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‘De momentos peores la humanidad se ha sobrepuesto’: Javier Sierra

El español hace una mirada histórica de las pandemias en la humanidad en 'El mensaje de Pandora'.

Javier Sierra (1971) es el único autor español cuyas novelas han llegado al ‘top ten’ de los más vendidos en Estados Unidos. Es director también de la serie de televisión ‘Otros mundos’.

Javier Sierra (1971) es el único autor español cuyas novelas han llegado al ‘top ten’ de los más vendidos en Estados Unidos. Es director también de la serie de televisión ‘Otros mundos’. Foto: Foto: cortesía Planeta

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“De alguna manera El mensaje de Pandora nació por la necesidad de explicarles a mis hijos y también a miles de lectores, qué clase de momento histórico nos estamos adentrando”, comenta el español Javier Sierra.
Desde muy joven, el escritor ha sido un apasionado de los misterios de la humanidad, la ciencia y la mitología, que comenzó estudiando y descifrando desde el periodismo.
Luego se dio cuenta de que la novela era terreno fértil para abordar estas temáticas de una manera más cautivante. Así dan cuenta libros como El maestro del Prado, por ejemplo, en el que Sierra desentraña una serie de enigmas alrededor de famosas obras que reposan en la pinacoteca madrileña.
Cuando comenzó la cuarentena, este nuevo libro “de urgencia” –como él lo define–, le reveló que muchos de los datos y libros que había leído en su vida, sobre diferentes temáticas científicas, podían por fin encausarse en El mensaje de Pandora.
“El oficio del escritor en tiempos críticos es el de contribuir a ordenar la realidad, a trasmitir esperanza y horizonte a sus lectores”, le comentó Sierra a un grupo de periodistas latinoamericanos, entre ellos EL TIEMPO, durante una charla virtual desde su residencia.
La estructura de la trama es una larga carta que una tía le escribe a su sobrina, en la que la que le traspasa un conocimiento esencial de la vida y la humanidad.
Y el epistolar es un género que encierra para el autor español, nacido en la población de Teruel en 1971, dos consideraciones particulares: una familiar y otra de método. “Yo soy hijo de cartero y crecí rodeado de cartas. Acompañaba a mi padre a los repartos, en la ciudad pequeña en la que vivíamos, y todo eso me adiestró para practicar ese género”.
De allí que todavía se considere un ávido escritor de cartas con sus amigos cercanos. Incluso, compra sus propias estampillas y hasta conserva todavía un apartado postal.
Pero por otro lado, para Sierra, antes de la aparición del correo electrónico, las cartas cumplían una función importante.
Era tiempo en el que escribíamos a mano nuestros mensajes más importantes y dedicábamos un tiempo de reflexión, antes de ponernos a escribir. Y muchas veces acompañábamos nuestros escritos con fotografías, con recortes de periódicos, con recuerdos, que le daban una dimensión casi tridimensional a aquello que queríamos trasmitir en la carta. Yo recuerdo todo ese espíritu y lo he convertido en una carta al futuro”.

¿Qué hay detrás del título?

Es un libro en el que trato de recuperar aquello de lo que el ‘Mito de Pandora’ dijo que se quedó encerrado dentro de la caja: la esperanza. Creo que siempre hay un horizonte por delante y este libro de alguna manera trata de recordarlo con un mensaje positivo, en tiempos tan complicados.

¿Qué sentimientos se le despertaron durante este extraño momento de la humanidad?

A medida que llegaban informaciones cada vez más pesimistas sobre el avance de la pandemia, me di cuenta que un autor debe reflejar el tiempo en el que vive y contribuir a interpretarlo. No quería cometer el mismo error que cometieron hace cien años durante la pandemia de la Gripe Española, en 1918, la mayoría de escritores internacionales de entonces. No vieron en la pandemia un motivo de reflexión literaria. Estoy pesando en Hemingway, John Dos os, Apollinaire, que llegó incluso a morir en Francia de la Gripe Española. Ninguno de ellos dedicó un solo renglón en sus novelas a ese fenómeno, porque consideraban que la pandemia de aquel tiempo era algo particular, del dominio privado. La única que se dio cuenta que la enfermedad debía ocupar un lugar importante en las reflexiones literarias fue Virginia Wolf, quien le dedicó un pequeño ensayo. Mi libro no habla tanto de la actualidad. Es un libro que podrá leerse en diez años perfectamente. Habla de las consecuencias y el impacto que tienen estas grandes enfermedades en la construcción de las civilizaciones.

¿Por qué un mito para hablar de este momento?

Yo llevaba muchos años leyendo sobre esto y tenía muchas notas tomadas y muchos libros marcados con datos como por ejemplo la influencia de las pandemias en las civilizaciones antiguas. Tenía libros marcados también sobre el origen de la vida y el enorme debate que hay sobre si ese origen fue terráqueo o cósmico, y si, por lo tanto, virus y bacterias se generaron solo en nuestro planeta o nos llovieron de otros lugares del universo. Y aunque eran materias que me interesaban, no había encontrado el momento ni el libro en el cual encajar todos esos intereses. Fue la pandemia lo que me hizo ver que hay una relación, entre todos ellos, y que podía expresarlos de una manera creativa, dentro de un texto literario.

¿Qué enseñanzas nos deja el pasado?

Desde el punto de vista de las grandes pandemias, mirar al pasado, no solo nos da información sobre cómo evolucionan estas situaciones, sino que también de alguna manera nos está diciendo que la humanidad lleva miles de años superándolas. Pensemos que las pandemias irrumpen por primera vez hace diez mil años, en el tiempo en el que la humanidad dejó de constituirse como una serie de poblaciones nómadas pequeñas de cazadores a ese momento en el que empezamos a cultivar y a domesticar animales. En ese momento comenzamos también a convivir con los virus que nos trasmitían esos animales. Sabemos que los peores ataques víricos que hemos sufrido son zoonóticos. Es decir, virus que vivían en entornos animales y que de repente saltan al entorno humano. Mirando eso, nos damos cuenta que en situaciones mucho más terribles que esta la humanidad siempre ha sabido sobreponerse y que la línea evolutiva de nuestra especie siempre ha sido ascendente. Por lo tanto, creo que hay suficientes razones históricas para pensar que vamos a salir bien de esta, aunque dejemos muchos muertos por detrás, que es por desgracia la consecuencia inevitable que traen este tipo de episodios.

¿Qué tanto cambiaremos los seres humanos?

Lo que nos ha traído como lección esta pandemia es el recordatorio de la muerte. Hemos construido una sociedad consumista, materialista, que siempre mira hacia delante, que rara vez mira hacia atrás. Lo que nos diferencia a la sociedad moderna de las antiguas es que nuestra línea de tiempo siempre es recta y no en círculo como era la de todos los pueblos del mundo antiguo, y eso nos ha hecho perder de vista que la naturaleza tiene un ciclo continuo de nacimiento y de muerte. Y que la muerte está presente y nos afecta. Y la pandemia nos ha obligado a otra reflexión. Ha habido muchísimas personas en todo el mundo que por culpa del covid-19 no ha podido ni siquiera despedirse de sus muertos. Eso ha creado un dolor tan profundo que ha obligado a muchos núcleos sociales a reflexionar por primera vez, en generaciones, sobre lo que significa la muerte. Y pensar en a muerte nos obliga a filosofar. Y aunque parezca contradictorio es quizás uno de los impulsos más creativos que ha tenido siempre nuestra especie. Las religiones, por ejemplo, y las grandes filosofías han nacido de esa reflexión.
Este momento nos obligó a pensar en la muerte. Aunque parezca contradictorio, la muerte es quizás uno de los impulsos más creativos que ha tenido siempre nuestra especie

Se dice que estas crisis llevan a grandes transformaciones…

Yo creo que este momento va a traer muchas transformaciones. Estamos viendo que la mayoría de los gobernantes que han tenido que enfrentarse a esta situación, han pecado de soberbia. Especialmente en lo que llamamos el “mundo desarrollado”. Pensaron que esto no iba a afectar a sus naciones y por lo tanto no tomaron las medidas oportunas. Creo que ahí pesó más el carácter capitalista de nuestros gobiernos y pesó muy poco el carácter humanista que deben tener los gobernantes en todos los tiempos. Así que uno de los cambios que yo vislumbro a futuro, quizás la próxima década, es la llegada de gobernantes que tengan más peso formativo en el humanismo. Si estos gobernantes hubieran leído más historia, probablemente se hubieran dado cuenta de cómo funcionan estos periodos.

¿En qué otras áreas vislumbra cambios?

Este tiempo también ha llegado en la era de las telecomunicaciones, que es algo inédito en la historia de la civilización. Nos ha hecho desarrollar nuestras capacidades de comunicación a distancia. Y eso afectará todos los órdenes, como el trabajo. En Europa ya se está hablando que uno 30 por ciento de los trabajos del mañana (que quiere decir de los próximos meses), van a ser por teletrabajo. Pero también va a afectar a la enseñanza. Un alumno que hoy tiene que atender clases forzado por las circunstancias de su colegio o universidad va a poder matricularse, dentro de unos años, en cualquier universidad del mundo, no importa donde viva. Por tanto, el a la educación va a estar menos sometido a los programas ideológicos, muchas veces de los países en los que viven, y van a ser más ciudadanos globales. Y todo eso traerá enormes consecuencias a futuro. Estamos en un período de cambio en nuestra civilización.

¿Cómo se logra tomar distancia de un hecho que está ocurriendo, a la hora de reflexionar del mismo?

Es verdad que un escritor necesita perspectiva para escribir sobre el momento presente. Y por eso, cuando yo decido escribir El mansaje de Pandora, no he hablado de la pandemia actual, más que en momentos puntuales dentro de ese monólogo entre una tía una sobrina. Lo que he hecho es buscar respuestas en momentos anteriores de la historia. En esa distancia que, efectivamente, el tiempo da y cuando, por ejemplo, me he acercado al momento de cuando ocurrió quizás la peor pandemia desde el punto de vista sociológico de la historia, que fue la Peste Negra europea, me di cuenta de que a lo que contribuyó esa peste fue a acabar con un modelo teocéntrico de la sociedad y a impulsar un modelo antropocéntrico. Se desplazaba a Dios, que solamente –desde la perspectiva medieval– transmitía castigos y se colocaba en el centro a un ser humano que podía aportar algunas respuestas. Qué ocurrió al hacer eso, pues se dio el desarrollo del humanismo, de la ciencia, en fin, el desarrollo de lo que hoy somos. ¿Qué nos traerá esta pandemia? A mí me gustaría que abandonáramos un poco el modelo antropocéntrico, que nos ha llevado a pasarnos y a convertirnos en unos depredadores del planeta (la naturaleza la vemos como recursos naturales y no como un lugar en el que habitamos) y debíamos desarrollar quizás un modelo más cosmocéntrico. Es decir, poner a la naturaleza en el centro, al cosmos, porque la naturaleza no se acaba en la estratosfera. Y con esa visión cambiaremos también nuestro propio camino como evolución, como especie.
CARLOS RESTREPO
EL TIEMPO

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