época muy convulsionada como la guerra de Vietnam”, explica el profesor.
Según Algarra, Dylan escuchó día y noche, probando el material en sus instrumentos, tratando de aprender. Pero cuando comenzó a escribir canciones similares, salieron de manera diferente. “En sus manos, el material cambió. Por lo que descubrió en reliquias y reliquias, en rimas banales e ingenio rápido, en maldiciones y oraciones piadosas, palabras dulces y bromas groseras, bañó el oro de la poesía, ya sea a propósito o por accidente, es irrelevante; toda creatividad comienza en la imitación”.
Para el periodista Alejandro Marín, el gran legado de Dylan fue haber hecho música con letras muy profundas... “es escribir bien, de forma muy superior a lo que los demás estaban escribiendo. Es un compositor muy berraco, porque su último álbum el año pasado sigue teniendo esa genialidad lírica. Su dominio del lenguaje es superior al de cualquier otro de sus contemporáneos. Y creo que no hay un letrista en la historia de la música estadounidense como Bob Dylan”.
Bruce Springsteen, músico de los años setenta, definía a Dylan de la siguiente manera: “Si Frank Sinatra puso la voz, Elvis puso el cuerpo y el baile, Bob Dylan puso la mente”.
El campo nunca se olvida
Sí, claro, a Bob Dylan lo hace muy especial su sensibilidad lírica, no por nada le entregaron el Nobel. Pero también desde lo musical hay un segundo valor que puede adjudicársele, según explica Marín, y es haber empuñado la causa de la música campesina estadounidense que había construido Woody Guthrie (14 de julio de 1912, Okemah, Oklahoma-3 de octubre de 1967) con un sentir muy político, y evolucionar esa música desde ese lado lírico.
“Si bien las canciones de Guthrie –gran influencia de Dylan– eran brillantes en su simpleza, alcanzaban al público campesino, y no iban más allá. El folclor, como en todas partes del mundo, por lo general, tiende a ser música del campo y cuando el campo empieza a ser reemplazado por la ciudad como entorno social, empieza a perder su relevancia y su notoriedad dentro de la sociedad en la que se formó”, señala Marín.
Dylan logró coger esa música campesina que hacía Guthrie, que ya estaba protestando a través de su arte, entre otras cosas, contra la apropiación de tierra en canciones como Your land is your land, y mejorar el discurso para aplicarlo a las ciudades.
“Eso transfiere el poder musical hacia las nuevas generaciones, que como cualquier nueva generación no está interesada en música vieja. Entonces, Dylan conectó a esa generación de él, de 18 a 25 años, con la música campesina. –Dice Marín–. La música de Guthrie le aportó desde la sensibilidad, la conciencia, y lo que hizo Dylan es que le aplicó literatura, le aplicó una brillante capacidad de verso y de construcción literaria de sus letras. Entonces lo que uno oye en las letras de Bob Dylan es en realidad literatura musical”.
“Aquel que no está ocupado naciendo, está ocupado muriendo”, It’s alright Ma (Está todo bien, ma, 1965.
SIMÓN GRANJA MATIAS
REDACCIÓN DOMINGO
TWITTER: @SIMONGRMA